Hace unos meses en la Embajada de la India se celebró un encuentro entre Denis Criado y Agustín Pániker, editor de Kairós y experto en cultura de la India, para hablar de los libros del primero: Cuerpo consciente y Danza del amor, el más reciente. De ellos y de este encuentro hablamos con Denis.
Denis comenzó su entrenamiento en pioneras escuelas de Yoga de EE.UU. y la India, residiendo largas temporadas a lo largo de 15 años en ashrams de reconocidos linajes y maestros de Yoga. Se graduó en Teología oriental por la Universidad de Cambridge, UK; máster en Psicología Transpersonal y doctor en Estudios de la Conciencia (San Francisco, California). Continuó su formación en Hatha Yoga, Vinyasa Yoga, Yoga Nidra, Liberación MioFascial y Mindfulness en Estados Unidos y estudió con dos maestros instruidos directamente por Paramahansa Yogananda. También recibió formación de 800 horas en Yoga Terapia en Estados Unidos con prácticas de Compasión y Mindfulness para sanar el trauma.
Denis Criado es creador de los cursos de especialización de Vinyasa Yoga, Yoga Nidra, y Meditación y Mindfulness, cursos avalados internacionalmente por Yoga Alliance.
Pregunta: ¿Qué te gustaría destacar, como resumen, de lo que se debatió en tu encuentro con Agustín Pániker?
Respuesta: La importancia de transmitir las enseñanzas ancestrales del Yoga pero de forma fresca y actualizada. Desde una visión integral y postmoderna. Es importante no secularizar las enseñanzas como un producto de consumo de crecimiento personal sino como un estilo de vida holístico, transformador y que da sentido a nuestro propósito vital aquí en la tierra por un bien común.
P: ¿Cuál dirías que es el “secreto” del éxito de tus libros Cuerpo consciente y Danza del amor? ¿Podría tener que ver con que en ellos hallamos la explicación de cómo el Yoga desarrolla y mejora nuestra naturaleza humana, algo que siempre se dice y se da por hecho, pero que realmente en pocos libros se ha estudiado a fondo?
R: Lo que observo en los lectores yoguis es cómo empiezan a conectar y ver la relación entre las distintas enseñanzas de Yoga. Al ser libros de fácil comprensión sobre temas densos llega mucho más el mensaje. Les hablo de sus vidas y el impacto que tiene en su día a día el tipo practica de Yoga que se hace en la esterilla. Como me decían en muchas ocasiones en el ashram: “Si el yoga que practicas no cambia cada aspecto de tu vida, no es considerado Yoga”. Si a pesar de practicar Yoga seguimos viviendo con los mismos hábitos de consumo incluso de consumo espiritual o de bienestar, viviendo por encima de nuestras posibilidades, o cultivando hábitos de excesos …etc, habría que revisar qué practica de Yoga se está haciendo. El Yoga se cuela en toda la vida, cambia nuestra forma de sentir y de pensar. Nos hace más conscientes, holísticos y nos abrimos más a la sabiduría de la vida para vivir con lo suficiente. Nos dejamos guiar más por el impulso sabio que sentimos y no tanto por los condicionamientos que la sociedad nos inculca. El cuerpo es sabio y si aprendemos a soltar la memoria de experiencias del pasados que nos hirieron, seremos más libres y conscientes. Fluimos más sin tener resistencias a ser nosotros mismos.
P: Otro punto que nos llama la atención es tu modo brillante de relacionar cuerpo, consciencia y asana, no como conceptos divididos e incluso opuestos, sino imbricados en la realización de nuestra máxima potencialidad humana. ¿Podrías comentarlo?
R: Como siempre digo a mis alumnos: “No hay asana sin meditación”. La clave es despertar la consciencia que fluye en el cuerpo, y esta es entendida como energía. Porque todo en el Universo es energía y está en constante movimiento. Si empezamos a despertar y sentir las sensaciones del cuerpo, seremos más consciencia y estaremos más conectados con nosotros mismos y con los demás. Nos sentimos parte de la gran comunidad que es la Tierra. El cuerpo es la puerta a la vida. Y la vida es un flujo energético lleno de inteligencia y compasión. Si nos convertimos en la energía de nuestro cuerpo, sentiremos amor por todo y sobre todo por nosotros mismos.
P: En tu trayectoria profesional hay mucho trabajo estudioso desde el yoga y la meditación, estudios de la conciencia, teología oriental… ¿Qué peso tienen lo ‘sagrado’ y lo ‘científico’ en tu modo de concebir el Yoga y también de transmitirlo hoy día como escritor y como formador?
R: Todos esos estudios no son importantes. Es como estudiar qué es una manzana y sus propiedades sin nunca probarla. Lo importante ha sido la experiencia de haberme formado con formadores que fueron entrenados en linajes provenientes de la India y que aterrizaron hace ya medio siglo en EE.UU. y que me enseñaron el camino de la autenticidad, de forma práctica, humilde y compasiva. Enseguida me di cuenta de la cantidad de sabiduría práctica que tienen esos centros pioneros y cómo la integran desde una perspectiva integral postmoderna. La filosofía sin práctica no ayuda, es más, puede crear confusión y llena la mente de conceptos que al final son interpretados y no deja de ser una opinión. Aunque en Occidente se busquen respuestas o soluciones rápidas a través de la mente a problemas cotidianos, comprendí que el Yoga, cuando es visto como una práctica holística de autoindagación consciente a través del cuerpo, se convierte en un estilo de vida que nos hace más humanos y espirituales al mismo tiempo.
Palabras como samadhi, moksha, o los yoga sutras tienen que verse como prácticas para el día a día y cómo se traducen en la esterilla. También comprendí que con la práctica de Yoga aprendemos más a anclarnos en el ‘no saber’, en vaciar la mente de conceptos teóricos sobre el cuerpo y la mente que hoy en día parecen válidos, y en abrirnos a sentir y ser conscientes a través del cuerpo y su sabiduría.
Lo sagrado y lo científico es importante vayan de la mano. Lo sagrado es la mirada consciente y todo puede ser sagrado, hasta una hoja de un árbol, una mirada o el sonido de la respiración ujjayi. Todo. Lo científico es lo que necesita la mente para comprender su realidad. Pero dentro de 500 años lo científico de hoy será obsoleto, pero lo sagrado seguirá estando, como lo estuvo hace más de 2000 años atrás. Por eso no pierdo nunca la conexión con la tradición y sus enseñanzas meditativas porque nos adentra en lo sagrado, y siempre hay prácticas nuevas que descubrir. Desde una visión integral lo espiritual y científico van de la mano. Es como enseño a mis alumnos y es lo que se respira en mis clases así como en mis libros.
P: Animemos a la lectura: ¿Qué van a encontrar, muy en resumen, quienes lean Danza del amor y Cuerpo consciente?
R: Libros con enseñanzas ancestrales de Yoga junto con un puente con la ciencia, pero explicado de forma cercana. Es fácil hablar de Shiva y Parvati o de los ocho pétalos de Patanjali de forma teórica, pero en mis libros no hablo de teoría sino de cómo esa filosofía nos ayuda a vivir de forma más plena y cómo se relacionan con nuestra práctica. No hay teoría en mis libros sino más bien cómo se traduce la filosofía práctica de vida del Yoga en nuestra esterilla y fuera de ella.
P: Tras haber publicado dos libros exitosos en ventas en un periodo relativamente corto de tiempo, ¿cómo te sientes como autor? ¿Qué ideas e inquietudes te siguen motivando para seguir escribiendo?
R: Seguir transmitiendo todo aquello que me enseñaron y me siguen enseñando de la forma más auténtica pero adaptada a la comprensión actual. Me gusta sobre todo despertar y desarrollar consciencia y saciar poco a la mente con información científica sobre el cuerpo. El Yoga es una fuente inagotable de sabiduría práctica. Y a la hora de escribir mis libros intento comprender aquello que el Yoga puede ofrecer al practicante de hoy para que su viva sea más plena y con una mayor sensación de que está manifestando su mayor potencial. Porque cuando lo hace se sentirá libre y feliz. Namasté.