A los occidentales con frecuencia nos falta fe y constancia en la práctica de yoga, autodisciplina, y nos sobran cosas innecesarias que anteponemos a escuchar a nuestro corazón y espíritu. Apunta Upender Arya que quizás haya una enfermedad poco reconocida en nuestra sociedad, y es que somos vagos para cuidar nuestra salud física, mental o emocional, «y eso es un gran obstáculo para nuestro crecimiento en el camino del yoga». Entrevista Ana Ballesteros para YogaenRed.
Upender Arya lleva 20 años investigando sobre el yoga clásico de la India en Barcelona. Imparte clases en un estilo único de Kumbhak Yoga que incluye prácticas de control mental y respiración. En su niñez padeció bronquitis, asma, tifus y malaria, que superó gracias a la práctica del yoga. También es experto en medicina ayurvédica y ha integrado este poder curativo en la disciplina del yoga.
Pregunta: ¿Se siente más un terapeuta o un maestro de yoga?
Upender Arya: Yo me siento más un yogui al que le ha llegado la oportunidad de servir a través del Ayurveda, un yogi vaidya, que sería una persona que conecta la naturaleza con el ser humano. Y viene de mi maestro Joythinath, que es un yogui tradicional y también es un maestro de Ayurveda. Y eso es lo que practico, la combinación de ambas cosas. Porque he visto que tiene 86 años y está fuerte como un roble, con la mente súper despierta, una memoria que es capaz de retener toda la sabiduría del Ayurveda, con sensibilidad, conocimiento y una conciencia que está constantemente evolucionando. Con su vitalidad, no se percibe a una persona mayor.
P: ¿Qué le satisface más de su trabajo en su centro de yoga de Barcelona?
U. A.: La primera satisfacción es que puedo seguir con mi camino del yoga, no solo como práctica, sino como una investigación de todo el camino del yoga clásico. Es lo que más felicidad me da porque no es fácil seguir el camino clásico en el mundo occidental, donde el yoga se ha reducido solo a las asanas. Y la segunda satisfacción sería constatar cómo el Ayurveda ha llegado a mi vida como un apoyo más, para servir a mi propia salud y a las personas que se acercan al centro. El Ayurveda ha sido un súper complemento en mi vida y también para mis alumnos y aquellas personas que se acercan a visitarnos.
P. ¿Qué cree que es lo que motiva a una persona occidental a cambiar su estilo de vida y sus hábitos para seguir el camino del yogui?
U. A.: Todos estamos buscando la paz; estamos totalmente revueltos por el estrés diario al que nos enfrentamos y la confusión que hemos creado a nuestro alrededor. La realidad de nuestra vida es que todos buscamos paz de una forma u otra; amor de una forma u otra. Nadie puede decir que no busca la paz, que es un estado nuestro interior, tanto en Oriente como en Occidente. Algunos la buscan en relación con la comida, con el trabajo, con las relaciones íntimas… Pero la paz material no es constante. Una vez que la alcanzas, surge otro deseo. Necesitamos un camino claro que nos pueda ofrecer esta paz interior cada día. Y al relacionarnos con nosotros mismos, porque en general el ser humano vive con mucha inconsciencia o ignorancia sobre su existencia real. El yoga es el camino en el que uno puede conocer y desarrollar cada día su propia naturaleza, sin que esté contaminada por emociones, por lo psíquico o por situaciones vitales.
P: ¿Cómo se motiva a alguien a practicar yoga en un entorno social como el actual, de híperestimulación y muchas ofertas deportivas, de ocio, salud?
U. A.: Es fundamental conocer la diferencia entre practicar yoga y deporte antes de elegir practicar yoga. Los deportes aportan el trabajo físico, y está muy bien porque quemamos calorías, generamos masa muscular, mejoramos la circulación y fortalecemos el cuerpo. En cambio, el yoga ofrece el trabajo físico, un control físico, a través de las posturas; también un control psicoemocional y el reconocimiento de uno mismo a nivel espiritual. El yoga es una práctica en estos tres niveles. Ningún otro deporte ofrece esta posibilidad.
Pero podemos practicar yoga y también otros deportes. Por ejemplo, puedes irte a correr o a una caminar una hora y cuando empieces a sudar te sientas cómodamente y empiezas directamente con el pranayama, la práctica con la respiración, que te ayudará a interiorizar la conciencia y relacionarte con la parte sutil. No hace falta desgastar más el cuerpo con asanas o posturas porque el deporte ya ha estimulado los srotas, todos los canales circulatorios del cuerpo, y ya estamos preparados para respirar o meditar, hacer las prácticas en niveles más sutiles. Todos los deportistas pueden practicar después de su deporte pranayamas, meditación y, si quieren profundizar más, mantra yoga o leer filosofía.
P: ¿Cuál diría que es el principal contraste entre dar clase en un entorno indio y otro europeo? ¿Qué pueden aprender unos alumnos de otros?
U. A.: En el entorno indio la práctica de yoga puede empezar desde el comienzo como práctica espiritual, porque entendemos a nivel subconsciente el significado real del yoga. Esto no se aplica al mundo moderno indio, que empieza a copiar la gimnasia occidental en el yoga.
En Occidente entendemos todo intelectualmente, tanto las asanas, como los pranayamas, los mudras y las prácticas místicas del yoga. El alumno indio puede aprender de esta parte de analizar las prácticas de yoga, por qué hace cada cosa, y no solo seguir ciegamente. Y el occidental puede aprender a tener la fe y la constancia en la práctica de yoga, que a veces es lo que falta aquí.
P: ¿Es posible llegar a una comprensión profunda del yoga cuando se ha nacido con un marco mental occidental? A veces tengo la sensación de que el papel que juega la cultura india en la práctica del yoga se infravalora en Occidente.
U. A.: El yoga no depende de Oriente u Uccidente; el yoga es un estado de la conciencia. Lo único es que la búsqueda tiene que ser auténtica y verdadera, y ser sincero contigo mismo cuando busques. Si tienes la gracia de encontrar a un verdadero maestro en tu vida, no podemos diferenciar entre el marco indio y el occidental porque la conciencia es omnipresente, es la misma. Pero un maestro necesita un discípulo auténtico.
P: ¿Qué es lo que más le ha costado aceptar en cuanto a concesiones al alumno a la hora de dar clase en Barcelona?
U. A.: La autodisciplina, falta autodisciplina. Quizás haya una enfermedad poco reconocida en nuestra sociedad y es que somos vagos en relación a nuestra salud física, mental o emocional, y eso es un gran obstáculo para nuestro crecimiento en el camino del yoga. Para la autorrealización necesitamos una disciplina de acero.
P: ¿Cómo podemos cultivar esa autodisciplina?
U. A.: Cambiando nuestro orden de prioridades. El problema básico es a qué damos prioridad. Somos disciplinados para ir a trabajar e intentar cumplir nuestros deseos. Pero el deseo de tener una salud a nivel físico, psicoemocional y espiritual requiere darle el mismo tipo de prioridad. Hemos aparcado muy lejos el camino espiritual y nuestra prioridad ahora mismo es material y de búsqueda de placer. Nuestra prioridad no es la experiencia espiritual, sino mantener el físico lo más joven posible y a eso sí que aplicamos la disciplina. Pero el camino espiritual se ha quedado relegado. No queremos escuchar al corazón, nuestra alma.
P: ¿Cuál sería en su opinión el error de percepción de la mayoría de la gente que se acercan al yoga?
U. A.: Nosotros nos acercamos al yoga buscando salud física o mental. Tenemos problemas físicos, fisiológicos, dolores o desequilibrios psicoemocionales. En el yoga buscamos equilibrar esos desequilibrios, lo cual está muy bien; pero una clase de yoga, en la que realizamos tantas posturas, no tenemos que reducirla solo al nivel físico. El objetivo del yoga es reducir las fluctuaciones de la mente (samadhi) y aunar la conciencia para poder usarla en las acciones cotidianas. Percibir el mundo tal como es, pero no a través de nuestros desequilibrios. Tener ese viveka, ese discernimiento, de separar lo correcto de lo incorrecto; sería el típico ejemplo de no confundir una cuerda con una serpiente. Eso es lo que hace la ignorancia. Es un objetivo práctico que puede transformarte para que tu vida sea más luminosa, en lugar de llevar vidas confusas a causa de la ignorancia.
P: ¿Qué es lo más valioso que le ha aportado su camino del yoga?
U. A.: Para empezar me ha aportado la vida porque a los ocho años empecé a tener ataques de asma y por eso empecé seriamente con la práctica de yoga a los 14 años. Nunca más he vuelto a tener asma y vi muy claramente que esta era la herramienta para mantener mi salud. Y decidí practicarla el resto de mi vida y, si puedo, compartirla. Y hace unos 8 años me di cuenta de que había elegido mi dharma (el propósito de mi vida). Y, aunque el yoga me aportó salud física, mental, conciencia, en todos sus aspectos, y el conocimiento correcto, los maestros, lo que más me ha dado el yoga es el propósito de esta vida, que es servir a los demás, y eso es una vida bien vivida dirigida a la autorrealización. Es la oportunidad que me ha dado la vida de poder conocerme a mí mismo.
Contacto Upender Arya: Centro Ayurveda Yoga Barcelona Rambla de Catalunya, 100 – Barcelona
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Ana Ballesteros es periodista y asesora de comunicación en la ONG Embracing The World