La popularización del yoga podría dar la impresión de que casi todo el mundo sabe lo que es. Pero las apariencias engañan… Algunas prácticas están siendo divulgadas masivamente por todo el planeta, pero de un modo superficial y en un marco de comercialización abusiva… Poco que ver con la visión del Yoga Clásico. Escribe Danilo Hernández.
El Yoga tiene unas raíces muy profundas y antiguas. Según algunos historiadores, es un sistema de conocimiento que se originó hace más de cinco mil años. Sus enseñanzas han ido evolucionando y adecuándose a cada momento histórico. Hoy se habla de un ‘yoga postural moderno’ que se ha generado en base a la gran difusión que esta disciplina ha tenido en todo el mundo. Desde una perspectiva global, somos muchos millones de personas las que seguimos diferentes senderos del yoga y nos beneficiamos de sus excelentes efectos sobre nuestra salud y crecimiento personal.
En estos tiempos en los que el yoga se ha vuelto tan popular, podría dar la impresión de que casi todo el mundo sabe lo que es el yoga, y que ya hay suficientes libros sobre esta materia en el mercado. Pero las apariencias engañan… Aunque algunas prácticas del yoga se han divulgado de una forma asombrosa por todo el planeta, si analizamos el fenómeno, salta a la vista que lo está siendo, en general, de un modo superficial y en un marco de comercialización abusiva dónde se desdibujan sus enseñanzas y sus auténticos objetivos.
Si una persona que no está familiarizada con estas enseñanzas escucha la palabra «yoga», es muy probable que lo primero que le venga a la cabeza sea la imagen de alguien haciendo posturas raras, contorsiones o acrobacias. O la idea de que el yoga es algo para aprender a relajarse, curarse el dolor de espalda, mejorar la forma física y la línea estética, etc. De modo que sigue habiendo un gran desconocimiento de la amplitud y de la profundidad de sus enseñanzas. En definitiva, se ha propagado una visión minimalista y distorsionada del yoga. Desafortunadamente, esta visión simplista está también presente en el caso de muchos de los que practican alguna de sus técnicas.
Otro ejemplo del desconocimiento que hay sobre el Yoga y que llama la atención es la etiqueta que utilizan algunos centros al anunciar que imparten clases de ‘Yoga y Meditación’, dando la impresión de que fueran disciplinas distintas. El motivo es que se ha difundido una imagen del yoga asociada básicamente a la disciplina corporal, y la meditación parece ser un asunto diferente, algo mental e incluso misterioso. Se puede decir que las palabras yoga y meditación (dhyana) tienen un significado similar. Todas las sendas del yoga son sistemas de meditación. La Meditación representa la esencia del Yoga.
El trabajo postural (asanas), que muchos consideran casi exclusivamente como la práctica del yoga, sólo ocupa una parte mínima (2%) en el tratado Yoga Sutras del gran maestro Patanjali. Esta obra está considerada como la principal recopilación de las enseñanzas del yoga, y es donde se presenta la estructura completa del Yoga Clásico. Es un texto que desarrolla y expone el yoga en toda su amplitud y profundidad.
Uno de los elementos que subrayan las enseñanzas de la tradición del yoga es la importancia del conocimiento literario o ‘estudio de los textos’. Se considera como una parte fundamental del entrenamiento yóguico. Es un elemento imprescindible para poder entender a fondo las enseñanzas y canalizar las prácticas de forma correcta.
Hay frases muy célebres, como la de Swami Sivananda: “Más vale un gramo de práctica que toneladas de teoría”, o la de Patabhi Jois: “El yoga es 99% práctica y un 1% teoría”. Estas frases recalcan que en el yoga lo esencial es la ‘experiencia vivencial’, y que de nada sirve el leer libros si no se práctica. Pero es obvio que la práctica debe ir de la mano del estudio, el discernimiento cognitivo (viveka) y la comprensión. Y es aquí donde encuentran todo su sentido los textos y las obras que arrojan luz sobre el recorrido del sendero de autoconocimiento que propone el Yoga.
Los tres tipos de conocimiento
En este sentido, en las enseñanzas del Jñana Yoga y el Advaita Vedanta se contemplan tres etapas de desarrollo progresivo para despertar todo nuestro potencial, alcanzar estados superiores de consciencia y finalmente la Realización del Ser, la ‘Iluminación’. Estas etapas son:
- Sravana. Audición y estudio de las enseñanzas del maestro y de los textos de la tradición. Desde una perspectiva más amplia incluye el conjunto de todos los ‘conocimientos adquiridos’ y toda la educación e información que se ha recibido.
- Manana. Reflexión sobre las enseñanzas que se han recibido oralmente y a través del estudio. Consiste en un proceso de análisis y profunda reflexión sobre la información recibida para destilar conclusiones y poder encauzar la búsqueda en la dirección adecuada. Este tipo de ‘conocimiento intelectual’ es muy importante, pero no conduce por sí mismo al desarrollo de la sabiduría.
- Nididhyasana. Meditación profunda sobre las enseñanzas recibidas del maestro y de los textos de la tradición. Esta contemplación conduce directamente al despertar del conocimiento intuitivo, la sabiduría y al estado de superconsciencia. Sólo a través del ‘conocimiento experimental’ puede alcanzarse la comprensión más profunda, los estados superiores de consciencia (samadhi) y la Liberación.
Objetivos del Yoga desde la visión de la tradición
El Yoga es un ‘sistema integral’ de autoconocimiento y desarrollo del potencial humano. En el Yoga confluyen y se integran armónicamente; ciencia, metafísica, filosofía, psicología, ética y entrenamiento psicofísico. Pero desde hace décadas, venimos contemplando cómo el yoga se está difundiendo en determinados ambientes de una forma que desnaturaliza su esencia, y se pierde el horizonte de sus enseñanzas genuinas y de sus auténticos objetivos.
Si bien es cierto que cada persona tiene todo el derecho de practicar yoga por el motivo que sea –sentirse bien, mejorar su salud y forma física, liberarse del estrés, potenciar la capacidad de atención, obtener equilibrio mental y emocional, liberarse de traumas y conflictos, llevar una vida más sana y plena, etc.–, también convendría no perder de vista el objetivo para el cual los sabios de la tradición nos han venido trasmitiendo las enseñanzas del Yoga.
¿Y qué nos dice la tradición de cuál es el objetivo fundamental del Yoga? La problemática básica y esencial del ser humano ha sido siempre la misma durante toda la historia de la humanidad. Los grandes maestros cómo Buda y Patanjali coinciden a este respecto y tienen el mismo diagnóstico: la raíz del problema está en la mente. Buda lo denominó ‘sufrimiento’ (dhukha) y Patanjali ‘aflicciones’ (klesa).
No nos extenderemos en este punto y sólo señalaremos cuál es el objetivo fundamental del Yoga de acuerdo a las enseñanzas que se describen en los Yoga Sutras. Patanjali nos explica que la causa de la infelicidad que padece el ser humano tiene su raíz en las cinco ‘aflicciones’. Las cinco causas de aflicción son: la Ignorancia (avidya), el Ego (asmita), el Apego (raga), la Aversión (dvesha) y el Miedo a la muerte (abhinivesha).
Avidya o ignorancia existencial, es el olvido de nuestra verdadera identidad o naturaleza esencial, y es la causa que origina las demás aflicciones. Para superar avidya y ‘des-cubrir’ nuestra naturaleza real, Patanjali nos proporciona el Ashtanga Yoga o yoga de los ocho miembros: yama, niyama, asana, pranayama, pratyhara, dharana, dhyana y samadhi. Es a través de la práctica del Ashtanga Yoga cómo se pueden superar el sufrimiento y la ignorancia, y alcanzar la Sabiduría y la Felicidad.
En el siglo pasado, el gran maestro Swami Sivananda difundió otro sistema de Ashtanga Yoga, que consiste en la expresión de los principios del Yoga en la vida cotidiana y en una vía de servicio a la sociedad (sirve, ama, da, purifícate, sé bueno, haz el bien, medita, realízate).
La fusión de las enseñanzas de Patanjali y Swami Sivananda, representa simbólicamente las dos alas del mismo pájaro. Patanjali pone el acento en el proceso de la introspección que purifica la mente y despierta todo su potencial. Mientras que Sivananda pone el acento en canalizar la práctica del yoga en la vida cotidiana y como un medio de servicio social.
(A continuar la 2ª aparte mañana)
Danilo Hernández (Swami Digambarananda Saraswati) es fundador de ‘Bindu’, Escuela de Yoga de Chamartín en Madrid, 2002. Autor del libro Claves de Yoga – Teoría y Práctica, (Ed. La Liebre de Marzo), donde se sintetizan y ordenan las enseñanzas del Yoga. Y acaba de publicar el nuevo libro Consciencia Desnuda. El proceso de la Meditación (Ed. Chinmayan).