Todo comenzó hace muchos años en una pequeña población del oeste de India junto al mar Arábigo. Dos humildes familias, los Radhav y los Kumar, que vivían una frente de la otra, se enteraron al tiempo de que ambas esposas estaban embarazadas. Escribe esta fábula Víctor de Miguel.
Los Radhav se dedicaban al cuidado de sus cuatro vacas y a vender la leche que obtenían de ellas. La familia Kumar eran sastres. La relación entre ambas familias era excelente, como si fueran un solo núcleo familiar.
A los nueve meses nació el niño de los Radhav al que le llamaron Prana, y justo un día después nació la niña de los Kumar, a la cual llamaron Yama. Desde aquel día ya nada separaría a los dos recién nacidos; se criaron juntos, fueron a la misma escuela, jugaban juntos, compartían sus más íntimos secretos.
Prana era pura energía, incansable; Yama era una niña a la que le gustaba tener todo controlado, muy ordenada. Entre los dos formaban una pareja muy bien compenetrada, se complementaban a la perfección.
Los años fueron pasando y la unión de ambos jóvenes cada vez era más fuerte, se enamoraron locamente y al cumplir los 17 años decidieron unirse en matrimonio, Prana y Yama.
El día de la boda fue un día grande para el pueblo, acudieron todos los vecinos, hubo comida para todos, música, bailes… Fueron tres días inolvidables para la joven pareja. Se marcharon a vivir a una pequeña casa a las afueras del pueblo regalada por el padre de Yama.
Ujjayi, Nadi Sodhana y Anuloma Viloma
A los pocos meses Yama quedó embarazada de su primer hijo al que al nacer llamaron Ujjayi (el Victorioso). Desde muy pequeño le encantaba sentarse junto a la orilla del mar escuchando el sonido de las olas al romper. Aprendió a imitar ese sonido con su respiración. Fue un chico muy aplicado, muy optimista, siempre tirando para adelante de sus hermanos y amigos. Le encantaba ir dando abrazos a todos los vecinos del pueblo proporcionando calma y calor con ellos.
Nueve meses después del nacimiento de Ujjayi nacieron en un mismo parto dos preciosas niñas, a una de ellas la llamaron Nadi Sodhana y a la otra Anuloma Viloma.
Nadi Sodhana fue una niña conciliadora, siempre buscaba el equilibrio en todo lo que hacía en su vida. Era la que solucionaba los problemas en casa con su actitud conciliadora. No tenía preferencias por nada ni por nadie, todo el mundo era igual para ella.
Anuloma Viloma era igual que su gemela Nadi Sodhana aunque algo introvertida, le costaba expresar sus sentimientos, se retenía las cosas, pero, como su hermana, buscaba que el equilibrio en su casa, con sus amigos, con sus cosas, fuera el adecuado.
Bhramari, Kapalabhati y Bhastrika
Del tercer embarazo de Yama nació Bhramari, niño algo inquieto al que desde muy joven le encantó la labor que su vecino realizaba, apicultor. Por las tardes después de la escuela se iba al terreno donde su vecino tenía las colmenas y se sentaba frente a ellas, observando el trabajo que realizaban las abejas. Cerraba los ojos y se tapaba los oídos con sus dedos e imitaba el sonido del zumbido de las abejas, le hacía gracia la vibración que ocurría en su cuerpo al hacerlo.
El cuarto embarazo de Yama fue como su segundo, doble, aunque en esta ocasión los recién nacidos fueron varones, los llamaron Kapalabhati y Bhastrika.
Kapalabhati, aunque era muy buen niño, se comportaba bruscamente, se expresaba con un tono de voz muy alto. Era un chico muy limpio y ayudaba a su madre en las tareas de limpieza de la humilde casa familiar. Solía salir a la calle con su escoba hecha con ramas a barrer toda su calle.
Bhastrika, como buen gemelo, era igual que su hermano Kapalabhati aunque más perezoso; le costaba siempre levantarse de la cama para ir a la escuela, siempre tenían que estar animándole a hacer actividades. Aprendió la profesión de herrero de otro vecino de su calle.
Sama Vritti, Sitkari y Shitali
Del quinto embarazo nació Sama Vritti, niña amable y con muy buen corazón pero muy cabezota, muy cuadriculada con sus ideas, nunca daba su brazo a torcer, siempre tenía que tener razón.
Del último embarazo, también doble, nacieron dos preciosas niñas, Sitkari y Shitali. Como las más pequeñas de la casa, fueron las más «gamberrillas» de la familia. Les encantaba hacer burla a sus hermanos sacando sus lenguas. Nacieron con un problema en la piel que no les permitía permanecer mucho tiempo al sol, buscaban siempre la sombra, el frescor.
La familia que formaron el matrimonio Prana y Yama fue una familia feliz, conciliadora, muy estable, armoniosa, todos juntos desprendían una paz inconmensurable
Víctor de Miguel es profesor de yoga, promotor del Madrid Yoga Congress. https://www.facebook.com/victordemiguelt