No debemos quedarnos enquistados en la periferia de las teorías, técnicas, razonamientos, creencias y conceptos respecto al yoga. Tenemos que centrarnos y dar paso al consciente aprovechamiento de la experiencia vivida profundamente, que nos sumerge en lo profundo de la existencia y nos saca de lo superficial y lo vacuo. Escribe Juan Ortiz.
El camino del Yoga y de la Vida
(que son el mismo camino).
No es fácil ni difícil…
No es blanco ni es negro…
Ni triste, ni alegre…
Aunque incluye todo y contiene todos los opuestos;
en realidad, el camino de la Vida simplemente ES.
Y aunque todo apunta a desvelar lo que Es y lo que somos, no debemos quedarnos enquistados en teorías, técnicas, razonamientos, creencias y conceptos, sino que hay que centrarse y dar paso al consciente aprovechamiento de la experiencia (toda experiencia es yoga si es conscientemente vivida) vivida profundamente que nos sumerge en lo profundo de la existencia y nos saca de lo superficial y vacuo.
Una sugerencia y un “secreto del yoga”: cuando practiques yoga, meditación o cualquier otra herramienta atesorada por la humanidad, estáte consciente de tu cuerpo, de tu respiración, de tu sistema anímico, de tu mente, de tu energía… pero, al mismo tiempo, debes vivenciar y ubicarte en tu centro, en nuestro centro esencial; sólo así dejarás de estar descentrado (fuera de tu centro). Es ahí donde desvelamos y experimentamos el misterio esencial y el silencio eternal que nos proyecta a la plenitud verdadera, que no es un estado de ñoña apariencia beatífica, desprovista de problemas o tensiones vitales, sino más bien la capacidad de que, dentro de los cambios y turbulencias inevitables de la realidad, poder encontrar la certeza de que en ese centro primordial no hay cambios, ni afectaciones, ni rayos ni truenos, ni dolor ni sufrimiento, ni perturbaciones o vrittis de ningún tipo, sino una hermosa y radiante luz interior, una paz sosegadora del alma humana y un hermoso canto constante a la vida, a la propia vida y a todas las vidas.
Pero… insisto: esta fuente y naturaleza esencial, ese espacio que hay dentro nuestro libre de cualquier condicionamiento, sólo puede vivenciarse desde nuestro centro y, por ello, te aliento a que en cualquier momento de tu vida y en tus propias prácticas yóguicas o sadhanas estés con atención en todo lo que ocurre en ti, pero muy especialmente…¡¡¡tienes que centrarte… tienes que estar en tu centro, conectar con tu centro, vivir en tu centro y compartir desde tu centro con el centro de los demás y del universo, que es el mismo centro, el mismo Ser!!!
Alquimia interior
Todos los múltiples beneficios de la práctica de yoga deben ser valorados y tenidos en cuenta, claro que sí, para cuidar y sanar lo humano de nuestra naturaleza; pero, al mismo tiempo, como seres humanos que somos, hay que tender puentes entre lo humano de nuestra naturaleza y el Ser que somos.Y ese es el mayor beneficio y el mayor poder de la práxis yóguica.
Y aunque me nutro todavía y aprendo de teorías y aportaciones valiosas, sin embargo ya no bastan las teorías ni las luchas de líneas y escuelas-egos, las manipulaciones múltiples y bien elaboradas para que parezcan una ayuda, cuando en realidad son una trampa o ilusión de la mente y los sentidos. Por eso, respetando cualquier visión diferente, lo importante en estos tiempos, al igual que en cualquier tiempo, no son tanto “las titulitis”,”las certificaditis”,»las profesionalizaciones encorsetadas” y la normalización consumista del sistema yoga. (Aunque te animo a que cumplas escrupulosamente con los requisitos legales en tu lugar donde resides y seas responsable con la sociedad de la que formamos parte). Claro que, en algún sentido, es necesaria cierta regulación del yoga pero con cuidado y equilibrio para no coartar lo esencial y la fuerza transformadora de estas vivencias milenarias, ricas y benéficas (si se siguen y practican con claridad y entrega, pero sin dogmatismos o manipulaciones varias).
¿Os imagináis dando un título de budismo, cristianismo o la regulación y certificación del amor y la libertad o de los postulados gandhianos? El yoga es lo mismo; yoga no son sólo técnicas o prácticas objetivas (aunque estas son muy importantes como medio para producir cambios auténticos y para ayudar en el proceso vital); yoga es (si es yoga) experiencia profunda y descubrimiento de sí, alquimia interior y despertar de la Conciencia adormecida, hacia una luz inextinguible y una felicidad verdadera (samadhi: la auténtica aspiración del ser humano y el sentido de la vida y la existencia).
Inmersión en nuestro centro
No me interesan los títulos de profesores de yoga donde los profesores y alumnos no se conocen mutuamente y no hay un contacto directo y personal y donde no se inspira al alumnado a sumergirse en ese camino, verdad y vida. Ya ni siquiera me interesan los debates racionales e intelectuales sobre estas cuestiones, sino el silencio en el que la palabra misma reposa y en el que el ego-fiera se queda sin argumentos y en calma y se abren las puertas de la visión pacífica y del arte de vivir.
Esa es mi visión y mi experiencia y me siento en la obligación moral de decir lo que pienso, aunque no me interesan tampoco discusiones estériles que nos alejan del verdadero propósito del yoga. Solo me interesa y solo debe tenernos atareados la dirección del yoga como coadyuvante de esa inmersión profunda en nuestro centro consciente y revelador y el conocimiento auténtico de la Realidad, para así encontrar un estado mayor de claridad, luz y despertar.
Solo me interesa ya la felicidad de los demás…
Porque…»si tú eres feliz, yo soy feliz”.
Juan Ortiz. Fundador y director de la Escuela de Yoga Dhyana.
Retiro de Yoga Ayuno, Silencio, Meditación. Del 28 de abril al 1 de mayo, en Villa Turrilla, Nerpio (Albacete)
Contacto: Escuela de Yoga Dhyana. T 699 582 688 / jortiz@yogadyana.com