Desde que los llamados «superalimentos» llegaron de las ecotiendas y herbolarios a las grandes superficies, se han convertido en un negocio emergente. Aquí os contaremos los mitos y verdades sobre los más populares, y seguiremos para ello un informe de la OCU.
Si primero fueron el cacao, las semillas de chía, la quinoa, los frutos rojos o el polen de abeja, van popularizándose otros a los supermercados como el kale, la cúrcuma, el aloe vera… ¿Son esos productos tan buenos para la salud, tan ricos en nutrientes tales como vitaminas, minerales y antioxidantes, y con tantas propiedades curativas extraordinarias?
El crecimiento del consumo de superalimentos está estrechamente vinculado al llamado movimiento veggie. Otra causa que explicaría este desarrollo estaría en la importación de las modas de otros países, sobre todo de Estados Unidos.
Cuando un alimento se hace muy popular, los consumidores esperan tenerlo siempre disponible. Esta demanda normalmente no puede satisfacerse mediante la producción local y menos durante todo el año, por lo que es necesario importarlo. Podríamos pensar que esto supone siempre un beneficio para el productor, pero es complicado saber cuánto durará la nueva tendencia. Por su propia naturaleza, la moda de los superalimentos no suele durar para siempre, por lo que la rentabilidad de su tierra puede variar rápidamente si la demanda del mercado no se mantiene. El cultivo de un superalimento conlleva, por tanto, un considerable riesgo para el agricultor que decide cultivarlo.
Tampoco debemos olvidar otras implicaciones negativas, tanto desde el punto de vista social como medioambiental. Recordemos lo que ocurrió hace unos años con el aumento de la demanda de quinoa, por ejemplo, conllevó tal aumento de precios que hizo inaccesible este alimento a los pueblos que tradicionalmente la habían consumido. Algo parecido podría ocurrirles a los etíopes con su tradicional teff.
Chile exporta arándanos a París o Londres, con la correspondiente huella de carbono que ello supone. Asimismo, la producción pujante de aguacates ha llevado a muchos agricultores a pasarse al monocultivo de este producto, llegando incluso a quemar amplias zonas de bosque para aumentar su producción, provocando un gran impacto medioambiental. Además, la cantidad de agua que necesitan pone en riesgo las reservas hídricas de las zonas de plantación.
El Aloe Vera (Aloe barbadensis)
Se cree que esta planta es originaria de Sudán, desde donde posteriormente se introduciría en el área mediterránea y otras zonas templadas del mundo. Fue Cristóbal Colón, que lo utilizaba como medicina para su tripulación, quien lo llevó al continente americano. En esos años, España ya tenía plantaciones considerables de este vegetal, probablemente por herencia musulmana.
Actualmente, su uso está muy extendido gracias a sus aplicaciones en varios sectores: medicina moderna, industria cosmetológica, farmacéutica, alimentaria, etc.
Características nutricionales
Su componente principal es el agua, por lo que tiene muy pocas calorías, aportadas fundamentalmente por los azúcares presentes en la planta. El aloe vera contiene algunas vitaminas hidrosolubles, como tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3), ácido fólico y ácido ascórbico (C); y otras liposolubles, como las vitaminas A y E. En cuanto a la presencia de minerales, se han identificado: calcio, fósforo, potasio, hierro, sodio, magnesio, manganeso, cobre, cromo o cinc.
El aloe contiene glucomanano, una fibra muy soluble que tiene la capacidad de captar agua formando soluciones muy viscosas. Como fibra alimentaria que es, proporciona sensación de saciedad y ayuda a combatir el estreñimiento. También disminuye los niveles de glucosa e insulina, probablemente debido a que retrasa el vaciado gástrico y, por lo tanto, dificulta el acceso de la glucosa a la mucosa intestinal.
Beneficios atribuidos
El jugo de aloe vera se utiliza para adelgazar, tratar la alopecia, el alzhéimer, la depresión, el glaucoma, las hemorroides, la hepatitis, las varices, los problemas gastrointestinales e, incluso, la esclerosis múltiple.
Ayuda a dilatar los capilares y apoya el crecimiento celular mejorando la circulación, regula la presión arterial, promueve la curación de huesos y articulaciones, cura los daños de tejidos internos y úlceras, fortalece el sistema inmunológico, defiende el organismo contra las bacterias, favorece la regulación de azúcar en la sangre, ayuda en la curación de la psoriasis reduciendo la picazón y, además, proporciona una sensación de bienestar y energía.
Lo que se sabe
De todos los beneficios que se le atribuyen, existen estudios clínicos sobre su eficacia como tratamiento contra el estreñimiento (en medicina, es la base de algunas preparaciones), la diabetes o las úlceras, e inflamación del tracto gastrointestinal. Se recomienda utilizar estos productos como máximo una semana, y nunca en menores de 12 años. Sin embargo, aunque se han dado resultados prometedores, hasta la fecha no se han podido confirmar, ya que no hay bastantes estudios o el beneficio mostrado no es suficiente mente significativo.
En lo que se refiere a las contraindicaciones, es desaconsejable consumirlo durante el embarazo y también en casos de alergia a las liliáceas. Se han observado, además, posibles interacciones con algunos medicamentos, como los corticoesteroides y algunos tipos diuré- ticos (tiazídicos).
El consumo del látex está desaconsejado en casos de problemas renales o cardiacos, pues su uso prolongado puede producir diarrea acuosa y provocar una descompensación iónica.
El aloe vera contiene derivados de hidroxiantraceno (HAD), sustancias que, en grandes cantidades, pueden ser tóxicas para los genes y tener efectos cancerígenos. La EFSA, en un informe publicado en 2017, ya consideraba el consumo de aloe un posible riesgo emergente; se ha visto que su producción la llevan a cabo pequeños fabricantes con información muy limitada sobre el proceso (parte de la planta empleada, método de producción…). Actualmente, no hay información sobre los niveles de aloína (principio activo del aloe con efecto laxante) en la planta, ni tampoco sobre lo niveles de exposición por vía oral en personas, que puede resultar tóxica a partir de cierta dosis. Además, en general, los países europeos carecen de sistemas de monitorización adecuados para hacer un control de esta sustancia.
Recientemente, la UE ha publicado un Reglamento que prohibe la comercialización de productos con HAD, como la aloe emodina (aloe-emodin, en inglés), extractos de las hojas de cualquier especie de aloe y el laxante dantron.
(Informe OCU ver AQUÍ)