En la práctica de asana y vinyasa hablamos siempre de práctica consciente. Es una de las diferencias más evidentes entre el yoga y cualquier disciplina física. Se trata de un viaje que el cuerpo se propone a sí mismo para explorar un tipo de alineamiento que va mucho más allá de la postura física o del movimiento. Es el viaje que permite la conexión entre el propio cuerpo, la mente y el espíritu. Escribe Mayte Criado.
Claro que hay un alineamiento del cuerpo en relación con la gravedad y el espacio. La columna vertebral, que para el yoga es el canal central de la energía (sushumna nadi), requiere constantemente el respeto a sus curvas naturales y atención al fortalecimiento de la musculatura que hace posible que las posturas y los movimientos no ejerzan presión en sus discos intervertebrales. Cuando el cuerpo se alinea en este sentido, la energía fluye sin obstáculos y se facilita la conexión que se busca. No solo evitamos un daño físico, sino que mejoramos en fortaleza y salud.
Para que la columna vertebral obtenga alineamiento, es fundamental contar con una buena base. La base son los pilares que conforman los pies y las piernas. Y si vamos más allá de lo puramente estructural, nos encontraremos con la respiración que, en la práctica de yoga, es la directora de la orquesta corporal, mental y espiritual. La respiración colabora directamente con el alineamiento convirtiéndolo en un proceso liberador y vital. Liberador de presiones, de bloqueos, de cierres y de inestabilidad. Vital porque se relaciona directamente con lo vivo del cuerpo. En los Programas de Formación de Profesores/as de Yoga de la Escuela Internacional de Yoga, dedicamos mucho contenido y tiempo a hablar de liberación. Liberación, en el contexto de la práctica del yoga, hace referencia a un proceso sensible y expansivo, que abre, que renueva y que deja que algo se mueva y se transforme en los espacios que crea. Respirar en yoga no es solo tomar aire sino crear esos espacios. El alineamiento en ásana se obtiene a partir de esta suerte de percepción más enfocada en descubrir que en ejecutar. ¿Cuántas veces no hemos escuchado que el yoga es un camino de liberación? Para los practicantes de Hatha Yoga (el yoga que trabaja con el cuerpo) la liberación comienza en el cuerpo.
Este posible alineamiento del cuerpo es un puente que conecta la conciencia física con la introspección. Es decir, con todo eso que puede incluirse en lo que llamamos “nuestro interior”. Nuestro interior también comienza en la percepción de lo que sentimos. En yoga es fundamental entender que lo que sentimos también puede estar condicionado, atascado o malherido. El desarrollo de la conciencia sensorial consiste precisamente en sumergirnos en un estado de presencia ideal para crear ese espacio de interiorización, que permite que surjan profundas reflexiones para evidenciar esa información y descondicionarla. El Hatha Yoga que propone el profesorado de la Escuela Internacional está basado en estas claves fundamentales.
El poder del alineamiento en asana
Cuando trabajamos y practicamos con el cuerpo para obtener alineamiento, estamos despertando la conciencia sensorial, estamos explorando sobre nosotros mismos y también estamos fortaleciendo nuestra capacidad propioceptiva. Al sentir y ajustar las posturas, desarrollamos una mayor percepción. Vamos desde dentro hacia fuera. Terminamos relacionándonos con el entorno y la realidad que ocupamos con el cuerpo. Esto no solo mejora la práctica del yoga, sino que también aumenta nuestra conciencia corporal, emocional, mental y espiritual en la vida diaria. El asana puede convertirse casi en una metáfora de la vida ya que propone la búsqueda del alineamiento en conexión con la información que encontramos sobre nosotros mismos; nos deja saborear el equilibrio y la armonía. Es un encuentro que ajusta irremediablemente el asana, pero también nuestras acciones y decisiones en la vida. El alineamiento se convierte en una alegoría poderosa para vivir conscientemente. El yoga se convierte en un faro que ilumina el camino hacia la autorreflexión y la comprensión interna.
Más allá de las posturas físicas, el alineamiento se entrelaza con nuestra capacidad de sentir y entender el cuerpo que habitamos desde lo profundo hacia lo externo. Cuando estamos hablando de despertar la conciencia sensorial me estoy refiriendo justo a esa capacidad de percibir las sensaciones internas del cuerpo, lo profundo, que a su vez viaja de la mano, principalmente, de la respiración. A medida que ajustamos las posturas o buscamos la fluidez del movimiento relacionándonos con la posibilidad de estar alineados, nos volvemos más conscientes de las sutilezas de las sensaciones internas y de lo que la respiración aflora sobre nosotros. Esto nos permite profundizar en la comprensión de cómo responde nuestro cuerpo a diferentes situaciones.
La interiorización a través del alineamiento y la interocepción
Esta conciencia de lo profundo que se expresa en el asana y en el movimiento (vinyasa) y que procede de nuestro “interior”, actúa como aliada en el viaje introspectivo (la meditación). El alineamiento, en este sentido yóguico, nos sintoniza y nos invita a cultivar una presencia despierta en nuestras experiencias internas. Explorar el mundo interior de sensaciones, emociones y pensamientos a través de asana y vinyasa es una puerta abierta a una forma más profunda y significativa de entender la práctica física y la obtención del alineamiento como fuente de conexión. Al afinar la interocepción, mejoramos nuestra capacidad de escuchar y responder a las señales del cuerpo en la realidad de la vida.
El enfoque técnico correcto en cada postura podría dejar de existir si cultivamos una forma de practicar conectada. La base técnica sería el resultado de explorar y liberar los bloqueos, lo “apretado” dentro de nosotros, lo cerrado e inerte para obtener respeto, movimiento y espacio. Si practicamos buscando el alineamiento que dibuja y expresa todo nuestro ser, seguramente podremos encontrar y aplicar la técnica o la manera de alinear la columna, estabilizar la pelvis, recuperar los espacios en la base del cuello, respirar de forma natural, abrir el esternón y liberar la energía.
Mayte Criado es directora de la Formación de Profesores/as de la Escuela Internacional de Yoga.
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