El Dhyana mudra es el mudra de la meditación, de la concentración y del logro de la perfección espiritual. Se prescribe generalmente a los estudiantes para aumentar la capacidad de enfoque, como ejercicio de concentración. Indica el equilibrio perfecto entre el pensamiento y el resto de los sentidos, y la tranquilidad.
Las dos manos descansan sobre el regazo adoptando la forma de cuencos: la mano derecha encima de la izquierda mientras los pulgares se tocan. Las manos y los brazos forman un círculo de energía cerrado, que también se corresponde con la posición de las piernas en la postura sentada de meditación.
Esta es la postura clásica para la meditación y la adoptamos cuando meditamos sin un objetivo concreto. Sentados, observando la respiración sin más, estamos pasivos y permitimos a lo divino actuar en nosotros y por nosotros. Sé que la divinidad sólo quiere lo mejor para mí y que, si yo lo permito, me ayudará en todo momento y en todo lugar. «Hágase tu voluntad» es una expresión de profunda felicidad.
Las dos manos, que forman un cuenco, ponen de manifiesto que el propio interior está libre, limpio y vacío para poder recibir cuanto sea necesario en el camino espiritual. Y como en el universo no hay ningún espacio vacío (todo lo que nos parece «vacío» está lleno de energía de la materia sutil), este vacío se llenará de energía nueva; nuestros pensamientos y emociones determinarán la calidad. Por eso es tan importante que antes se haya realizado un buen trabajo de reconciliación y se viva en paz con todo.
También puede compararse al hecho de estar en silencio junto a nuestro mejor amigo o amiga. No es necesario decir nada, no hay ningún deseo, porque sabemos que ya se ha dicho todo cuanto había que decir. Se siente la unión y eso basta.
En la meditación clásica, al practicar este mudra se «piensa» en el vacío, es decir, no se piensa en nada. Dada su dificultad, existe una segunda versión: se dirige la atención a la propia respiración, todos los sentidos están centrados en la respiración. Esto es más factible, aunque también puede resultar difícil si tus pensamientos se apartan con demasiada frecuencia de la respiración o incluso notas cierta tendencia a cavilaciones negativas.