Entrevista con Surinder Singh: El poder de la bondad

2023-01-19

El maestro Surinder Singh, uno de los mejor considerados en Rishikesh, viaja por todo el mundo para compartir su conocimiento sobre el Yoga y su certeza de que todos somos parte de lo mismo en el camino hacia la bondad y la conexión con la energía suprema. Es una muy interesante entrevista de Daniel Gomis para el blog Satya Prem que compartimos en YogaenRed.

Surinder Singh

Cada vez se hace más difícil dar con fieles transmisores de la genuina esencia del yoga. El fulgor de la modernidad ha ido transformando de forma considerable en las últimas décadas el valioso legado de esta ciencia milenaria en paralelo al vertiginoso aumento de su popularidad en prácticamente todos los rincones del planeta.

Un proceso que ha desembocado en una vasta oferta con multitud de estilos que ha contribuido a generar todavía un poco más de confusión en todos aquellos que se aproximan por primera vez a esta disciplina, y por qué no decirlo, incluso en aquellos que pueden llevar ya un buen tiempo practicándola. Hasta el punto que, para muchos, el yoga ha pasado a ser básicamente un sinónimo de ejercicio corporal adornado con una serie de vistosas –y a menudo vanidosas también– posturas. Una tendencia de la que no se ha podido mantener a salvo ni la propia India, la cuna de esta disciplina.

Pues bien, precisamente de allí es originario el protagonista de la presente entrevista, quien con una admirable combinación de entusiasmo, rigor, gran corazón y humildad se ha ido erigiendo sin hacer demasiado ruido en uno de los más contrastados y queridos representantes de la genuina tradición del yoga en la actualidad.

A pesar de entrar en contacto con la atmósfera de inspiración espiritual bien temprano a través de la figura de su madre, no fue hasta bien entrada la edad adulta que Surinder Singh (Punjab, 1967) empezó a iniciarse en la práctica formal de yoga. Ingeniero mecánico de profesión, fueron las tensiones de la vida laboral lo que lo impulsó a recibir sus primeras clases. Y la intensidad de la llama que fue despertándose en su interior fue tal que desde entonces no ha dejado de afanarse en descubrir y difundir las virtudes de una senda que, bajo su apariencia física, le ha ido revelando un potencial inconmensurable en el que no se cansa de profundizar.

Así, a día de hoy, Surinder viaja por todo el mundo comprometido en compartir su conocimiento y dirige también uno de los centros más reconocidos de Rishikesh, ancestral morada de yoguis y oficiosa capital del yoga contemporáneo a los pies del Himalaya, donde imparte formación de profesores y concurridas clases a diario. Y más allá de la vorágine yóguica que a menudo también orbita a su alrededor, el brillo de sus ojos y la cordialidad de su sonrisa atestiguan la serena integración de la principal enseñanza que él mismo no se cansa de recordar en sus prácticas; todos somos parte de lo mismo en el camino hacia la bondad y la conexión con la energía suprema.

Pregunta: ¿Quién es Surinder Singh?

Respuesta: Surinder es el nombre que me dieron mis padres al nacer y con él me desenvuelvo en el mundo externo, pero a un nivel más interior, mi alma, mi energía más profunda, no entiende de nombres… Eso es realmente lo más importante para mí.

P: ¿Cómo decidiste convertirte en profesor de yoga?

R: Siento que en realidad no tiene que ver con una decisión que yo haya tomado, si no más bien con mi karma… Algo que ya se empezó a gestar en el pasado y cuya semilla ha germinado de esta forma en mi existencia actual. En el fondo, se trata de un aprendizaje que todos estamos llamados a realizar, el camino o viaje de reconexión con nuestro ser verdadero.

P: ¿Cuál crees que es la mejor definición de “yoga”?

R: La concordancia entre mis intenciones, mis acciones y aquello que vibra a un nivel más profundo en mi interior. También lo podríamos definir como la ciencia del alma o la unión con la Conciencia Suprema.

P: ¿El yoga moderno ha perdido esa conexión con su esencia más profunda?

R: En cierto modo sí, ya que en este proceso de modernización se han ido introduciendo demasiados cambios… De todos modos, también creo que tarde o temprano se irá recuperando cada vez más esa esencia como única forma posible de conquistar el objetivo verdadero.

P: ¿Cómo valoras el hecho de que se haya ido convirtiendo en un negocio a gran escala?

R: Esto es una consecuencia de la gran demanda creciente que ha ido experimentando el yoga, sencillamente porque las personas necesitan encontrar un sentido que el resto de cosas a las que se recurre habitualmente no ofrecen… Y es precisamente por esto que los profesores de yoga tenemos una gran responsabilidad a la hora de transmitir un conocimiento que sea genuino. Es algo muy importante que no dejo de recordar a los alumnos que se forman conmigo.

P: ¿Y qué opinas acerca de la gran variedad de estilos que parece que no deja de ir en aumento?

R: Creo que esto es fruto de la curiosidad, de la necesidad de novedad… Introducir un componente de creatividad en la práctica está bien, siempre y cuando no vaya en contra de los fundamentos básicos. Por tanto, a pesar de los múltiples estilos no deberíamos olvidar que, en esencia, todos deberían ser uno.

P: ¿Qué consideras que debería ser imprescindible en cualquier tipo de práctica a la hora de preservar la esencia?

R: Partir de un buen conocimiento y, en base a esto, establecer un buen foco de concentración, lo que conocemos como dharana. Si nuestro objetivo es claro y está bien fundamentado, la práctica siempre resultará mucho más beneficiosa sin duda.

P: ¿Y qué nos aconsejas para desarrollar dharana?

R: Adoptar el hábito de irnos fijando pequeños objetivos a menudo. Esto nos aportará motivación e inspiración… Si logramos focalizarnos en llevar a cabo pequeñas prácticas en nuestro día a día, luego nos será mucho más fácil lograr evolucionar con el tiempo hacia prácticas más profundas, y en general, hacia mayores objetivos en la vida.

P: ¿Qué otros elementos pueden servirnos de ayuda?

R: Cultivar la presencia a través de la respiración, así como la paciencia, la confianza y la fe, nos ayudará a generar más y más amor en nuestro interior y a disfrutar del proceso.

P: ¿Por qué crees que ha llegado a predominar tanto la práctica de asanas (posturas)?

R: En primer lugar, no deberíamos olvidar que asana es una forma de preparar el cuerpo para la meditación. Ahora bien, en segundo lugar, mucha gente piensa que realizando asanas únicamente se trabaja a nivel físico, cuando en realidad también estamos movilizando energías y reequilibrando tanto nuestro sistema endocrino como nuestra mente. Así, si vamos profundizando en la práctica de asanas nos daremos cuenta de que no es algo limitado a los ejercicios en la esterilla, sino que en realidad se trata de una herramienta que nos puede ayudar a desarrollar mejores acciones en nuestro día a día.

P: Es una lástima que elementos con tanta riqueza y valor como pueden ser los yamas y niyamas (códigos de conducta) hayan ido cayendo tanto en el olvido…

R: Sí… Pero por otra parte, siempre existe la posibilidad de introducir aspectos más profundos como los que mencionas a partir de la práctica de asanas. Como por ejemplo, ejercitarnos en una actitud no violenta tratándonos con cuidado y respeto mientras realizamos nuestra práctica… En definitiva, procurando cultivar en todo momento la armonía entre cuerpo, mente y respiración. Y ahí vuelve a entrar en juego de nuevo la creatividad y responsabilidad de un buen profesor de yoga para no dejar de recordarlo.

P: ¿Cuál crees que es la clave para encontrar el equilibrio entre firmeza y flexibilidad?

R: El cuerpo es perezoso por naturaleza, así que a menudo necesitamos del esfuerzo para llevar a cabo muchas de nuestras acciones, especialmente las que nos pueden resultar más desafiantes. Si practicamos con constancia y paciencia podremos ir desarrollando un esfuerzo sano que nos permitirá ir avanzando sin exigencia ni sufrimiento, disfrutando del proceso. Y este entrenamiento, llamado sthira sukham en yoga, nos será después de gran utilidad para poder ir incorporando progresivamente esta actitud en el conjunto de nuestra vida.

P: ¿Y cómo crees que podemos cultivar la compasión y la bondad en un mundo tan exigente y competitivo?

R: Realmente no es fácil… Para ello es muy importante tener claro cuál es nuestro objetivo y esmerarnos en seguir esa senda con una sana disciplina. Si persistimos en este sentido, nos iremos conociendo cada vez más a nosotros mismos, podremos ir mejorando y la vida nos brindará todo aquello que necesitemos por el camino. Enfocándonos a conciencia en nuestro propósito ninguna energía del exterior supone una amenaza.

P: ¿Cómo podemos saber si estamos en el camino correcto?

R: Con el estudio previo y el conocimiento que puedo ir adquiriendo. Y no me refiero únicamente a aquello que puedo aprender en los libros, sino que también puede ser de gran ayuda recurrir al ejemplo y a la inspiración del camino recorrido por los maestros espirituales.

P: Las escrituras describen la época en la que nos encontramos como “Kali yuga” (la edad oscura), ¿tienes esperanza en el futuro del planeta y de la humanidad?

R: Sí, tengo esperanza… Pero más importante aún es mi esfuerzo y responsabilidad. No podemos cambiar a los demás ni a menudo tampoco lo que ocurre a nuestro alrededor, no obstante, siempre tenemos la posibilidad del cambio a nivel personal, de comprometernos con el trabajo sobre nosotros mismos.

P: ¿Quién ha sido tu principal maestro?

R: Diría que mi gran maestra fue mi madre. Era una persona tremendamente práctica y aprendí muchas cosas de ella… Estuvo muy comprometida con su práctica de meditación y su ejemplo fue despertando en mí la inspiración que posteriormente me llevó a descubrir y ahondar en las enseñanzas de diversos gurús.

P: ¿Hasta qué punto es necesaria la figura del gurú?

R: En el fondo, los maestros o gurús de los que vamos aprendiendo deberían ser una inspiración para motivarnos a descubrir la energía de nuestro gurú interior. La inquietud que nos permite progresar en el camino espiritual tarde o temprano nos lleva a darnos cuenta de que nada nos puede llegar a saciar realmente desde el exterior. Nos perdemos a menudo en eso debido a las fluctuaciones de nuestra mente, por lo que es muy necesario aprender a desarrollar y confiar en la escucha interior. El gurú que llevamos dentro siempre está ahí, esperándonos para ayudarnos y guiarnos en nuestro camino.

P: ¿Qué opinas acerca de todos los escándalos relacionados con reconocidos gurús que han ido saliendo últimamente a la luz?

R: Una vez más, el conocimiento vuelve a ser clave también en esto. Por suerte, tenemos la posibilidad de elegir y deberíamos ser muy cuidadosos a la hora de decidir a quién vamos a seguir, saber discernir primero si el conocimiento genuino se encuentra presente allí o no… Es precisamente la creciente ausencia de un conocimiento adecuado, la confusión, lo que hace que este tipo de escándalos no dejen de ir en aumento. Todo transmisor de conocimiento tiene una gran responsabilidad, y debería actuar siempre con conciencia y honestidad para no jugar con la inocencia de las personas que están deseando formarse y aprender.

P: ¿Y qué nos podrías decir acerca de la confusión habitual entre yoga y religión?

R: Yo entiendo el yoga como una forma de educación que nos puede llevar a entender muchos otros aspectos mejor, como por ejemplo la religión. A través de este tipo de educación podemos evitar caer en la manipulación con mayor facilidad y podemos darnos cuenta de que en realidad el mensaje puro de las religiones es hermoso, y de que en última instancia, nos debería llevar también a poder conocernos mejor.

P: ¿Qué es para ti la divinidad?

R: Para mí la mejor forma de expresar la divinidad es servir y ayudar a otras personas. Siento que no tiene tanto que ver con ir a los templos… Por supuesto que eso ayuda, ya que es una fuente que alimenta la energía, pero después es necesario llevarlo a la acción; intentando sentir la presencia de la divinidad cada vez que me relaciono contigo y con todo lo que me rodea.

P: ¿Cómo logras mantener tu entusiasmo y motivación después de tantos años enseñando?

R: No dejando de realizar nunca mis plegarias y nutriéndome con las bendiciones que me llegan a través de ellas. En el fondo siento que no hago nada en especial… Simplemente rezo y la divinidad me bendice con su energía. Yo sólo soy un canal, un transmisor de esa energía… Y me siento muy honrado por ello.

P: ¿Cuál ha sido tu principal aprendizaje ejerciendo de maestro?

R: La oportunidad de aprender a ser cada vez más humano y respetuoso. Si quieres ser respetado por los demás, pon primero toda tu atención y empeño en cómo ser tú más respetuoso… Para que algo nos llegue, hay que soltar todas las expectativas que habitualmente ponemos en recibir de los demás y aprender a dar y compartir primero.

P: ¿Qué requisito consideras que debería ser fundamental en todo profesor de yoga?

R: La práctica regular acompañada del compromiso con uno mismo para ir depurando cada vez más la energía, para que gradualmente se pueda ir haciendo más luminosa y espiritual. Cultivar este tipo de energía, que en yoga conocemos como sattva, nos ayuda a ir clarificando las burbujas que generan confusión en la mente.

P: ¿Es posible llegar a ser un buen profesor de yoga con sólo realizar un mes de formación intensiva?

R: La verdad es que no… Ahora bien, sea cual sea el proceso que cada uno siga, es muy importante poder mantener bien vivo el espíritu del aprendiz. No importa los años que lleves de práctica si no eres capaz de mantener esa inquietud. Sin duda, esta es una de las mejores formas de mantener el ego a raya.

P: ¿El samadhi (liberación) debería seguir siendo el principal objetivo de todo practicante de yoga aún hoy en día?

R: Ese es el gran objetivo, pero en realidad podemos encontrar su expresión a pequeña escala en nuestra práctica cotidiana… Abriéndonos a la experiencia que nos ofrece el instante y cultivando el desapego para poder apreciar inmediatamente el siguiente en toda su plenitud. Es así como podemos ir integrando la verdad de que nada nos pertenece y de que todo es impermanente… Y aprender a disfrutar la experiencia del instante sin condicionantes nos lleva a disfrutar cada vez más el estado de silencio interior. Cada uno de esos momentos no deja de ser un destello de samadhi, una oportunidad para darnos cuenta de que en realidad no somos ni nuestro cuerpo ni nuestra mente, sino el silencio que en el fondo siempre está ahí… En definitiva, una genuina experiencia de liberación.

P: ¿Cómo de cerca crees que te encuentras de esta experiencia de samadhi en la actualidad?

R: Honestamente, creo que aún no estoy cerca de este punto. Siento que estoy en el camino pero aún necesito seguir aprendiendo y experimentando mucho más…

P: ¿El camino se hace más fácil cuanto más joven se empieza a practicar?

R: Eso ayuda, sin duda… Cuando somos pequeños aún predomina en nosotros una inocencia y una honestidad innatas. Mientras que a medida que nos vamos haciendo mayores, los samskaras, esas impresiones o condicionantes que vamos acumulando con los años en nuestra mente, se van convirtiendo en un obstáculo considerable.

P: Desde la perspectiva actual, ¿cómo valoras el proceso que la humanidad ha vivido con el covid?

R: Por un lado, es evidente que ha sido un proceso que ha generado mucho sufrimiento, y por supuesto no únicamente en mi país… Ahora bien, por encima de todo siento que ha sido una gran oportunidad para empezar a abandonar la queja ante las circunstancias y poder ver un poco más allá… Este proceso ha puesto de relieve lo mal que hemos estado tratando al planeta, así como la urgencia de rescatar una actitud mucho más amorosa en nuestra relación con la naturaleza y el resto de seres vivos. Simbólicamente, el tiempo de cuarentena que en su momento vivimos creo que nos ofreció la posibilidad de parar y poder llevar así la mirada hacia dentro para tomar un poco más de conciencia en general.

P: ¿Cómo fue para ti la experiencia de empezar a dar clases online?

R: Ciertamente, fue algo muy nuevo para mí. Un gran reto que surgió fruto de la necesidad de aquello que nos estaba tocando vivir. Por tanto, me sirvió como una oportunidad para ejercitar la aceptación y abrirme a lo que me estaba requiriendo la nueva situación.

P: ¿Crees que es posible realizar una buena práctica de esta forma?

R: Requiere de creatividad, pero es posible…

P: ¿Te planteas dejar de enseñar algún día?

R: Me estoy empezando a plantear parar un poco… Sobre todo para poderme dedicar más a mi propia práctica y no perder de vista mi principal propósito vital. No hay que olvidar que para poder compartir adecuadamente con los demás, nuestra vasija debe estar llena primero. No podemos dar si ésta se encuentra vacía.

P: Y ya por último, ¿qué deseo te gustaría poder ver cumplido?

R: Poder sentirme cada vez más uno con la divinidad, y especialmente, cuando llegue el momento de mi último aliento para recibir sus bendiciones.

Daniel Gomis, profesor de yoga co-impulsor del proyecto Espai Surya y periodista (página Instagram)
Una entrevista publicada en el blog Satya Prem
Web del centro de Surinder en India