El sentido del ásana toca la esencia del origen mágico del Yoga. Igual que los arcanos del Tarot, los ásanas cuentan mucho más de lo que muestran. Seguimos presentando los arcanos y su correspondencia con ásanas, a fin reflexionar sobre la geometría sagrada de nuestro cuerpo y su lenguaje oculto. Escribe esta serie, ya publicada en YogaenRed, Carmen Viejo.
Palabra clave: “Karma”
“Para un yogui, el Karma no es ni blanco ni negro. Para los demás, tiene tres aspectos”. (Kaivalya-padah. Yogasûtra)
Por su proximidad con el círculo, el octógono representa la puerta de transformación de lo terrenal a lo divino, pues une el cuadrado con la circunferencia. De hecho, en la arquitectura, los tambores octogonales eran el plano sobre el que se sustentaban las grandes bóvedas circulares, la forma de llegar al Cielo desde la Tierra.
Esa clave para alcanzar la felicidad espiritual desde la vida purificada terrenal es la base también de la ocho bienaventuranzas del Sermón de la Montaña, que en definitiva son un resumen de la Ley Universal de Causa y Efecto o Karma: Bienaventurados los pobres de espíritu (Sencillez); los mansos (Inocencia); los que lloran (Aceptación); los que tienen hambre y sed de justicia (Búsqueda); los misericordiosos (Compasión); los limpios de corazón (Pureza); los pacíficos (Armonía); los que sufren persecución por causa justa (Nobleza), pues de ellos es el Reino de los Cielos (y las cualidades del Ser).
Signo del camino del iniciado, la transmutación es una senda que cada alma individual debe andar y realizar por sí misma utilizando la Ley de Causalidad para sembrar bondad que dé frutos bondadosos, sea esta semilla obra, pensamiento o intención.
Dos cuadrados entrelazados, generando un círculo en su exterior y un octógono en su interior, es la fórmula de la espiritualización de lo material, dando lugar a la estrella geométrica de ocho ángulos que las antiguas tradiciones místicas fundidas en la cultura andalusí (hebrea, cristiana e islámica) utilizaron con profusión en la mayoría de sus construcciones, de tal modo que hoy es símbolo de Andalucía.
Donde veamos un rosetón de ocho puntas o una estrella con estos dos cuadrados entrelazados, sabemos que hay un acercamiento a lo divino femenino, pues la Madre (Vida) es la que prepara y hace posible el acceso al Padre, y la crianza de ese Niño-espíritu o Conciencia Crística.
La imagen del arcano 8 en el Tarot es la Justicia, representada desde antaño como una mujer con una espada en la mano, signo de una inteligencia cósmica e impasible, no regida por el ego. En la otra mano figura una balanza, signo de equidad. En número, el ocho (8) genera la lemniscata del infinito, que lo es precisamente por ser cíclico y renovado, como un círculo doblado sobre sí, o un lazo ligado, en el que los sucesos se deslizan eternamente, se abren y se cierran, se expanden y se contraen, son causa y consecuencia, sin principio ni fin. Y esa justicia espera al final del camino, cuando la causa y el efecto sean tan livianos como plumas en la balanza de Maat.
Y es que para el sabio, el karma no es ni bueno ni malo, tan solo es la Vida pasando por él. Se ha convertido en un cristal traslúcido que todo lo devuelve puro, inegoísta y regenerado, consciente de que no es él quien actúa ni quien padece, pues superó el apego a los frutos y el personalismo. Karma bueno, karma malo, ¿quién sabe? Son infinitos los planos de la causación, por lo cual es imposible saber por qué algo ocurre como ocurre; menos aún juzgar si es bueno o malo… Lo que comúnmente parece deseable no es por lo general lo que favorece el encuentro con el Ser. Las bienaventuranzas están más cerca de la definición de buen karma que el concepto superficial de pensar que una vida acomodada y sin pruebas pueda ser un regalo y no una trampa que superar.
Correspondencia en ásanas
Utthita Satyeshikasana o “la Pértiga en elevación”, se forma desde Tadasana para evolucionar hacia la horizontal sobre una pierna, con la otra recta y en elevación hacia atrás, en compensación proporcionada con la inclinación del cuerpo. Con forma de balanza, actúa como un compás que en su desarrollo, primero con una pierna y luego, si nos giramos, repitiendo con la otra, dibujaría un círculo en el espacio: es la elevación de la pierna a la horizontal la que induce al tronco a la inclinación. Si buscamos la consecuencia sin ejercer la causa (descender el tronco independientemente de la elevación de la pierna), perderemos el equilibrio. Da para meditar sobre no buscar los frutos sin sembrar las causas.
Kapotanasana o “Postura de la Paloma” es un hermoso ásana que nos permite dibujar con el cuerpo el ocho numérico, uniendo manos y pie por detrás (se recomienda utilizar una cinta). Su realización necesita seguir una secuencia cuidada y una preparación previa con otros ásanas que favorezcan la gran apertura de las cinturas escapular y pélvica. Su realización transmitirá la belleza de una paloma al vuelo que le ha valido a este animal ser símbolo de pureza y mensajera celestial.
Por último, Vakra Janushirshasana, “Postura de la cabeza a la rodilla en rotación”, es un potente ásana que, desde la posición sentada y con piernas ligeramente separadas, pondrá el tronco ahora sobre una pierna, con la otra flexionada al lateral; ahora sobre la otra, generando una lemniscata. Como resultado, las energías psíquicas y espirituales circularán permitiendo un acceso al símbolo del infinito con dos lazadas cruzadas en el corazón. Tras relajar, es el momento de culminar la sesión en la práctica del Samyama (o fases internas del yoga) para experimentar la transmutación de la causa y elevarnos sobre el efecto.
Nota: Estudio y efectos de Pada Prasarana, Janu Hasta Pada Prasarana, Chelasana, Dhanurasana y Supta Padaprasarana, en páginas 78, 79, 103, 108 y 147 de Yoga. Teoría, práctica y metodología aplicada, de Manuel Morata.
Carmen Viejo Heredero (Ahimsa)
Profesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Yoga Vedanta Academy (Escuela de Sivananda) y por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (Escuela Manuel Morata).
Información: carmenviejoheredero@gmail.com es