En esta sección Javier Ruiz Calderón ofrece respuestas a nuestras dudas sobre el yoga, su filosofía y sus técnicas desde una visión de la tradición yóguica actualizada y crítica. Todos estamos invitados a escribir a Javier a info@yogaenred.com planteando nuestras dudas o incertidumbres.
Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre el mindfulness y la meditación?
Respuesta: En general, se llama meditación a cualquier ejercicio mental que, practicado repetidamente, sirve para adquirir nuevos hábitos mentales positivos.
En las distintas tradiciones (yoga, vedanta, budismo, taoísmo, etc.) se suele distinguir entre dos clases de meditación: a) meditaciones preparatorias (samatha, upásana, etc.), que sirven para adquirir cualidades positivas que favorecen la evolución espiritual, como la serenidad, la concentración, la empatía, etc., y b) meditaciones superiores (vipássana, nididhyásana, etc.), que sirven para transformar la manera de percibir la realidad y por eso son las que llevan directamente a la meta del camino espiritual (la liberación, el aislamiento, el despertar, el nirvana, etc.).
Tradicionalmente, la meditación es una práctica espiritual, es decir, que forma parte de un camino cuyo objetivo es llegar a la plenitud de la vida, a lo infinito o incondicionado; pero actualmente muchas personas meditan con el objetivo más modesto de librarse del estrés o vivir con mayor bienestar (justo igual que ha pasado con el yoga). Porque, en efecto, desde hace tiempo se ha comprobado que la práctica correcta de la meditación resulta beneficiosa para la salud mental y, por ello, también para la salud física.
En 1979 Jon Kabat-Zinn creó el programa MBSR (Reducción del Estrés Basada en el Mindfulness). El término «mindfulness» significa literalmente en inglés «conciencia» o «atención», pero en español hemos acabado utilizando la palabra inglesa por una decisión de los que introdujeron ese programa en el contexto hispanohablante.
El término designa una forma particular de meditación, la vipássana del budismo theravada, que consiste en observar con ecuanimidad los fenómenos físicos y psíquicos interiores y exteriores; pero cuando hablamos de «mindfulness» nos referimos específicamente a la realización de esta técnica al margen de la tradición espiritual budista, con una finalidad meramente desestresante e higiénica o terapéutica.
En sí misma, la práctica del mindfulness es buena: todos estamos más o menos estresados, y cualquier cosa que reduzca el estrés —como el deporte, el contacto con la naturaleza, una conversación relajada, etc.— es positiva. Sin embargo, desde la tradición budista se le hacen dos clases de críticas:
La primera es que la vipássana forma parte del séptimo miembro (atención correcta) del noble óctuple sendero budista y que, practicada al margen de los otros siete miembros (opinión, motivación, acción, palabra, medios de vida, esfuerzo y concentración correctos), pierde casi toda su eficacia y, desde luego, toda su eficacia transformadora. Pero como a la mayor parte de las personas no les interesa la espiritualidad, esta crítica no tiene por qué afectarles.
La segunda es que la práctica del mindfulness puede servir para mantener «tranquilitas» a las personas, de manera que se dejen explotar sin rechistar por sus empresas y sigan enchufadas a los terminales de producción y consumo que mantienen en funcionamiento la actual sociedad alienada. De hecho, hay un programa de mindfulness (el M-fit) que se enseña a militares antes de un despliegue militar y que, al parecer, se utilizó en las guerras de Irak y de Afganistán, tan discutibles desde el punto de vista ético.
En realidad todas las cosas eficaces pueden usarse para el bien o para el mal. El fuego puede utilizarse para cocinar o para incendiar; un cuchillo, para operar o para asesinar. El que el mindfulness puede emplearse para mantener adormecidas a las personas no quiere decir que en sí mismo sea malo. Pero al desgajarlo del resto del óctuple sendero, en especial de los miembros que tienen que ver con la ética, deja de ser una práctica esencialmente liberadora y se convierte en algo ambiguo que hay que aplicar —como todo en realidad— críticamente y con discernimiento.
Javier Ruiz Calderón (Shánkara) es doctor en filosofía especializado en pensamiento indio y filosofía de la religión y profesor en la Universidad Pontifica Comillas (Madrid). Lleva cuarenta años estudiando y practicando yoga, vedanta y meditación. Enseña esas disciplinas, así como sánscrito y canto védico, y ha publicado seis libros y docenas de artículos sobre esos temas. Página web personal: http://www.jruizcalderon.comPróximas actividades: Todos los jueves, en el centro de Madrid: clases de Yoga suave (19-20h) y Filosofía y meditación (20-21h). En Madrid y a distancia, un sábado al mes: cursos «Estudio de la Bhagavadgītā» e «Introducción al advaita vedānta». Información: www.jruizcalderon.com/proximas-actividades-2