Hay bastante disparidad a la hora de escribir en español las palabras del yoga que derivan del sánscrito. En Yogaenred queremos unificar en lo posible las normas de estilo para la edición de los artículos de colaboradores y textos de agenda. Creemos que está siendo necesario aplicar definitivamente un criterio general (o casi) en la revista, si bien somos conscientes de que es un asunto interpretable, debido a su naturaleza compleja. Escribe YogaenRed.
Lo primero es enfatizar algo evidente, y es que YogaenRed no es una publicación académica o científica. Si lo fuera, nos decantaríamos por la transliteración del sánscrito con sus diacríticos y demás signos gráficos. Pero somos una revista divulgativa, y esto nos hace elegir para la edición de todos los textos dos criterios:
1/ escribir en español el vocabulario del yoga admitido como más popular por la RAE, acentuando aquellas palabras tal como se pronuncian en sánscrito y en su género original (ejemplo: el ásana o namasté);
y 2/transcribir de forma simplificada el resto de las palabras no tan populares, en cursiva pero sin diacríticos ni tildes de acentuación (ejemplo: dharana).
Os dejamos aquí algunas recomendaciones:
→ Del artículo ¿Cómo se dice: la asana o el ásana?, de Javier Ruiz Calderón
«Hay distintas maneras de transcribir los términos sánscritos. Por desgracia, la más extendida es dejar los términos tal como los escriben en inglés. Como en los libros en inglés leemos «the asana», los traductores —que no suelen saben nada de sánscrito— tienden a escribir «la asana», en femenino porque acaba en «a» o porque significa «postura», que es una palabra femenina; y sin acento escrito porque en inglés no hay acentos.
En realidad, ese término es un nombre neutro, y la regla es que los nombres masculinos o neutros se traduzcan en español en masculino, y los femeninos, en femenino. Respecto al acento: en sánscrito clásico no hay acentos, pero sí que hay vocales y sílabas breves y largas. La primera «a» de la palabra que nos ocupa es larga y las otras dos, breves; por eso, en el sistema técnico de transcripción del sánscrito se pone una rayita encima de la primera «a», así: «āsana». Sonaría algo parecido a «aasana». Fijaos que, si alargamos esa primera sílaba, suena como si la acentuáramos. Por eso, si no queremos usar la transcripción técnica del sánscrito, con signos diacríticos (puntitos y rayitas encima y debajo de las letras), al transcribir esa palabra en español deberíamos por lo menos poner acento en la primera sílaba, para que el lector supiera cómo habría que pronunciarla.
En resumen: hay tres formas de transcribir el sánscrito: 1) copiando la transcripción popular inglesa y poniendo el género al azar (la asana, el Bhagavad Gita, etc.); 2) usando signos diacríticos (el āsana, la Bhagavad Gītā); o 3) haciendo una transcripción popular españolizada (el ásana, la Bhágavad Guita).
La peor es la primera, porque nos condena a pronunciar y usar mal las palabras; la más precisa es la segunda; pero, si esta resulta demasiado técnica, por lo menos habría que intentar adaptar la forma de escribir las palabras del yoga a la pronunciación española. Claro, que para poder hacer eso habría que tener unos conocimientos mínimos de sánscrito…».
→ Del artículo ¿Qué errores cometemos más frecuentemente al usar los términos sánscritos del yoga?, de Javier Ruiz Calderón
«Lo más frecuente es cambiar el acento, el género, no aspirar la h, pronunciar s cuando debería ser sh, etc. Para aprender de una vez por todas a decir bien las palabras y los mantras, etc. en sánscrito basta con hacer un cursillo introductorio de 10-15 horas. Mientras tanto, se puede estudiar y consultar el Diccionario de yoga de Villegas y Pujol, que soluciona muchas de las dudas. Y, para que dejéis ya de cometer los errores más graves, pongo a continuación una lista de las palabras que peor se suelen decir, tal como habría que pronunciarlas (aproximadamente) en castellano y con su artículo, para que se vea bien el género. Recordad que siempre hay que pronunciar las letras h, j (¡atención!), sh y w como en inglés.
Aquí está la lista (podéis aprovechar para comprobar cómo lo habéis venido haciendo hasta ahora): el ahamkara, la ahimsa, el anáhata chakra, una árati, el héroe Árjuna, el ásana, el ásura, el buda Avalokitéshwara, la basti, la Bhágavad Guita, la bhakti, la bhástrika, el bráhmana, la buddhi, el chitta, la dhárana, la dhauti, el dhyana, la Gheranda Sámhita, los gunas, la Hatha(yoga) Pradípika, el dios Íshwara, el kárana sharira, los karméndriyas, los Káuravas, los koshas (ánnamaya, pránamaya, manómaya, vijñánamaya y anándamaya), el kapha (kap+ha, no «kafa», como en hindi), la káruna, la kriyá, el kúmbhaka, la Kúndalini, el Mahabhárata, el mádhyamaka, la mala (rosario), el mánana, el mándala, la mudra, las nadis (la idá, la píngala, la sushumna), el nadishódhana, la nauli, la neti, el nididhyásana, el níyama, los Pándavas, la páramita, la diosa Párvati, el sabio Patáñjali, la prajña, la prákriti, la puja, el púraka, el púrusha, el raja yoga, el Ramáyana, el demonio Rávana, el réchaka, el rupa, la sádhana, la diosa Saráswati, el shalabhásana, el shámatha, el shavásana, el shirsásana, el shrávana, el Shrímad Bhágavata Purana, la shúnyata, la siddhi, el trátaka, el Tripítaka, la ujjayi, la úpanishad, la vásana, el vedanta, el vínaya, la viparita-kárani mudra, la vipássana (en lengua pali), el yoga, la yoganidra, la yóguini.»
→ Del artículo Cómo escribir los términos del yoga, según Fundéu-RAE, de YogaenRed.
«1. El yoga, masculino y en minúscula
La voz yoga se escribe con minúscula por tratarse de un nombre común y figura en el diccionario académico como masculina (el yoga), aunque en ciertas zonas hispanohablantes no es inusual su empleo como femenino (la yoga). Como explica esa misma obra, su origen es el sánscrito yoga, que significa ‘unión, esfuerzo’.
2. Gurú y yogui
El término gurú se emplea para aludir al maestro que dirige a una persona o grupo de practicantes de yoga. Como plural de gurú son igualmente válidas las formas gurús y gurúes.
Por su parte, la forma yogui es común en cuanto al género (el yogui / la yogui), como señala el Diccionario. No obstante, entre quienes practican esta disciplina es frecuente referirse a las mujeres con la forma yoguini, que no es censurable. Ambas se escriben en minúsculas y sus plurales son yoguis y yoguinis.
3. Chacra o chakra, pero no chackra
Tanto chacra como chakra son grafías válidas para referirse a ‘cada uno de los centros de energía del cuerpo humano que rigen las funciones orgánicas, psíquicas y emotivas’. Se desaconseja en cambio la forma con ck (chackra). Es una palabra masculina: el chacra, no la chacra.
4. Namasté, mejor que námaste y namaste
Namasté es el saludo tradicional indio consistente en juntar las palmas de las manos delante del pecho. Cuando se saluda de este modo, suele pronunciarse como una palabra aguda. Por tanto, como transcripción del sánscrito, lo preferible es escribirla en redonda y con tilde: «¡Namasté!, 10 pasos para empezar a practicar yoga».
5. India o la India, formas válidas
La Ortografía señala que el uso del artículo es opcional en los nombres de muchos países y algunos continentes; por ejemplo, (la) India, país de origen de esta disciplina.
6. Automasaje y autopráctica, en una sola palabra
El elemento auto- funciona en estos casos como un prefijo con el significado de ‘por uno mismo’. Por ello, se recomienda escribirlo unido al sustantivo al que acompaña: automasaje y autopráctica.
7. Esterilla o tapete, mejor que mat
Tanto esterilla como tapete son preferibles al anglicismo mat cuando este alude a la pieza rectangular que se coloca en el suelo y sobre la que se realizan actividades físicas como el yoga.
8. Ramas y posturas
Las ramas del yoga se suelen transcribir al español y pueden, bien conservar aquellas grafías que son ajenas a nuestro sistema ortográfico y, por tanto, escribirse en cursiva o entre comillas («Entrevista con Susana Pascual, profesora de hatha yoga»), o bien adaptarse y usar la redonda («Prueba con hata yoga o con alguna actividad al aire libre para desconectarte»). Lo mismo sucede con las posturas, conocidas como asanas dentro de la jerga del yoga: «Beneficios de la virabhadrasana» o «La virabadrasana nos enseña a mantener el equilibrio y la estabilidad interna».
Se recuerda también que es posible emplear la traducción al español sin ningún tipo de resalte tipográfico: yoga del poder (hatha yoga) o postura del guerrero (virabhadrasana).
En todo caso, unas y otras se escriben con minúscula inicial».
→ Lo que dice el Diccionario del Yoga, de Laia Villegas y Óscar Pujol.
«(…) en el caso de textos con una finalidad muy divulgativa, podemos optar por un sistema de transliteración simplificado que resultará más fácil de leer. Bastará con dejar claro que seguimos ese criterio y aplicarlo regularmente. El sistema de transliteración simplificado puede ser el siguiente ⌈aquí se citan varios ejemplos como la sh, ch, etcétera⌋. Dado que este sistema pretende ser más claro y flexible, podría añadirse la -s final en el caso de los plurales y no sería necesario escribir las palabras en cursiva. Ahora bien es recomendable conservar la distinción entre vocales largas y cortas (las vocales largas se indican con una línea horizontal o macron en la parte superior: ā , ī, ū). Esto es fácil de hacer en el ordenador y además nos indica dónde hay que poner el acento de la palabra paréntesis por ejemplo, āsana el lugar de asana, mūla en lugar de mula, īshvara en lugar de ishvara)».
(Nota: por coherencia con lo expuesto, en esto último nos adherimos al criterio de acentuación con tilde de Ruiz Calderón para las palabras más conocidas o populares).
Sobre el uso de «mayúsculas de relevancia»
En cualquier caso y en cualquier texto, vamos a prescindir de la llamada «mayúscula de relevancia» (Amor, Presencia, Yoga, Mindfulness..), cuyo uso y abuso resulta muy subjetivo y fatigoso para el lector (sobre todo en temas relacionados con la espiritualidad), tal como recomienda evitar la RAE:
«(…) Ninguna de las mayúsculas de relevancia comentadas está justificada desde el punto de vista lingüístico, ya que recaen sobre nombres apelativos o comunes, con independencia de la valoración social o personal asociada a sus referentes. Esta mayúscula presenta además, en muchos casos, el inconveniente añadido de su carácter extremadamente subjetivo y de la consiguiente falta de consenso en el inventario de palabras que serían susceptibles de llevarla, lo que hace imposible su regularización ortográfica. Por lo tanto, se recomienda evitarla o, al menos, restringir al máximo su empleo, que en ningún caso debe convertirse en norma».
(Ver Funciones y uso de la mayúscula)
Nota final: YogaenRed se reserva el derecho a editar los textos con las normas de estilo comentadas, para lo que se llevarán las modificaciones oportunas si fuera necesario.