Decía Pema Chödrön que “uno de los muchos dones de la meditación es que nos ayuda a interesarnos por nuestras vidas con curiosidad y expansión”. Esta idea nos traslada directamente a la noción de aprendizaje que transforma, que ayuda a evolucionar y a crecer. Escribe Yoga Evolution School.
Y es que la meditación y el mindfulness nos brindan herramientas para cuidar y ejercitar nuestra mente, permitiéndonos estar más presentes, más conectados y atentos.
En esta segunda entrega de “Hacia un aprendizaje transformativo” vamos a bucear por las inmensidades de la meditación y el mindfulness, tratando de dibujar un mapa que nos permita entender y visualizar los rasgos más relevantes de estas disciplinas transformativas. Una guía simple y concisa que nos ayude a orientarnos hacia las distintas artes de potenciar y transformar la mente.
Orígenes de la meditación
Aunque no se conoce el origen exacto de la meditación, los arqueólogos y académicos coinciden en que las primeras prácticas meditativas se dieron unos 5.000 años antes de nuestra era. Sin embargo, habría que esperar hasta aproximadamente el año 1.500 a. C. para encontrar en la India los primeros documentos escritos que hacen referencia a la meditación.
Varios eruditos y escuelas de pensamiento afirman que existen principalmente dos grandes orígenes de la meditación como un sistema estructurado de prácticas y técnicas para trabajar la mente. Por un lado, en la India se pueden encontrar los registros más antiguos que recogen la práctica de Dhyāna como un entrenamiento mental, a menudo traducido como “meditación”, y que beben de las tradiciones hindúes del Vedanta. Dichos textos reflejan las diversas prácticas meditativas que se realizaban en la India antigua. Las escrituras y textos del Budismo indio aparecieron más tarde, en torno a dos siglos antes de Cristo.
Por otro lado, la otra gran cuna de la meditación es China, cuyas primeras referencias datan del siglo VI a. C., principalmente ligadas al Taoísmo y a la figura del filósofo Lao Tsé y su obra Tao te Ching. Según varios académicos, fue alrededor de esa época (s. VI-V a. C.) que las prácticas indias, taoístas y budistas entraron en contacto y se influyeron mutuamente, cada una transformándose y progresando según el contexto sociocultural en que se encontraran.
La meditación
“Para comprender lo inconmensurable, la mente debe permanecer extraordinariamente silenciosa e inmóvil”, decía Jiddu Krishnamurti. Y es que en eso consiste la meditación, en ejercitar la mente para mejorar la percepción y la atención, para poder controlar los movimientos mentales que amenazan con despistarnos y distraernos del momento presente, para conseguir esa auténtica transformación. Pero, ¿cómo hacerlo? Existen diversos métodos para poder “entrenar” la mente a través de la meditación; entre los más habituales se encuentran las prácticas de concentración, las de atención a la respiración, las visualizaciones, la recitación de mantras o la meditación en movimiento, entre otras.
Las prácticas de concentración tienen el objetivo de aumentar y fortalecer la capacidad de mantener la mente centrada en un único objeto, el cual actúa como ancla al presente. De este modo, se va poco a poco ejercitando la mente para evitar que divague y acabe distrayéndose con otros pensamientos que aparecen espontáneamente. Se puede escoger la llama de una vela, una imagen o cualquier objeto que ayude a mantener la mente fija, concentrada, en él.
La atención en la respiración es otro método que nos permite practicar la meditación de un modo natural y eficiente. Al ser una acción constante y continua, dirigir la atención a la respiración permite conectar mente y cuerpo, así como calmar el espíritu potenciando un estado de máxima presencia y escucha interior.
La visualización es una técnica común a las diversas tradiciones meditativas. Consiste en mantener la atención en una imagen concreta que puede ser un símbolo, la figura de una divinidad, un color, un elemento de la naturaleza…, observando cada detalle, tratando de dibujar cada rasgo que lo caracteriza, casi identificándose con el objeto observado. Es una técnica que requiere mucha práctica y que permite mantener la mente muy presente.
La recitación de mantras ayuda a fijar la mente en el sonido y la pronunciación, en la vibración que produce el mantra, ayudando a silenciar los pensamientos que afloran para centrar completamente la atención en el aquí y el ahora.
En cuanto a la meditación en movimiento, puede realizarse sencillamente caminando despacio, siendo enteramente conscientes de la postura, de la manera de posar los pies en el suelo, de las sensaciones que brotan en el cuerpo y en la mente. Otra manera de meditar en movimiento es practicando yoga, favoreciendo ese estado de conexión mente-cuerpo-espíritu, de presencia plena, comprendiendo lo que ocurre dentro para aprender de ello.
Y es que, como decía Amit Ray, “la meditación es la manera de nutrir y hacer florecer la divinidad que reside en tu interior.
Meditación y mindfulness
Suele existir cierta confusión al hablar de meditación y mindfulness, ya que ambos encarnan aspectos similares y, en ocasiones, se utilizan en contextos semejantes. Sin embargo, no son términos intercambiables sino que cada uno tiene su propia “personalidad” transformativa.
La meditación es una práctica consciente y voluntaria en la que se busca aquietar la mente, mejorar la concentración, la presencia y el equilibrio, tanto emocional como mental. El objetivo es entrenar la mente para conectar con nuestro interior y, como hemos visto antes, hay diversos métodos para conseguirlo que requieren parar y dedicarles un tiempo, ya sean minutos u horas.
El mindfulness es el simple acto de prestar atención y darse cuenta de lo que acontece a tu alrededor, es estar presente en todo lo que haces, incluso en las tareas más mundanas. Practicar esta disciplina te permite ser plenamente consciente de lo que ocurre, de lo que te rodea y, además, de los pensamientos, sentimientos y comportamientos que tienes en cada instante. La ventaja del mindfulness es que puedes ponerlo en práctica en cualquier momento, en cualquier lugar y con cualquier persona.
Por tanto, ambas disciplinas pueden combinarse y potenciarse mutuamente para lograr ese aprendizaje transformativo que tanto nos inspira y nos ayuda. Practicar mindfulness durante una sesión de meditación enriquece la experiencia y permite reforzar la concentración; al mismo tiempo, meditar de un modo constante ayuda a desarrollar una actitud más consciente, afinando y expandiendo los efectos del mindfulness. Mientras el mindfulness puede aplicarse a cada situación que vivimos en el día a día, la meditación precisa dedicarle un tiempo y una práctica comprometida.
Hacia un aprendizaje transformativo
Las prácticas de meditación y mindfulness tienen el objetivo de transformar la mente, de ayudarnos a sacar el máximo potencial a veces escondido que reside en nuestro interior. Al comprender verdaderamente lo que encierra cada una de estas prácticas podemos llegar a aprenderlas y hacerlas nuestras, a sentirlas como una parte de nuestra naturaleza. La comprensión es la llave hacia la transformación, hacia ese aprendizaje que nos cambia y nos permite evolucionar.
Además, una mente en calma y sosegada, una mente centrada en el presente nos permite desarrollar nuestra propia creatividad, ser más eficientes, más despiertos y hábiles para vivir la vida al máximo y sentir su profundo esplendor.
En ese trayecto hacia autoconocimiento, puede surgir el anhelo de compartir aquello que se ha ido aprendiendo con la práctica, ayudando a otros en la senda de la transformación. Dar un paso más y tomar la vía de convertirse en profesor es adoptar un compromiso con la práctica propia, además de servir de guía para otras personas que se hallan en busca de su propio camino.
Esas dos ideas clave, la de comprender para aprender y la del desarrollo de la propia creatividad, son elementos esenciales en las formaciones de Yoga Evolution School. Queremos formar algo más que profesores: queremos (trans)formar a ese referente, a ese mentor, que nos ayuda a dar un cambio a nuestra vida. Porque nuestro objetivo es contribuir a la transformación que nos brinda el aprendizaje; porque es así como crecemos todos juntos.
Transforma tu aprendizaje
Si crees que es el momento de dar el paso y formarte como profesor, como guía y acompañante de meditación y mindfulness, puedes unirte a la comunidad de Yoga Evolution School en la nueva convocatoria anual de octubre de 2020 con la Formación de Instructor/a de Meditación y Mindfulness 200h y el certificado de la International Mindfulness Teachers Association.
En esa búsqueda de transformación, nos hemos reinventado para ofrecer nuevas modalidades y que cada alumno escoja la que más se ajuste a sus necesidades. Hay posibilidad de formarse de manera presencial (entre semana o un fin de semana al mes), online en directo y también está la opción de hacerlo online en diferido con un/a tutor/a personal. Nuestra formación, avalada por la International Mindfulness Teachers Association, te permitirá avanzar en tu práctica y acompañar a tus alumnos en la suya, aprendiendo unos de otros en busca de ese aprendizaje transformativo.
Puedes encontrar toda la información aquí: https://yogaevolutionschool.com/formacion-instructor-mindfulness/