En esta sección Javier Ruiz Calderón ofrece respuestas a nuestras dudas sobre el yoga, su filosofía y sus técnicas desde una visión de la tradición yóguica actualizada y crítica. Todos estamos invitados a escribir a Javier a info@yogaenred.com planteando nuestras dudas o incertidumbres.
Pregunta: ¿Cuál es el auténtico yoga, el espiritual o el que solo busca mejorar la salud?
Respuesta: Partamos de los hechos: Tradicionalmente, los yogas han sido caminos espirituales cuya meta era alcanzar la liberación, es decir, un estado de trascendencia de todas las limitaciones autoimpuestas. Pero a principios del siglo XX algunas personas empezaron a enseñar algunas técnicas tradicionales del yoga combinadas con elementos de la gimnasia india y occidental con el fin de conservar y mejorar la salud de la gente. He venido llamando a esta clase de yoga «yoga higiénico», entendiendo por «higiene» no lo que tiene que ver con la limpieza sino, en un sentido más amplio, la «parte de la medicina que tiene por objeto la conservación y mejoramiento de la salud individual y colectiva» (Casares). Y recordemos la definición que da la OMS de la «salud»: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».
La finalidad del yoga higiénico, tal como fue creado por Shri Yogendra y Swami Kuvalayananda a principios del siglo XX y se sigue practicando actualmente, es, pues, la promoción de la salud y el bienestar físico y mental.
En consecuencia, la diferencia entre el yoga espiritual y el higiénico es que el primero busca una revolución interior radical y el segundo una reforma meramente parcial; que el primero aspira a lo Absoluto y el segundo se contenta con lo relativo. El yoga en sentido propio es el tradicional, pero llamamos «yoga» a la variante moderna porque procede de la tradición antigua. No son dos modalidades de una misma disciplina, sino dos cosas distintas que llevan el mismo nombre.
Ante esta situación, los practicantes de yoga tradicional podemos reaccionar de distintas maneras:
1) Algunos dicen que el yoga espiritual es el único yoga auténtico y el yoga higiénico no es verdadero yoga. Si eso es así, caben dos soluciones: a) Dejar de llamar «yoga» a lo que practica el 90% de la gente y que es lo que casi todo el mundo conoce por ese término. Evidentemente, esta es una solución inviable, una batalla perdida de antemano. b) Introducir un elemento espiritual en el yoga higiénico. Esta segunda opción solo es factible cuando los profesores tienen interés explícito por lo espiritual y los alumnos aceptan que en las clases se introduzca ese factor. El problema de esta respuesta es que la gente no se va a volver espiritual de repente; el porcentaje de buscadores espirituales en la población siempre ha sido y seguirá siendo minoritario, y lo mismo pasa entre los practicantes de yoga.
2) La opción realista, pues, es aceptar que tanto el yoga espiritual como el yoga higiénico son auténticos yogas, cada uno con su meta y sus medios específicos, procurando el primero la salud física y mental y el segundo la transformación liberadora de la persona.
Pero, mirando más de cerca, ¿son objetivos tan diferentes? ¿No van ambos en la misma dirección, en la dirección del mejoramiento personal? ¿Acaso la búsqueda de la salud y la búsqueda espiritual son incompatibles?
Desde hace mucho, grandes maestros como Swami Sivananda han propuesto combinar ambas formas de yoga, siendo el yoga higiénico una práctica preliminar que prepararía el cuerpo y la mente para la práctica formalmente espiritual. Iyengar decía que la práctica de ásanas, realizada adecuadamente, incluía en sí las ocho etapas del yoga de Patáñjali. Y muchas formas de yoga higiénico de las últimas décadas introducen en las prácticas aparentemente más «físicas» una actitud contemplativa que las convierte en una forma de meditación.
Tradicionalmente se distingue entre la salud mundana y la «salvación» espiritual; pero en latín solo hay una palabra para ambas: «salus». La diferencia entre ambas solo es de grado. Lo que llamamos «liberación» no es más que la plenitud del bienestar psicofísico, es decir, de la salud. El gran teólogo protestante Paul Tillich decía que la religión no era un valor opuesto a los valores mundanos sino la dimensión de profundidad de estos. Igualmente, el yoga del cuerpo y de la mente, bien practicado, desemboca insensiblemente en el yoga espiritual.
En resumen: ambas formas de yoga son auténtico yoga, ya que no solo comparten un mismo origen sino que también se mueven, cada una a su manera y a su ritmo, en la dirección de la salud y la libertad interior.
Javier Ruiz Calderón (Shánkara) es doctor en filosofía especializado en pensamiento indio y filosofía de la religión. Es profesor en la Universidad Comillas (Madrid) y discípulo de Amma. Lleva más de cuarenta años estudiando y practicando yoga, vedanta y meditación. Enseña esas disciplinas, así como sánscrito y canto védico, y ha publicado siete libros y docenas de artículos sobre esos temas (www.jruizcalderon.com).
Próximas actividades: 29-30 abril: Curso en línea: La Bhagavad Gītā: yoga e interpretación. Info: https://extension.uned.es/actividad/26737&codigo=2072