En el capítulo XIV del Bhagavad Gita, Krishna le enseña a Arjuna la “sabiduría suprema que trasciende todo conocimiento y mediante la cual todos los sabios, al final de la vida, han alcanzado la Perfección absoluta”. Escribe Pedro López Pereda.
Esta sabiduría es el camino y la meta de todo yogui o yoguini y es la base que sustenta todo su crecimiento interior. Y así lo resalta Krishna:
“Permanece por siempre Conmigo aquel yogui que (…) percibe que Yo me encuentro en todos los seres (…) El mundo de los seres mortales se encuentra engañado por el triple aspecto de la Naturaleza y por eso no me perciben”.
Este triple aspecto de la Naturaleza es lo que se denomina la teoría de las tres Gunas, cuyo nombre proviene de la palabra indoeuropea Guere, que se podría traducir por trenzado. El significado más apropiado sería el de cuerda, concretamente cuerda de instrumento musical y, por extensión, acorde.
Las Gunas, por consiguiente, son las tres cualidades de las que está compuesto el Universo físico, y puede considerarse que son diminutas cuerdas, millones de veces más pequeñas que un átomo, que vibran cada una con una frecuencia determinada.
Son elementos inseparables que se combinan en diferentes proporciones para formar todos los objetos materiales. Estas cualidades se denominan Tamas (la oscuridad), Rajas (la actividad y las sensaciones) y Sattva (la inteligencia).
En el Bhagavad Gita, el Ser Absoluto nos dice de dónde proceden: “Has de saber que todas las manifestaciones de sattva, rajas y tamas emanan de mí. Aunque ellas están en mí, yo no estoy en ellas”.
Aunque el párrafo anterior parezca confuso, no lo es, sino que se trata de una explicación profunda y concisa de lo que son las Gunas. Pensemos que el Plano Superior es Luz, es Autoconciencia y es la más alta de las vibraciones. Si identificamos a las Gunas con los colores primarios (rojo, amarillo y azul), todos entenderíamos que estos colores emanan del blanco (la luz) por lo que están en el blanco, pero el blanco no está en ellos.
Para poder percibir los colores en el plano material es imprescindible la oscuridad. Por ello Tamas es la base del Universo físico, pues sin ella éste no existiría. Tamas es también el silencio, la ignorancia, la vibración más baja y la cuerda que forma los elementos con más densidad.
Cuando los seres llegamos a este plano físico, entramos en la llamada “ilusoria ignorancia”. Y aunque nacemos tamásicos, nuestra evolución impregna ya nuestro temprano desarrollo y el proceso no se detiene. Es un perfeccionamiento progresivo en el que vamos convirtiendo lo tamásico en rajásico, y lo rajásico en sáttvico. La falta de desarrollo en una persona puede hacer que se mantenga en un estado tamásico durante toda su vida.
Una persona rajásica tiene que trascender cualquier apego a la actividad y posteriormente a la sensibilidad para convertirse en sáttvica.
Un ejemplo eficaz: el globo aerostático
Para comprender mejor este proceso hay un ejemplo que nos puede ser de gran ayuda. Si comparamos el progreso evolutivo del ser humano con una travesía en un globo aerostático, antes de despegar de tierra es necesario preparar una cesta compacta, capaz de sustentar el quemador, el combustible, la vela del globo y todo el avituallamiento. Este primer paso sería el proceso tamásico, y es fundamental para que el globo pueda efectuar su vuelo. El siguiente paso, que se asocia con el período rajásico, sería soltar las cuerdas que mantienen la cesta fijada al suelo y encender el quemador para calentar el aire del interior de la vela del globo, inflamando el combustible. En esta fase debemos ser precisos en el manejo del quemador, para no quemar la vela y conseguir que la cesta despegue del suelo con suavidad y vaya ascendiendo de manera paulatina, sin brusquedades. Una vez que hemos emprendido el ascenso, y a medida que ganamos altura, nos introducimos en el período sáttvico, y entramos en el estado de paz que proporciona sobrevolar la atmósfera desprendiéndonos poco a poco del lastre que suponen la ignorancia y la agitación mental.
En este camino evolutivo, comparable al trayecto en globo, podemos encontrar una serie de obstáculos importantes que impiden que el vuelo siga su camino ascendente. Estos obstáculos se mencionan en el Bhagavad Gita: “Sattva impulsa al hombre a apegarse a la felicidad (y al conocimiento), Rajas, a la actividad (y a la pasión y el deseo) y Tamas engaña a los seres encarnados con la comprensión errónea”.
Este apego del que nos habla Krishna es el principal obstáculo a superar, pues nuestro objetivo es vencer las ataduras, de igual manera que, en nuestro ejemplo del globo, desenganchamos las cuerdas que atan la cesta a la tierra y soltamos el lastre que nos impide ascender. En la etapa tamásica debemos superar la apatía y el apego a lo material. En el período rajásico es preciso luchar contra el apego a lo que percibimos a través de nuestros sentidos y librarnos del deseo. Y en el proceso sáttvico debemos estar muy atentos para no caer en el apego a la felicidad, sino que debemos permanecer ecuánimes.
Tanto si conseguimos superar esos obstáculos como si nos quedamos a mitad del camino, el Ser Absoluto nos dice en el Bhagavad Gita:
“Si al morir predominan en un hombre las cualidades propias de sattva éste se eleva a las inmaculadas regiones en las que moran los conocedores del Más Excelso. (…) Si prevalece rajas, la persona renace entre quienes se hallan apegados a la actividad y el que muere inmerso en tamas entra en la matriz de aquellos que está profundamente engañados”.
Pedro Mª López Pereda
En 2001 crea el centro Namaskar de yoga y autorrealización en la línea de Antonio Blay. En 2014 es nombrado presidente de la Fundación Yoga y es el actual presidente de la Asociación Yoga Meditativo.
Es miembro de la Asociación Nacional de Profesores de Yoga desde 2002, donde ha participado en muchas de sus actividades y asistido a muchos de sus intensivos.
Maestro de Reiki desde 1997.
Centrado en el yoga adaptado y en el diseño inclusivo, ha participado como ponente en diversos congresos y en casi todas las Comunidades Autónomas españolas. Ha participado como ponente en diversos congresos de yoga.
Ha publicado: Diseñando un Ser Consciente (2001), Manual de instrucciones del Ser Humano (2006), El nacimiento del Yoga (2008), El origen de los ásanas (2009), Viyoga, la técnica que forjó a los seres libres (2010), Viaje hacia el Ser (2013), Cómo poner la mente en blanco (2014), Los planos del crecimiento espiritual (2015), ¿Y yo? ¿Estoy muerto? (2016), El mandala oculto (2017), El cuenco vacío (2018).