Queremos transformarnos –si a ello aspiramos– para mejorar, hallar equilibrio y paz interior, desarrollar lucidez y compasión, conseguir una mente clara y un corazón tierno. Pero del mismo modo, recurriendo al antiguo símil de que no basta con pronunciar la palabra «luz» para que la lámpara se encienda, así no basta con solo desearlo para que se produzca un hondo y beneficioso cambio en nuestra psique, que dé por resultado armonía y bienestar. Escribe Ramiro Calle.
Es necesario poner los medios, es decir, seguir una estrategia que permita que el noble propósito se convierta en una realidad y no se quede en una sola idea que no fructifica.
En esa estrategia incluyo desde el trabajo consciente sobre el cuerpo, para sosegar y encauzar la mente, hasta la meditación, la autoobservación para conocerse y saber qué modificar, y tantas otras prácticas que forman parte de lo que denominamos en el yoga sadhana o adiestramiento espiritual, una disciplina que viene de siglos atrás y que nos ayuda a ir cambiando los modelos de pensamiento que crean inútil sufrimiento, cultivando la claridad mental y favoreciendo una acción más diestra.
También es necesario el discernimiento menos condicionado y la vigilancia de la mente, la palabra y los actos, así como la de las reacciones egocéntricas para irlas debilitando y superando. Esta estrategia es el denominado trabajo interior o sobre uno mismo, que se propone sacar lo mejor de nosotros mismos e ir erradicando lo más nocivo.
No es fácil mutar viejos patrones que nos encadenan, limitan e incluso corrompen, pero para ayudarnos en la larga marcha de la autorrealización, surgieron, desde muy antaño, enseñanzas y métodos al respecto, que han configurado una sabiduría perenne y adogmática que debemos valorar y aprovechar. Como eje de esta sabiduría perenne está el auténtico yoga, el más antiguo método de evolución consciente de la Humanidad, ya bien conocido y ejercitado por los sumerios y los rávidas y con al menos seis milenios de edad.
Desde la más remota antigüedad, y por fortuna, nunca ha dejado de fluir en todas las épocas y latitudes ese río de sabiduría perenne, que nos otorga enseñanzas y métodos para poder superar la ignorancia básica de la mente, de la que se derivan ofuscación, avidez y odio, o sea, sufrimiento propio y ajeno. Pero, recurriendo a un antiguo símil, de la misma manera que en el bloque de mármol ya está en potencia la escultura pero hay que esculpirla, así en todos nosotros puede alumbrar una simiente de sabiduría y compasión, pero para ello hay que llevar a cabo el trabajo sobre nosotros mismos, que requiere esfuerzo y debe incluir el triple entrenamiento: el ético (virtud), el mental (meditación) y el de despliegue del entendimiento correcto o conocimiento puro.
Ramiro Calle es pionero de la enseñanza del yoga en España, disciplina que imparte desde hace más de 30 años en el centro de Yoga Y Orientalismo «Shadak». Es el más importante escritor orientalista de este país y uno de los más importantes de toda Europa. Autor de numerosas obras, ha estudiado en profundidad los efectos terapéuticos de las psicologias orientales y de los aportes de la meditación al psicoanálisis, la psicoterapia y la neurociencia. Ver su canal en Youtube.
Todos sus libros en la Biblioteca Ramiro Calle de Editorial Mandala:
https://www.mandalaediciones.com/autores/ramiro-calle.asp