Las cualidades divinas que el ser humano debe practicar (I)

2023-10-05

El ser humano es divino, humano y animal. Y esta proporción todos/as la podemos modificar con nuestra acción de pensamiento, palabra y corporal para practicar las cualidades divinas. La práctica sincera de esas cualidades como ser humano te lleva a reconocer tu verdadero Ser. Escribe David Rodrigo.

En la Bhagavad Guita, 16.1-3 Krishna dijo:
“Ausencia de miedo, pureza de mente, persistencia en el Conocimiento y en el Yoga, ofrecer donaciones y control de los órganos externos, rituales, estudio de las escrituras y de uno mismo, franqueza y sencillez.
No hacer daño, veracidad, ausencia de enfado, renuncia, control del órgano interno, ausencia de calumniar, compasión con todos los seres, no avaricia, amabilidad, modestia, ausencia de intranquilidad.
Vigor, perdonar, fortaleza, pureza, ausencia de odio, de malicia y de arrogancia – Oh descendiente de Bharata, estas son las cualidades de quien ha nacido para tener una naturaleza divina.” 

 ¿Para qué practicar estas cualidades?

 El ser humano es divino, humano y animal; cada uno en distinta proporción. Y esta proporción todos/as la podemos modificar con nuestra acción de pensamiento, palabra y corporal; con nuestros hábitos.

Todo lo creado –lo cambiante, el universo entero y tu cuerpo-mente– está compuesto por una combinación cambiante de tres cualidades ‘gunas’ de la Naturaleza primordial:

  • Sattva: felicidad, luz, paz
  • Rajas: dolor, apego, lucha
  • Tamas: confusión, pereza, inercia

Incrementar las cualidades divinas o sáttvicas –felicidad, luz y paz– nos lleva a la liberación ‘moksha’: Liberarse de la causa misma del dolor y la limitación (por tiempo, espacio, causalidad), que es la ignorancia natural (imaginada por todo lo nacido) de tu verdadero Ser y de la Realidad.

Si no practicamos las cualidades sáttvicas, alimentamos en su lugar las cualidades opuestas, las malvadas (rajásicas –de dolor y apego– y tamásicas –de confusión y pereza), que nos llevan a la limitación, a la esclavitud, al dolor y al mal.

Por tanto, tenemos que practicar las cualidades divinas para así ir deshaciéndonos del predominio de las otras dos, que siempre existirán en nuestro cuerpo-mente, pero no mandarán sobre nosotros, sino que las tendremos controladas, a nuestro servicio.

Solo así podemos utilizar correctamente todas nuestras poderosas herramientas como seres humanos (cuerpo-mente-corazón) y dejar de alimentar los obstáculos con los que todos partimos en distinta proporción y formas (impresiones mentales limitantes, de dolor, miedo, confusión y apegos, consecuencia de nuestras acciones pasadas), que disipan nuestra energía y nos roban poder, valentía, fuerza de voluntad, determinación, claridad y amor. Podremos así superar y transformar esos obstáculos y nos reconoceremos capaces de conocer y experimentar directamente todas las dimensiones de uno mismo/a y de la vida.

Esto es la única forma de tener éxito real –tanto en el mundo exterior como en el interior– hasta lograr el objetivo último de la vida: saber quién eres en verdad. Porque tu propio Ser es la Existencia una, sin nacimiento, cambio ni muerte; la Consciencia pura; la Felicidad ilimitada.

Tu Ser es la Existencia donde tu cuerpo-mente, tus acciones, relaciones y experiencias, y el universo entero, pasado, presente y futuro, visto y no visto (mundo de los dioses, espíritus, demonios…) aparece, se vive y desaparece, sin generar jamás ningún cambio en la plenitud de Ser, sin ninguna otra existencia más que la del Ser.

Y el Ser es autoluminoso, se conoce a sí mismo directamente. Y tú eres Eso. Cada pensamiento, emoción, sensación, percepción, memoria, acción, experiencia que tienes es siempre la misma Consciencia que aparece como asumiendo formas de sujeto (tu mente, tu individuo) y de objetos (el universo).

La práctica sincera de tus cualidades divinas como ser humano te lleva a reconocer tu verdadero Ser, que es la Verdad una, inmutable, omnipresente y libre de tiempo, espacio y causalidad, donde sucede todo cuanto sucede e imaginas; la Verdad de todo cuanto ves y de lo que no ves, del universo entero y de su causa, de todo movimiento, aparecer y desaparecer.

(La parte final de este artículo: ‘La práctica de las cualidades divinas del ser humano’, se publicará la próxima semana)

David Rodrigo, maestro de Advaita Vedanta y Meditación

Estudió y vivió las escrituras originales en sánscrito de Yoga y Vedanta en la tradición del Advaita Vedanta (no dualidad) con su maestro  Dravidacharya Sri Ramakrishnan Swamiji (Shastra Nethralaya Ashram) y la práctica del Yoga Meditación en la tradición de los yoguis del Himalaya con Swami Veda Bharati (Ashram Swami Rama Sadhaka Grama), en Rishikesh, India (2008-14).
Empezó a enseñar el conocimiento y la práctica de estas escrituras y de la meditación en Rishikesh (Ashram Swami Rama Sadhaka Grama). Desde entonces comparte esta enseñanza que lleva a la autotransformación para hacer brillar todo tu potencial y coger las riendas de tu vida y al conocimiento del Ser, fuente de vida, consciencia, libertad y plenitud.

Próximos cursos:
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