Yoga, bypass espiritual y activismo

2021-01-07

Cuando salieron a la luz, a principios de 2020, los abusos cometidos por Yogi Bhajan empecé a realizarme ciertas preguntas, que se ampliaron al conocer la existencia de las teorías de la conspiración en relación a la pandemia. Teorías acogidas con el beneplácito de una parte de quienes pertenecemos al sector del bienestar (dentro del cual se incluye el yoga). Escribe Paula Colantonio.

Pepa Castro escribió un excelente artículo sobre esta confluencia entre teorías de la conspiración y espiritualidad denominada “conspiritualidad” que recomiendo leer.

Como practicante de distintos tipos de yoga, profesora/formadora de Yoga Nidra y cofundadora de Yoganet, siento la necesidad de reflexionar en voz alta y entablar una conversación sobre estos temas.

Las preguntas que me surgen y me motivan a reflexionar son varias. Pero en este artículo quisiera centrarme en las siguientes:

1- ¿Cómo es posible que un “líder espiritual“ venerado por tanta gente haya resultado ser un depredador serial? ¿Cómo pudo actuar tan impunemente y a esa escala? ¿Nadie se daba cuenta de nada? ¿Cómo puede ser que mucha gente aún lo considere un hombre santo y  exhiba su foto en altares con la cantidad de testimonios que han salido a la luz? ¿Qué está pasando?

2- ¿Cómo es posible, que siendo el significado de yoga la unión, parte de nuestra comunidad parezca indiferente al sufrimiento ajeno? Como si no fuera con ell@s lo que sucede en su entorno. Como si estuvieran emocionalmente anestesiados o disociados, responden a situaciones de abuso como el más arriba señalado con negación de los hechos o con frases que aluden a la “mente neutral”, o a que “todo está en perfecto orden divino”, o a que “la técnica funciona y con eso alcanza”, e incluso argumentan que para mantener alta su vibración necesitan evitar a personas o situaciones  de “baja vibración”. Como si vivieran en una torre de marfil…

En la búsqueda de respuestas encuentro varios conceptos psicológicos muy interesantes y útiles. Uno de ellos, el de bypass espiritual o espiritualidad como escape. El término fue acuñado por el psicólogo John Welwood en los ochenta. Significa la tendencia a usar las creencias y prácticas espirituales para evitar encarar asuntos emocionales no resueltos. Es algo que hacemos con nosotr@s mism@s y con otros. Todos. En mayor o menor grado. Por eso es tan importante darnos cuenta.

En “Los riesgos del bypass espiritualFabiana Fondevila ahonda magistralmente en el tema:

Citando a Welwood explica que “cuando caemos en el ‘bypass espiritual’, usamos la meta de la iluminación o la liberación para racionalizar lo que yo llamo trascendencia prematura: intentar elevarnos por encima del costado crudo y desprolijo de nuestra humanidad antes de haberlo enfrentado verdaderamente y haber hecho las paces con él. Y entonces procuramos usar la verdad absoluta para descalificar nuestras necesidades humanas relativas, nuestros problemas psicológicos, nuestras dificultades vinculares o déficits de desarrollo (…)

¿De qué formas se manifiesta esta tendencia en las personas? En una actitud de desapego excesivo, la represión de ciertas emociones (la tendencia a “anestesiar” la tristeza o el enojo), o a través de una compasión ciega, una inclinación exacerbada hacia lo positivo, ignorando o denostando la propia sombra (los aspectos mal vistos de uno mismo). En casos más extremos, puede presentarse, incluso, como delirios de iluminación” (…)

Lo cierto es que no hay nada instantáneo en el proceso de crecimiento espiritual. Quienes conquistan la madurez en este terreno lo hacen a fuerza de años de trabajo interior y transparencia, sabiéndose pequeños y falibles en cada paso del camino. En términos de Welwood, en ellos la fruta cae del árbol por su propio peso, en lugar de ser arrancada prematuramente de la rama.

Hay en estos seres añejados espiritualmente –sean monjes, maestros o barrenderos– una cualidad de integridad y de arraigo. No son almas descarnadas ni aparentan serlo. No están, ni se pretenden, más allá de nada. Por eso son capaces de abrazar la complejidad de quienes los rodean con amor, y mostrar el camino hacia una transcendencia real, sin atajos ni ilusiones de santidad, con simple vocación humana”.

Hermoso y conmovedor. No se trata de “evitar” la experiencia de estar en el mundo. Es compatible sentirnos seres espirituales y al mismo tiempo muy humanos con un cuerpo, una mente y emociones. La vida es una aventura, una historia, un viaje para experimentar y aprender.

La flor de la vida

Joseph Campbell enorme pensador, escritor y profesor, tras analizar cientos de mitos de todas las culturas descubre la estructura subyacente a todos ellos, un monomito al que llama el “Viaje del Héroe”. Y lo apasionante es que esa estructura no sólo está presente en los mitos de la antigüedad, sino que también en guiones, novelas, pelis y en nuestra vida.

Cada un@ es el héroe o la heroína de su propia travesía. A lo largo de nuestra historia personal experimentamos una serie de etapas y desafíos (como en el monomito) que nos permiten crecer y madurar en todos los aspectos (incluido el espiritual). Por mucho que medite, necesito experimentar la vida con toda su paleta de colores y emociones. No hay atajos en el camino espiritual. La fruta va madurando lentamente, como expresaba Wellwood más arriba.

Flor vida

Y en el camino de la vida nos encontramos con otr@s. La vida es en relación. No empieza y termina en nuestro ombligo. Me gusta pensar la existencia con el símbolo de la flor de la vida. Me imagino que cada un@ es un puntito que se relaciona con otros puntitos. Una red que se teje a sí misma y que puede llegar a ser tan hermosa como esta magnífica figura. Pero para que haya armonía hay que implicarse activa, amorosa e inteligentemente.

Me puedo pasar todo el día meditando, pero si eso me lleva a aislarme en mi torre de marfil, si me importa muy poco lo que sucede en el mundo, si evito mezclarme con personas de “baja vibración”, si no me pongo del lado de los que sufren, si cierro los ojos a los abusos… ¿qué estoy haciendo?

Implicarse o no, esa es la cuestión Con nuestras acciones y decisiones vamos escribiendo el guión colectivo en este gran teatro del mundo o sueño compartido. De nosotr@s depende que el mundo en que vivimos sea un sueño feliz o una pesadilla; un cielo o un infierno.

Por eso reivindico la necesidad de un mayor activismo en nuestro sector.  Ojalá seamos capaces de salir de nosotr@s mism@s, meternos en el barro y poner nuestros dones al servicio de un mundo más justo, más amoroso y compasivo.

Que surja con fuerza un yoga más comprometido, al servicio de los desafíos que enfrenta la sociedad, la sanación del planeta, la justicia y la libertad.

Un yoga con los pies en la tierra, la mente lúcida, la intuición despierta y conectando y honrando a nuestro corazón, nuestro Maestro interior.

¿Quién se apunta? ¿Nos organizamos?

Paula Colantonio es cofundadora de Yoganet. Profesora y Formadora de Yoga Nidra. Licenciada en Historia.

Los días 8  y 9 de mayo Paula facilitará la Formación “Yoga Nidra I” en Yoganet, Barcelona