En la actualidad una parte del yoga, en concreto la postural, ha sido convertida en un ‘producto’ que consumen todas las clases sociales: medias, altas y populares. En ocasiones se trata de un enfoque o uso banal del yoga que lo contempla exclusivamente como un recurso más para mejorar la forma física y proporcionar efectos cosméticos… Escribe Danilo Hernández.
Una vez que en la primera parte de este artículo hemos señalado de forma breve la visión del Yoga Clásico, comentaremos ahora algunos aspectos y tendencias que se observan en el panorama actual del entorno del yoga. Este es un tema que no resulta cómodo de comentar. Lo haré porque me parece importante el tener un cuadro realista de lo que está sucediendo en el ‘entorno del yoga’. Trataré de ser breve y resumir, pues es un asunto que tiene muchas aristas y que daría para escribir muchas páginas…
Hay que comenzar diciendo que la senda del yoga más difundida en todo el mundo es el Hatha Yoga o yoga físico. Esta rama del yoga tiene ya un ‘carácter universal’, y lo practican tanto los orientales como los occidentales de todos los credos; hindúes, cristianos, musulmanes, budistas, etc., y también los agnósticos y los ateos. Este es un punto muy positivo y esperanzador pues crea lazos y empatía entre las diferentes culturas del mundo.
Se puede decir que en la actualidad el yoga ha derivado en tres enfoques o direcciones principales:
– La primera es el aspecto ‘ontológico y soteriológico’, es decir, el yoga como vía de autoconocimiento y autorrealización. Este es el sentido genuino con el que se concibieron las enseñanzas del yoga y aunque se mantiene hoy en día con mucho vigor, es notorio que pasa desapercibido o es desconocido para una gran parte de la sociedad.
– La segunda es la ‘medicalización’ de las técnicas del yoga con una aplicación enfocada a la salud y a los efectos terapéuticos. Es un enfoque muy importante ya que atiende a algo tan esencial como es el mejorar la salud. Pero este no es ni mucho menos el objetivo fundamental del Yoga.
– La tercera es el yoga convertido en un ‘producto más de consumo’, tanto individual como social y también de entretenimiento. Nos centraremos en esta última versión del yoga.
El entorno del ‘yoga de consumo’
En la actualidad una parte del yoga, en concreto la postural, ha sido convertida en un ‘producto’ que consumen todas las clases sociales; medias, altas y populares. En ocasiones se trata de un enfoque o uso banal del yoga, que lo contempla exclusivamente como un producto más para mejorar la forma física y proporcionar efectos cosméticos. Un amigo nuestro lo denomina yoga de ‘chapa y pintura’…
Son muchos los ‘famosos’ que practican yoga, y numerosos los anuncios de televisión, revistas, etc., que muestran a personas físicamente muy atractivas haciendo posturas de yoga. La intención de esta publicidad es promocionar la venta de productos comerciales que poco o nada tienen que ver con el yoga. Este es un ejemplo muy claro de la ‘cosificación del yoga’.
Algunos ‘mercaderes’ han tomado por asalto el yoga, y lo están comercializando con el resultado de que a muchos que se aproximan al yoga, les están vendiendo ‘gato por liebre’. Los mercaderes con sus lobbys y sus franquicias se han colado en el entorno del yoga con la exclusiva intención de ‘hacer caja’, y en el yoga sólo ven el ‘becerro de oro’. En su filosofía el yoga es considerado como una mercancía más, y lo que importa es el negocio y el lucro. Para ello, no tienen el menor reparo en utilizar y aprovecharse de los profesores (profesores de usar y tirar…), y a los practicantes no les consideran alumnos sino meros clientes.
Año tras año estamos viendo cómo se van inventando nuevas versiones del yoga que deforman y desnaturalizan por completo esta disciplina. Los mercaderes del yoga, con su ‘virus de la comercialización’, están propiciando un nuevo tipo de consumidor que es seducido por las novedades, las gangas, las malas imitaciones y las versiones adulteradas del yoga.
Comentaremos a continuación algunos ejemplos de deformaciones que se están produciendo en el contexto internacional del ‘entorno del yoga’:
1.En primer lugar nos encontramos con el yoga gimnástico, acrobático y hasta titiritero. Conlleva un claro componente de vigorexia y un trasfondo de ‘competición’ con uno mismo y entre sus practicantes. Incluso se realizan ‘campeonatos de yoga’ a nivel internacional (¡si Patanjali levantara la cabeza…!). En esta versión predominan el ‘foto yoga y el exhibicionismo del postureo’. Según me cuentan, esta modalidad se difunde a mansalva por instagram y otras redes sociales.
2. Otra versión es el yoga cosmético, narcisista y hedonista, que resalta el valor de tener un cuerpo sexy. Es frecuente el caso de personas que solicitan un tipo de yoga que les haga sudar y les ayude a adelgazar. La práctica del yoga físico se utiliza con propósitos meramente estéticos, y de paso, lucir ‘modelitos’ al practicarlo. Se ha creado una importante industria de ropa ‘fashion’ para practicar yoga. Y esta versión del yoga también se promociona a diestro y siniestro a través de publicidad en internet, instagram y otras redes sociales.
3. También es de resaltar el negocio de los cursos de profesorado de yoga. Hace veinte años, en un encuentro que tuvimos en Girona, nuestro maestro pronosticó que dentro de poco tiempo habría ‘más profesores de yoga que alumnos…’ Y esta es una realidad que ya estamos empezando a contemplar.
Para ser profesor de matemáticas, de literatura, de historia, etc., se necesita hacer una carrera y muchos años de estudio. En cambio, se puede obtener un diploma de instructor de yoga con tan sólo hacer un curso intensivo de un mes… No obstante, es de resaltar que hay muchos cursos de profesorado que duran años y que tienen mucha calidad y profundidad en sus enseñanzas.
Ser profesor de yoga está de moda y se promociona como una profesión muy atractiva. Además de por causa del paro, son muchos los que estando insatisfechos con su trabajo, han visto en el yoga un medio fácil para reinventarse y cambiar de profesión (tienen todo el derecho a ello). Es frecuente el caso de algunos antiguos ejecutivos y profesionales de otros sectores que se han reciclado en empresarios del yoga, eso sí, introduciendo su ideología de la expansión empresarial y las artimañas del marketing.
Comentaré una anécdota que refleja muy bien la visión que tiene un sector social sobre el yoga. Hace bastantes años que venimos recibiendo llamadas en nuestra escuela preguntándonos si impartimos cursos de profesor de yoga. En una ocasión, a la persona que llamó le pregunté: «¿Cuánto tiempo llevas practicando yoga?». Me respondió que no tenía ninguna experiencia y que nunca había asistido a una clase o sesión de yoga. Me quedé muy sorprendido y a continuación le pregunté: «¿Cómo es que quieres ser profesor de algo que no conoces?». Su respuesta fue muy directa, simplemente dijo: «Porque es una profesión que tiene mucho futuro»… Seguimos recibiendo este tipo de llamadas de cuando en cuando…
Debido a la gran proliferación y publicitación de los cursos de profesorado son muchos los imbuidos a convertirse directamente en ‘profesor de yoga’, sin tener ningún conocimiento ni experiencia previa y, por tanto, saltándose la etapa de ser practicante y alumno. Todo un despropósito…
Y qué decir del bombardeo de propaganda y publicidad que realizan algunas organizaciones de yoga. En mi caso personal, casi todos los días del año recibo e-mails de propaganda de yoga (de todo el mundo) y cuya intención no es difundir las enseñanzas sino captar clientes. Muchos empresarios del yoga y algunos profesores se han lanzado a la ‘búsqueda y captura’ de los alumnos. Esto contrasta en gran medida con la tradición del Yoga, en la que siempre fue el alumno quien tenía que buscar al maestro (¡si maestros como Tilopa o Naropa levantaran la cabeza…!).
4. En el entorno del yoga también ha florecido la industria del turismo espiritual, los establecimientos y gimnasios del ‘ganga yoga’ (2×1), el yoga low cost, los Mcyogas o grandes superficies, y últimamente el ‘yoga Master Card’… En fin, todo tipo de versiones de un yoga descafeinado pero muy bien envuelto por el diseño, el marketing y la propaganda.
También hay marcas comerciales muy conocidas que patrocinan eventos multitudinarios de yoga. Algunos lo llaman ‘yoga show o circo del yoga’. En dichos eventos regalan esterillas con su logo de marca, y de paso, promocionan sus productos asociándolos al yoga. Las cosas del mercado…
5. Otro lugar muy destacado lo ocupa el yoga mercantil o industrial. En el contexto internacional, son muchos los empresarios que se han disfrazado con el traje de ‘actividad wellness’ y se han infiltrado en el entorno del yoga. Se les puede reconocer fácilmente por su desconocimiento de los principios éticos y filosóficos del yoga. De ahí, su enfoque superficial de un yoga cosmético que se limita a seguir e imitar las modas del ‘culto al cuerpo’.
Algunos de estos empresarios funcionan con el sistema de franquicias y usan nombres en inglés para arrogarse un carácter internacional y dar mayor impresión de credibilidad. Utilizan la propaganda y un marketing abusivo. Su verdadero trasfondo es la filosofía de la expansión a toda costa, la del ‘pez grande que se come al pequeño’. No tienen ningún escrúpulo en ejercer la competencia desleal o en exprimir a sus profesores. Su rápida expansión en época de crisis puede dar mucho que pensar… El negocio es lo único que les importa.
Uno de los motivos por los que están creciendo las franquicias de establecimientos de yoga es que hay muchos profesores con dificultades para subsistir de modo independiente. Instructores que pueden ser fácilmente captados por las empresas y ser contratados con salarios y condiciones de trabajo poco dignas. En fin, que a los empresarios del yoga, dado el excedente de instructores que han generado, la mano de obra les sale a precio de ganga.
6. Y por añadir algo más, tenemos también la versión ‘timo del yoga’, como es el caso de los cursos de yoga por correspondencia. Un ejemplo de esta modalidad es la estafa que me comentó Jesús, un joven de Barcelona al que una empresa de Málaga le vendió un curso de yoga por 150 €. Después de abonar dicho importe, sólo recibió un ejemplar de nuestro libro Claves del Yoga y un bolígrafo. Muy extrañado por el escaso material recibido, solicitó una explicación a la empresa que le estafó. La única respuesta que obtuvo fue que el libro era todo el ‘curso de yoga’ y que era un curso muy completo. En fin, sobran los comentarios…
Se podría seguir ahondando en la descripción de la banalización y comercialización del yoga, pero es algo que no aporta ningún beneficio. Hablemos ahora de la buena noticia. Ante este panorama nada alentador, hay que destacar y resaltar el gran número de excelentes profesores y escuelas de yoga, que trabajan con total honestidad por la trasmisión y difusión de las auténticas enseñanzas del Yoga. A todos ellos, desde aquí nuestro más sincero reconocimiento, admiración y agradecimiento.
En la encrucijada
En la actualidad estamos en una especie de encrucijada en la que puede imponerse en la sociedad, la visión de un yoga ‘trivial y mercantilista’ que sigue a pies juntillas las modas del culto al cuerpo. Personalmente estoy a favor de una difusión de las enseñanzas que sea excelente y en consonancia con los verdaderos principios del Yoga. Y es que todos juntos sigamos implicados en la tarea de trabajar por la divulgación del Yoga genuino. El yoga que atiende a la necesidad fundamental del ser humano, a su proceso de desarrollo personal y evolución espiritual. Y esto nos concierne a todos y es responsabilidad de todos los que amamos el Yoga.
Para concluir, añadir que nos encontramos en un momento en el que sigue pendiente un cambio evolutivo en el proceso de la práctica del yoga. Para muchos es el momento de dar un salto y pasar de ser un mero practicante a convertirse en sadhaka (verdadero buscador) y transformar la práctica en sadhana. Y ello incluye entre otras cosas, el paso de la práctica del yoga físico a la práctica del yoga mental y del Yoga Integral. El paso de la mera práctica postural a la inmersión en la vía del autoconocimiento que proporciona la Meditación. Un proceso que también conlleva la expresión de los valores del yoga en la vida cotidiana y en nuestra interrelación social. Este sería el horizonte natural de la evolución del practicante y de su relación con el Yoga.
Danilo Hernández (Swami Digambarananda Saraswati) es fundador de ‘Bindu’, Escuela de Yoga de Chamartín en Madrid, 2002. Autor del libro Claves de Yoga – Teoría y Práctica, (Ed. La Liebre de Marzo), donde se sintetizan y ordenan las enseñanzas del Yoga. Y acaba de publicar el nuevo libro Consciencia Desnuda. El proceso de la Meditación (Ed. Chinmayan).