Los peregrinajes forman parte de las tradiciones espirituales: el de la Meca, Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela o a multitud de lugares santos en India (Himalayas, Puri, Varanasi y un largo etcétera). Un peregrinaje es un viaje espiritual. Un viaje tanto externo como interno, pues a la vez que uno pasa por la geografía y cultura de los distintos lugares y pueblos, también pasa por su propia geografía interior. Escribe Eva Prema.
Los viajes “ordinarios” traen un cambio de escenario; los peregrinajes han de traer una renovación interior, un refrescarnos y acercarnos a nuestra esencia, para luego volver a nuestro día a día con más serenidad, contento y energía renovada. La peregrinación es una alegoría de nuestro propio peregrinaje durante la vida en la Tierra. Un retorno a nuestro hogar, a nuestro Ser. Retornar a un lugar en nuestro interior donde conectamos con todo el cosmos, y experimentamos paz, plenitud y unión.
Un viaje sin un fin o una meta concretos, o a veces, con propósitos claros. Un viaje emprendido no por deber o necesidad, sino por un deseo interior apasionado, un viaje hacia lo desconocido, un viaje que es esencialmente un viaje interior hacia el verdadero yo. Un viaje que nadie puede andar por ti.
El significado del Camino de Santiago en mi vida
A los 15 años hice mi primer camino de Santiago con mis padres y hermano. Mis padres estaban buscando una manera de ayudarme a dejar la adicción a los porros. Este peregrinaje, el primero de muchos que siguieron, me reconectó con la luminosidad de la vida. Volví a sentir en mÍ y a percibir en la creación, la luz, la alegría, la bondad y las cualidades positivas que habían estado apagadas durante el último año de mi vida. Externamente se notó dejando de vestir únicamente ropa negra y empezando a usar otros colores. Internamente se manifestó con un volver a abrazar la vida y querer disfrutarla. Había vivido una peregrinación de la oscuridad a la luz.
Durante los siguientes años hicimos cuatro peregrinajes más con mis padres (trozos de distintos caminos de Santiago). Cada uno tenía su belleza y excepcionalidad, aunque externamente la rutina era muy parecida: caminar, comer, lavar ropa y lavar el cuerpo, dormir y descansar, y vuelta a empezar. Conocer gente, lugares, comidas, paisajes distintos. Tanto me fascinaron los peregrinajes que cuando cumplí 18 años hice el primero sola, y al año siguiente otro. Fueron experiencias maravillosas de encuentro conmigo misma, y de libertad.
En estos últimos peregrinajes ya había sumado a la lista sencilla de actividades diarias, la práctica de yoga asanas y algo de meditación. Fue después de diez años, cuando ya tenía 30, que volví a hacer una peregrinación a Santiago de Compostela. Llevaba seis años viviendo en el sur de la India, en el ashram de Amma. El mundo estaba viviendo la llamada pandemia del covid-19, la gente aislada en sus casas y lugares de trabajo. Yo me encontraba haciendo una cuarentena porque había tenido que ir a Mumbai a renovar mi pasaporte y al regreso al ashram teníamos que hacer unos días de aislamiento.
En ese momento de soledad y tiempo de conexión interior viví un momento muy mágico. Un mediodía, tumbada en la cama leyendo la biografía de Swami Vivekananda, una oración sincera brotó de mi corazón. Sentí en mi propia piel el sufrimiento de millones de personas en el mundo, posiblemente como Swami sintió cuando peregrinó por toda India. Sentí un potente anhelo de no desperdiciar mi vida en absoluto. De entregarla, como una ofrenda a Dios y a la humanidad. Así, orando con lágrimas en los ojos, pidiendo a mi gurú que no me dejara desperdiciar la vida que me había sido dada, y que esta fuera una ofrenda a todos los seres, pasé un buen rato.
Este rezo, que se repite en muchas ocasiones, dejó una impresión muy fuerte en mi interior, y esa misma noche, mientras hacia la sadhana nocturna, tuve una visualización: un grupo de personas peregrinando en el Camino de Santiago, haciendo prácticas espirituales y viviendo un retiro precioso en conexión con la naturaleza, las personas y consigo mismo. Era un peregrinaje, visto como un retorno al corazón, a vivir una vida sencilla en amor y veneración hacia toda forma de vida. Y gracias a esta visualización y al esfuerzo de un gran número de personas, en verano del 2021 hicimos tres peregrinaciones: el Camino del Norte, el Camino Primitivo y el Camino a Finisterre. Fue algo apoteósico en todos los sentidos: apoteósico el trabajo que implicó, la transformación que experimentamos en el preperegrinaje, en el peregrinaje en sí y en el posperegrinaje.
Todavía vienen muchas experiencias a mi que me brindan aprendizajes de lo vivido, pues fueron dos meses de caminar en grupo y de abrir el corazón. Y pasaron muchas cosas. Cada día practicamos momentos de silencio, recitación de mantras, meditación, yoga asanas y kirtan. Muchos días hubo círculos de palabra, charlas, masajes, baile y otras actividades. Fue precioso, con muchos retos, desafíos y momentos de limar las asperezas propias. Todos, de una forma u otra, vivimos el florecer de nuestro corazón. Gracias al poder de la peregrinación, al poder del grupo, al poder de la práctica espiritual y de las enseñanzas, a la intención personal y a la presencia divina.
¿Y ahora, peregrinar solo o en grupo?
Hoy recibí un mensaje de una persona felicitándome por el video del peregrinaje y por volver a realizar esta bella iniciativa. Y me comentaba que él ya había hecho una parte del camino, y la había hecho solo, pues así sentía que se tenía que hacer una peregrinación. Su mensaje me llevó a las palabras que Buda había pronunciado sobre cuál es la mejor manera de vivir solo:
«Bhikkhus, voy a explicar qué es la verdadera autosuficiencia y cuál es la mejor manera de vivir solo. Una persona autosuficiente es una persona que habita en la atención plena. Es consciente de lo que ocurre en el momento presente, de lo que ocurre en su cuerpo, sentimientos, mente y objetos mentales. Sabe mirar profundamente las cosas en el momento presente. No persigue el pasado ni se pierde en el futuro, porque el pasado ya no existe y el futuro aún no ha llegado. La vida sólo puede transcurrir en el momento presente. Si perdemos el momento presente, perdemos la vida. Esta es la mejor manera de vivir solo.
«Bhikkhus, volved al momento presente para estar en contacto directo con la vida y ver la vida profundamente. Si no puedes entrar en contacto directo con la vida, no puedes ver profundamente. La atención plena te permite volver al momento presente. Pero si estás esclavizado por los deseos y la ansiedad sobre lo que ocurre en el presente, perderás la atención plena y no estarás verdaderamente presente en la vida.
«Bhikkhus, quien realmente sabe estar solo, habita en el momento presente, aunque esté sentado en medio de una multitud. Si una persona sentada a solas en medio de un bosque no está atenta, si está atormentada por el pasado y el futuro, no está verdaderamente sola.» (Thich Nhat Hanh. (1987). Old Path White Clouds. Parallax Press).
Poco tienen que ver las palabra del Buda con el concepto que la mayoría tenemos sobre que es estar solo: aprender a estar con uno mismo, presentes en el instante, en cualquier situación, en cualquier lugar.
Asimismo, el concepto de sangha, la compañía con la que nos rodeamos, la comunidad con la que practicamos el camino de la Liberación y del Despertar, es clave a la hora de seguir una senda espiritual. Cuando queremos profundizar en las prácticas, en el entendimiento de uno mismo y del mundo, la sangha ofrece un soporte y una guía espiritual de un valor único. La práctica individual es una pieza clave, y la práctica con personas con intereses afines es la otra pieza del puzle. Nos va a reforzar, refrescar, motivar y ayudar a ganar profundidad.
¿En qué nos enfocaremos en este retiro en peregrinación?
Peregrinar ya es un acto que va a tener un efecto restaurador y purificador en nuestro interior. Caminar durante varias horas cada día, en la naturaleza o en entornos rurales, va a hacer maravillas. Vivir de forma sencilla, también. No quiere decir que todo va a ser de color de rosas; va a haber retos y desafíos para cada uno de nosotros, pero si mantenemos una actitud abierta y relajada, amorosa y grata, recibiremos muchas gemas a lo largo de la peregrinación.
Lo especial de esta peregrinación es que además es un retiro. Durante la primera semana, nos centraremos en vivir en el presente o vivir con presencia. Habitar el cuerpo y sus sensaciones. Habitar en la respiración y en su ritmo. Habitar la mente y sus pensamientos. Habitar en la naturaleza y en el mundo que nos rodea. Naturalmente, experimentaremos un proceso de observación, contemplación, comprensión y aceptación de la realidad. Y nos acercaremos a vivir en la triple dimensión, de estar en conexión, unión y armonía con nuestro Ser, con las personas, y con el entorno y la naturaleza. Durante la segunda semana, pondremos el foco en el Amor universal. No tendremos que crear o potenciar nada, ya que el amor es nuestra naturaleza. Simplemente dirigiremos nuestra mirada y nuestra intención en experimentar este amor.
Nos acompañaran las enseñanzas de la senda del Yoga, del Sanatana Dharma y del mindfulness, así como de grandes maestros como Amma, Buda, Sri Ramakrishna y Jesús, entre otros. Cada día meditaremos juntos, recitaremos mantras y practicaremos yoga asanas. También habrá charlas, círculos de palabra y otras prácticas que nos acompañaran en este proceso de vivir en el Ser, o lo que es lo mismo, morar en el presente y morar en el amor.
Eva Prema. Sigue y acompaña en el camino espiritual des de hace más de 14 años.
Para más información sobre ella y Camino Portugués Central, del 1 al 14 de septiembre 2023: www.evaprema.com
prema.khuyay@gmail.com