El Saludo al Sol es una ofrenda de la existencia humana a esa Conciencia Cósmica entorno a la cual gira el Universo, en una llamada al regreso y a la fusión. Escribe esta serie, ya publicada anteriormente en YogaenRed, Carmen Viejo.
Palabra clave: “Conciencia”
“El Sol ha nacido del ojo de Purusha, el gigante cósmico; de suerte que cuando el hombre muere y su cuerpo y su alma se integran en el macrántropo cósmico, su ojo vuelve al Sol”. (Tratado de Historia de las Religiones. M.Eliade)
La Conciencia es el sol de cada micro-mundo. El ojo por el cual el Ser ve, desidentificándose de lo visto y diferenciando la individualidad. Pero el astro rey elige a los suyos y les exige pruebas para llevarlos en ese viaje sin retorno a la inmortalidad.
El 19, su número, es la maestría elevada al 10. Desde el individualismo, el individualismo es superado. Es el triunfo de quien ve sobre lo que ve. La luz de lo intelectual. El Universo es sagrado y vivo, pero sin los soles, no sabría de sí mismo y permanecería en la oscuridad.
El maestro de Juan Manzanera, Lama Wangchuk, le decía “Tu estado natural es la felicidad. Tú no eres ninguno de los estados mentales por los que pasas. Como las nubes surgen en el cielo. Las nubes no son el cielo y detrás de ellas siempre está el sol”. El arcano del Sol viene a recordar esa naturaleza luminosa esencial a la que podemos acceder más allá de las fluctuaciones de la mente.
Esa naturaleza luminosa aporta unas cualidades humanas descritas en el Mahabharata por el propio Surya, dios del Sol: “Tu hijo será un fiel reflejo de mí, un gran arquero, bondadoso de corazón como ningún otro. Será famoso en todo el mundo por su generosidad y servicialidad: jamás le negará nada a nadie, incluso cuando le pidan que no dé. Será un hombre orgulloso y sensible cuya fama perdurará en el mundo mientras que el sol y la luna permanezcan en sus órbitas”.
Efectivamente, la conciencia es emanadora de las cualidades de la concentración (arquero), la bondad y generosidad, la fama, el orgullo y la inmortalidad. Y los seres humanos estamos desarrollando esa consciencia cuyo límite tan solo es la propia realización o fusión con la Luz o Conciencia Cósmica. El camino para lograrlo es una larga peregrinación llena de pruebas.
Como el hijo del Sol, Radheya, manifiesta en el inicio de su propia peregrinación en el Mahabharata, la búsqueda del Conocimiento es la guía que puede permitir descubrir esa conciencia solar interior: “En este mundo no hay nada superior al conocimiento, y el conocimiento no hace diferencias de casta ni credo. Iré en busca de conocimientos y me convertiré en un sabio; un sabio encuentra reconocimiento dondequiera que va”.
El humano nace de una naturaleza mortal siendo hijo de la inmortalidad. Volver a reconocerse como esa esencia inmortal, consciente y luminosa, es el reto de la propia existencia, larga y paciente, con sus días claros y oscuros, con amaneceres y atardeceres, y esas nubes que pueden ocultar el sol a la vista, sin que éste tiemble ni un ápice tras ellas.
Como el Gayatri mantra declama: “Contemplamos la gloria de la Luz que ilumina los tres mundos: denso, sutil y causal. Yo soy ese poder vivificador, el amor, la iluminación radiante y la gracia divina de la Inteligencia Universal. Oramos para que esa divina luz ilumine nuestras mentes”.
Correspondencia en ásanas
Surya Namaskara, el Saludo al Sol, es un encadenamiento de ásanas que, según explica Manuel Morata en su manual Yoga. Ampliación, “puede adoptar la forma de plegaria cuando el ritmo es más lento tratando de desarrollar la percepción y el contacto sutil”. El Saludo al Sol es una ofrenda de la existencia humana a esa Conciencia Cósmica entorno a la cual gira el Universo, en una llamada al regreso y a la fusión.
El Mudra de la Demanda culmina el Saludo al Sol convirtiendo a quien lo practica, de pie, con los brazos en alto, las manos y el corazón abiertos, en un receptor de esa luz de conciencia: “El practicante se transforma en una especie de imán cósmico que, al situarse en actitud de apertura, recibe libremente el caudal del universo, convirtiéndose al mismo tiempo en receptor y transmisor de dichas fuerzas”, explica Morata en el citado manual.
Archa Chakrasana, “Postura de Mitad de la Rueda”, es un gran desbloqueador energético. De pie, apertura dorsal en extensión, con control de la cintura lumbar. Las manos pueden dejarse detrás de la cabeza o apoyando en los muslos, por debajo de nalgas. Una vez liberada la energía, puede ser dirigida hacia la observación mental. Contrarrestar con una flexión hacia delante.
Purna Dhanurasana o “el Arco completo”, precisa generalmente de la ayuda de cintas para llegar a unir manos y pies por encima de la cabeza. Representa una evolución avanzada del arco tradicional, en posición tumbados boca abajo, y su ejecución requiere una guía. Desarrolla la conciencia.
Navasana, “La Nave”, recentra el trabajo anterior, compensa las extensiones y equilibra el excedente de energía potenciando Manipura chakra, para desarrollar energía vital y dirigirla a la concentración. Partiendo de la postura sentada, elevación de piernas sobrepasando la altura de la cabeza y mantenimiento. Se puede utilizar la forma Ardha Navasana (con las rodillas dobladas y próximas al pecho), para no sobrecargar las lumbares. Manipura chakra tiene una incidencia en el sol energético del plexo, fuente de vitalidad y alegría interna, que debidamente compensado con los chakras anteriores, puede destinarse a desarrollar la preciada Conciencia.
Nota: Estudio y efectos de Ardha Chakrasana, Purna Dhanurasana y Navasana, en páginas 130, 111 y 198 de Yoga. Teoría, práctica y metodología aplicada, y de Surya Namaskar y Mudra de la Demanda de las páginas 54 a la 61 de Yoga. Ampliación, ambos de Manuel Morata.
Carmen Viejo Heredero (Ahimsa). Profesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Yoga Vedanta Academy (Escuela de Sivananda) y por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (Escuela Manuel Morata).
Información: carmenviejoheredero@gmail.com es