Aclara tus dudas: ¿Qué tiene que ver el yoga con la ética?

2021-07-22

En esta sección Javier Ruiz Calderón ofrece respuestas a nuestras dudas sobre el yoga, su filosofía y sus técnicas desde una visión de la tradición yóguica actualizada y crítica. Todos estamos invitados a escribir a Javier a info@yogaenred.com planteando nuestras dudas o incertidumbres.

Pregunta: ¿Qué tiene que ver el yoga con la ética?

Respuesta: El yoga tradicional, como camino de liberación, se basa, como todas las tradiciones espirituales, en la ética. La culminación de la experiencia espiritual es la contemplación de lo Absoluto; pero para llegar a esa fase mística, pasiva, hay que purificarse previamente mediante el cultivo de virtudes éticas y la realización de prácticas ascéticas que preparan a la persona para abrirse y entregarse plenamente a lo Incondicionado. Sin ese entrenamiento previo no pueden florecer el amor a Dios o la sabiduría de lo Absoluto.

En el caso del yoga, todas las tradiciones insisten en la necesidad de esa purificación moral y ascética previa. Recordemos los yamas (abstinencias) y níyamas (disciplinas) de los Yogasutras, las descripciones de las cualidades –muchas de ellas morales y ascéticas– del yogui o el devoto perfecto en los capítulos 2, 5, 6, 12 y 14 de la Bhágavadguita, los «cuatro requisitos» (discernimiento, desapego, seis virtudes –control de la mente y los sentidos, renuncia, fortaleza, concentración y fe– y anhelo de liberación) del vedanta, la insistencia de la Hatha Pradípika en la importancia de virtudes como la moderación, la austeridad, la constancia, el entusiasmo, la determinación, la valentía, la comprensión correcta, la fe en el maestro, la no violencia… Es decir: para llegar al samadhi (absorción de la mente) y a la emancipación mediante la práctica del yoga es imprescindible haber adquirido un grado apreciable de desarrollo moral, sin el cual toda práctica yóguica es una pérdida de tiempo y un autoengaño.

Es cierto que algunos «maestros» contemporáneos de «neotantra» y de «neoadvaita» dicen que las normas éticas nos esclavizan y que hay que «trascenderlas» desde el principio. Claro: así pueden estafar mejor a sus alumnos y abusar sexualmente más fácilmente de sus alumnas. Y también es verdad que la mayor parte del llamado «yoga postural moderno» es una mera práctica higiénica superficial en la que la ética y la espiritualidad (es decir, el yoga) brillan por su ausencia. Pero me parece que los que amamos el yoga debemos resistir esa tendencia a convertirlo en un tranquilizante que nos atonta y hace que nos dejemos explotar mejor en los terminales de producción y consumo.

Por último: la ética tiene dos aspectos: uno relacionado con nosotros mismos y otro relacionado con los demás. Entre las virtudes yóguicas se enumeran la no violencia, la bondad, la compasión, la generosidad… es decir, actitudes altruistas basadas en la empatía y que solo son reales y no un mero sentimentalismo cuando se expresan en la acción, bajo la forma de servicio desinteresado (seva, karma yoga) y en la búsqueda del bien común (loka sángraha).

Que una sólida base ética permita que nuestro yoga no sea un mero entretenimiento o una evasión sino un camino y un modo de vida revolucionario que contribuya a la liberación individual y colectiva de todos los seres sensibles. ¡Loká samastá sukhinó bhavantu (que todos los seres sean felices)! Om Paz, Paz, Paz. (Y feliz verano)

Javier Ruiz Calderón (Shánkara) es doctor en filosofía especializado en pensamiento indio y filosofía de la religión. Es profesor en la Universidad Comillas (Madrid) y discípulo de Amma. Lleva más de cuarenta años estudiando y practicando yoga, vedanta y meditación. Enseña esas disciplinas, así como sánscrito y canto védico, y ha publicado seis libros y docenas de artículos sobre esos temas (www.jruizcalderon.com).

Próximo curso en Madrid y en línea: «Introducción a la Bhagavadgita. El yoga en la vida cotidiana» (30 horas). Info: https://www.ashtangaciudadjardin.es/bhagavadguita