Da igual qué tipo de práctica espiritual hayas elegido, todas entrañan un peligro común: cambiar la necesidad original de usarla para mejorar tu vida por orientar cada aspecto de tu vida, de manera obsesiva, para “alimentar” esa práctica. Escribe Jose Carballal (texto que compartimos por su interés, publicado en su IG y en el de @mysorehousemadrid).
Foto de Алекке Блажин
Podemos enfrentar nuestra práctica como un apoyo para poder vivir una vida más sana, consciente, equilibrada, satisfactoria. Y tener ese objetivo claro y presente es muy importante, porque a menudo podemos olvidarlo y empezar a usar la práctica para estar menos en la vida, volviéndonos esclavos de nuestros horarios de práctica, de nuestra dieta, de nuestras ideas de quién debo ser y cómo debo comportarme para representar fielmente ese nuevo personaje: el del “practicante de yoga”.
Una práctica que puede llevarme a conocer en profundidad quién soy yo realmente también puede, si no sabemos enfocarla, alejarme de este objetivo y acabar colocando un nuevo disfraz sobre los otros, desconectándome de mi esencia y necesidades genuinas.
¿Dónde está el límite entre la dedicación y la obsesión? Analiza cómo es tu relación con tu práctica: ¿la vives como algo pesado o como algo ligero? ¿Practicas para ayudarte cada día, o siempre con un objetivo? ¿Te olvidas de tu práctica tras hacerla, o la llevas a cuestas durante el resto del día?
Tu práctica… ¿te libera, o te esclaviza?
Jose Carballal es fundador de @mysorehousemadrid y profesor de ashtanga
@soyjosecarballal
www.mysorehouse.es