Existen muchos formatos y tipos de formaciones en yoga, pero no todos te van a ir bien y ni van a cumplir unas expectativas razonables para ti. Hablando en plata: puedes tirar un montón de dinero. y, lo que es peor, vas a malgastar muchísimo tiempo. Esta es una serie de tres artículos sobre el tema que escribe Eva Klimberg.
«Una formación que me transforme como ser humano, consolide mi práctica y me haga feliz». Este es el deseo que nos transmiten las personas que quieren profundizar su formación en Yoga. Por eso he escrito estos artículos sobre «Claves para ser profesor de Yoga», que podrás seguir leyendo en YogaenRed, empezando por cómo elegir una buena formación profesional, y además ofrezco a todos los/las interesados/as una mentoria gratuita (ver datos más abajo).
1. La calidad del formador y de la Formación
Merece la pena que hayas practicado yoga durante un tiempo mínimo para que de verdad sepas lo que quieres.
Así que lo más importante para decidir formarte con una escuela o maestro es que sepas que sus clases te van a encantar, para que quieras llegar a transmitir a tus alumnos lo mismo que ese maestro transmite a los suyos.
Asegúrate de que sea un formador de referencia, busca sus artículos, vídeos, conferencias… Busca los testimonios de profesores formados por él o ella.
Quizás puedes tomar alguna clase, taller o hacer un retiro con ese profesor formador previamente. Así podrás sentir con claridad que quieres beber de esa fuente y en ella saciar tu sed de formación y sabiduría.
Recuerda: que su yoga sea profundo y transformacional. Rico y completo en contenidos.
La relación de un formador o maestro con sus alumnos es muy directa y humana, así que resulta esencial que esa conexión sea sincera y sentida. Le vas a abrir tu corazón y vas a dar por válido y legítimo todo lo que te enseñe. Más allá de la formalidad de la escuela, la persona y el sentir que te transmite es clave.
Busca que el profesor formador tenga por lo menos 15 años de experiencia. La experiencia de los años es la mejor escuela. Los muchos años dando clases y grupos de formación, demuestran la autoridad de ese formador. Su experiencia y aprendizaje, su trabajo de campo y no solo teórico, es una garantía, no hay duda. Que haya formado a muchos otros profesores, cuantos más mejor; eso demuestra que son muchos los que aprecian su saber. Busca los testimonios de aquellos ya formados por él o ella.
Todos sabemos que el buen vino mejora con los años. Busca de una buena cosecha. Dedícale el tiempo necesario. Merece la pena.
Sobre el grupo y la relación con el profesor
Si el grupo es muy grande, no podrás recibir tanta atención. Cuando estás en una clase te gusta que te indiquen, corrijan, ajusten y atiendan personalmente, ¿verdad?
Tú te inscribes en una formación porque buscas aprender hasta el detalle más sutil. Y lo aprendes, primero en ti mismo; necesitas sentirlo, experimentarlo. El profesor formador te tiene que llevar a esa experiencia, te tiene que ajustar, corregir, indicar y llamar la atención sobre lo que debes cuidar y hacer evolucionar en tu práctica. Qué puedes y debes mejorar.
Cada profesor en proceso de formación requiere mucha atención y dedicación por parte del formador. Así con todas y cada una de las técnicas. Para atender y cuidar a cada alumno y en especial en una formación, es importante que no sea un grupo muy grande.
Es cierto que los grupos grandes tienen una energía muy potente… pero si es muy grande seras un número más. No elijas una formación multitudinaria.Pide cierta exclusividad para asegurarte una atención total. Busca el contexto ideal para que así sea.
Sobre los contenidos de la Formación
El currículum de la formación ha de ajustarse a tu medida. ¿Sabes lo que quieres aprender? El Yoga es amplísimo. ¿Qué prácticas, técnicas y contenidos te interesan especialmente? No todas las formaciones incluyen todas las prácticas, técnicas y enfoques. Asegúrate de elegir la que satisface los contenidos que tú quieres aprender.
Cuanto más rica sea la formación en contenidos, más elementos que descubrir. Seguro que te interesa bucear por la inmensa riqueza del yoga milenario. Es importante que partas de la idea clara de todo lo que el yoga te puede ofrecer.
El Yoga es una filosofía de vida. Abarca y empapa todos los aspectos de la naturaleza humana. Debes elegir una formación completa. Ya sabes que son cuatro los caminos clásicos de yoga. Una formación en condiciones debería tocarlos todos: el yoga de la acción (karma yoga), el yoga de la devoción (bhakti), el yoga del conocimiento intuitivo (gñana) y el yoga de la energía física y mental (raja-hatha).
Eso te permitirá tener una experiencia y visión profunda, completa y trascendente. Un profesor de yoga debe vivir y transmitir un yoga que abarque de manera holística desde lo físico hasta lo espiritual y trascendente, pasando por lo vital y lo mental. Si no, es como una mesa con tres patas. No termina de estar estable.
Tú tienes tu personalidad, tus gustos, y con los años y la práctica incidirás más en unas técnicas u otras (que irán evolucionando y cambiando también). Algunos tenemos una tendencia más devocional o bhakti, otros más mental y nos atrae más la meditación o los asanas, claro… Pero a la hora de formarte y como transmisor que serás, es importante que te empapes de un conocimiento completo: de un Yoga Integral.
Recuerda: huye del yoga mediocre o superficial
El estilo de yoga que sueles practicar es en el que debes profundizar, formarte y enseñar. Porque en esa práctica es donde has desarrollado la sensibilidad y maestría que guiará después a tus alumnos. Personalmente te recomiendo enfocarte en un estilo para profundizar en él. Dedícale el tiempo que se merece si lo quieres aprender bien. La maestría sobre algo requiere profundizar en ello…
Cada estilo de yoga tiene sus elementos característicos; es bueno que conozcas en profundidad lo que luego vas a enseñar. Que lo hagas tuyo. Con la experiencia y compromiso, te saldrán solas las palabras los ajustes e indicaciones porque provienen de la experiencia viva. Recuerda que no estás transmitiendo un conocimiento intelectual sino una vivencia personal.
Más adelante podrás descubrir y aprender otros enfoques y maneras de hacer: otros estilos que enriquecerán tu práctica y tus clases.
La formación debe estar bien estructurada. Que se te entregue el material necesario para dar soporte a tu trabajo, donde puedas consultar y apoyarte.
Cuidado, no te inscribas en una formación de yoga, otra de pilates, un curso de suelo pélvico y de pintura… ah, y en unas oposiciones que acaban de salir… Por favor, si quieres una formación transformadora sólo lo será si te entregas con compromiso total. Dedícale todo tu cariño y atención durante al menos dos años. No metas más cosas en ese tiempo. El que mucho abarca… poco aprieta.
Una formación transformadora no es aquella en la que engulles datos e información. Requiere dedicación, investigación, presencia… Por eso, si te disipas en muchas cosas no podrás practicar cada día, leer cada día, tomar tres clases semanales, durante la formación. Pasado este período, ya se puede tener “velocidad crucero”.
Sobre el ritmo de la formación
De entre los formatos posibles, son tus circunstancias personales las que definirán cuál es el mejor para ti. Mi experiencia me dice que cada alumno tiene ritmos diferentes. Sería genial que el ritmo de la formación se adapte a tu ritmo de práctica, aprendizaje y capacidad de absorción y, sobre todo, como adultos que somos con muchos otros compromisos, que sea llevadera.
Tienes formaciones de un mes intensivo residenciales en España o en el extranjero. Tienes formaciones de un sábado al mes. Hay formaciones un día a la semana. Y las más comunes últimamente, de un fin de semana al mes.
Las formaciones intensivas y residenciales de un mes son maravillosas y producen un empaparse, una inmersión total de la mañana a la noche en la energía del yoga… Se come yoga, se pasea yoga, se hace trabajo comunitario (karma yoga), se medita cada día (raja yoga)… Estás en la burbuja del yoga y solo yoga… Suponiendo que tu vida y agenda personal te lo permita, puede estar bien.
Dependiendo de tu nivel de experiencia previa y capacidad de asimilación, puede ser una inyección en vena de conocimiento y práctica o un atragantarte. A veces el alumno no madura lo suficiente su práctica y asimilación de contenidos. Es mucho en poco tiempo.
Yo hice así mi formación… y lo gocé mucho… pero se me quedó corta en muchos aspectos.
En la formación de un fin de semana al mes (un día o dos), para mi gusto las sesiones están muy distanciadas, los alumnos se desconectan. Patanjali, el impulsor del Yoga de la Meditación, hablaba de una práctica continuada, regular y prolongada en el tiempo. Nunca espaciada y distanciada.
Para mí, la mejor versión es mantener un contacto estrecho y regular con tus profesores formadores. Practicar juntos semanalmente produce, como la homeopatía o el riego por goteo una “saturación”, del terreno. Se mantiene y sostiene la conexión con el Yoga de la Vida… Esa manera de practicar regularmente y formarse es la que más beneficio y transformación produce, no tengas ninguna duda de ello. El acompañamiento es constante. Este ritmo semanal te permite, integrar, madurar y hacer tuyos los contenidos y prácticas de manera mas orgánica.
Pero lo importante es que elijas una formación real y no tanto ideal, que puedas compaginar con tu vida. Sé realista. Más adelante te puedes pasar un mes de práctica intensiva en algún ashram (comunidad espiritual) o hacer retiros regularmente para vivir esa inmersión tan nutritiva.
No es un curso más… tómate tu tiempo
Si no sólo quieres aprender datos, si lo que quieres realmente es vivir en yoga, ser un yogui o yoguini auténtico. Si lo que quieres es que el espíritu del yoga empape tu manera de comer, hablar, respirar y relacionarte con las visicitudes de tu vida, entonces debes elegir una formación guiada por un experimentado yogui que te transmita de manera viva la esencia espiritual y tranformadora de vivir en base a los principios del Yoga.
Si lo que buscas no es solo hacer unas bellas posturas con tu cuerpo, sino llegar a saber quién eres realmente y cuál es el sentido de la existencia, pasa del yoga mediocre o superficial.
Esa parte profunda y transformadora ocurre definitivamente si la filosofía que se imparte es muy práctica y si la meditación forma parte imprescindible de las clases. Todo el conocimiento profundo del yoga como herramienta de transformación humana está en su filosofía. ¡Ojo, los principios filosóficos deben formar parte de tu vida.
Tómate el tiempo necesario para encontrar la formación a tu medida. No es un curso más…Una formación de profesor de yoga es un proceso de transformación humano. Elige la mejor.
Descárgate la guía completa gratuita en este enlace: https://yogaartstudio.com/regalo/
Te dejo un breve video. Escúchalo y saca tus conclusiones…
Eva Klimberg nació en una familia de yoguis, con casi 25 años de experiencia y diez años de vida monástica en la tradición yóguica de la orden de los Swamis (tomó votos de Brahmacharya -novicia- en Utarkashi, India, en 2001). Hoy profesora formadora de psicología y filosofía profunda del yoga, meditación y pranayama en varias formaciones de profesores. Codirectora de Yoga Art Studio en El Escorial. Organiza retiros y vacaciones de yoga por toda la geografía nacional.