A través de sus diversas posturas, el yoga físico produce diferentes efectos sobre el cuerpo. Practicando regularmente estas asanas se crean condiciones cada vez más profundas para que los diferente sistemas se activen y se produzca una limpieza del organismo que acabará siendo una desintoxicación masiva. Escribe Pablo Rego.
Sarvangasana
Conocida como “La vela”, Sarvangasana es una postura que ofrece, por sobre todas las cosas, una amplia gama de desintoxicación en diferentes áreas del cuerpo físico.
Cuando el cuerpo físico se pone, casi en su totalidad, de manera invertida, la fuerza de la gravedad produce un efecto contrario al habitual. Si en las posiciones en las que permanecemos de manera natural, como estar de pie, sentados o acostados, los líquidos que fluyen por el organismo, al igual que los órganos y cada uno de los elementos que constituyen el cuerpo, caen atraídos por la fuerza de la gravedad hacia el centro de la Tierra, cuando ponemos los pies hacia el cielo la influencia de esas fuerzas actuarán de manera invertida en cada una de las células del cuerpo.
Este principio nos puede llevar a observar que la sangre que viaja por las venas de regreso hacia el corazón, por ejemplo en las piernas, al estar en una posición invertida lo hará a favor de la fuerza de la gravedad y no al contrario, como ocurre habitualmente.
Lo mismo ocurre con la linfa, el líquido que se va filtrando y ocupando el espacio intracelular para ser recogido luego por la red que interconecta los ganglios y que muchas veces queda atrapado y se acumula debido a la falta de actividad metabólica. También se da, principalmente en las piernas, una retención de líquidos típica que puede compensarse bastante al poner las piernas en alto, invirtiendo así la influencia de la fuerza de la gravedad.
Si observamos este efecto en, por ejemplo, los intestinos, en cuyos pliegues van acumulando toxinas, éstas se liberarán cuando la parte de estos órganos que suele estar hacia abajo quede hacia arriba, dejando caer su contenido.
Por este mismo principio la sangre que habitualmente debe “luchar” contra la fuerza de la gravedad para subir hasta la cabeza, al tener la parte alta del cuerpo por debajo de la línea del corazón, el flujo de sangre irá hacia la cabeza fácilmente, aumentando la renovación celular del cerebro, la piel del rostro, el cuero cabelludo o los ojos. Es importante tener esto en cuenta e ir con mucho cuidado cuando practicamos posturas invertidas, sobre todo si se padece de hipertensión o problemas coronarios. Con control médico y la aplicación del sentido común, es posible ir dándole al cuerpo la oportunidad de instalarse en ciertas posiciones que pueden ser beneficiosas de todas formas.
Sarvangasana también influye en la respiración, ya que al quedar ubicados los pulmones por debajo de la línea del diafragma, éste último continúa funcionando, pero con la influencia invertida de la fuerza gravitacional que provoca otros efectos y condiciones de funcionamiento en el sistema. En este caso, al caer los pulmones sobre su parte alta, se crea una presión que provoca la hinchazón natural de esa zona, mientras que la presión que se da en la parte baja de los pulmones provocan una profunda renovación del aire.
Con los pies en dirección hacia el cielo y el apoyo en los hombros, en Sarvangasana o “Paro de hombros” se da una presión en la zona cervical que provoca la alineación de las vértebras, presionando la musculatura del entorno y liberando también allí líquidos que acabarán aliviando las típicas tensiones en la zona. En esta zona del cuerpo se da también una presión en la garganta que influye fuertemente en las glándulas tiroides y paratiroides que, al ser presionadas, son incentivadas ayudando así a la normalización de su funcionamiento, ayudando a sanar dolencias allí.
¿Y qué pasa si no puedo hacer Sarvangasana?
Si bien esta postura es tenida en gran estima por los practicantes de yoga de todos los tiempos, para alcanzar su construcción se dan ciertas circunstancias que hace que en muchas ocasiones sea dificultoso armar, aunque sea una media postura.
Por este motivo es importante disponer de alternativas que, una vez comprendido el funcionamiento de Sarvangasana o por lo menos comprender qué es lo que buscamos con su práctica, nos ofrezcan los mismos beneficios.
Buscando entonces cómo conseguir desintoxicar completamente el cuerpo físico de una manera similar a la conseguida a través de Sarvangasana, tenemos a disposición posturas como Parvatasana.
—Parvatasana, conocida como “La carpa”, “La tienda” o “La V invertida” (que se realiza apoyando las manos y los pies en el suelo con las caderas por encima del nivel de los hombros y tratando de estirar las piernas) que nos proporcionará, además de un fuerte estiramiento en toda la parte posterior, la inversión de la parte superior del cuerpo ya que desde la cintura hasta la cabeza estaremos cabeza abajo, con una inclinación menor que en Sarvangasana y en tensión, por lo que se recomienda siempre hacer varios intentos, descansando entre uno y otro para ir intensificando la experiencia de apoco. Para llegar a permanecer, por ejemplo, un minuto en la postura, podemos hacer unos tres intentos de veinte segundos intensificando cada vez el estiramiento, pero teniendo presente que, en este caso, estamos buscando un efecto en particular que es el de la inversión de la parte alta del cuerpo.
Para obtener los efectos que conseguimos cuando ponemos las piernas en alto disponemos de varias posturas:
–Urdhva Prasarita Padasana o “Postura de piernas extendidas con los pies hacia arriba“ es una postura básica que no precisa mucha explicación y que puede practicarse simplemente poniendo las piernas a noventa grados del tronco, utilizando la fuerza de los músculos abdominales o tomándose las piernas por detrás; también se puede hacer manteniendo la espalda plana en el suelo y poniendo las piernas en alto contra la pared. Esta postura nos permitirá, además, una vez armada, relajar lo músculos de las piernas para que los líquidos fluyan, tal como ocurre en Sarvangasana.
Una variante interesante que proporciona un buen estiramiento de la zona posterior de las piernas, de los brazos y los omóplatos y ayuda a enderezar la columna vertebral es
–Alasyasansana o “El perezoso”, que haremos con la espalda apoyada en el suelo, agarrando los pies con los dedos de las manos y levando las piernas a un estiramiento con los pies hacia arriba. Practicando esta variante, si bien puede dificultársenos estirar completamente las piernas, conseguiremos, de todas formas, ponerlas en alto. Esta postura se puede hacer con una cinta que pasaremos por debajo de las plantas de los pies a la altura de los metatarsos y de la que nos iremos colgando con las manos para mantener la tensión.
A esta combinación de posturas que iremos haciendo de a una, con calma y relajando de ser necesario entre una y otra, podemos agregar, para aportar la dimensión del estiramiento en la zona cervical y la presión en el área de la garganta, un par de posturas interesantes que pueden practicarse una un día y otra otro día, dependiendo de las posibilidades de nuestro cuerpo. Estas son Zambukasana o “El caracol” y Sasangasana o “La liebre”. La primera tiene menos dificultades que la segunda, ya que se utiliza la fuerza de los brazos para sostener el cuerpo mientras que en la segunda se deposita peso sobre las cervicales por lo que es muy importante ser cuidadosos con su práctica, desechándola completamente si sufrimos de hernias discales o problemas graves en la zona cervical.
—Zambukasana. Esta postura se realiza boca abajo, apoyando los codos en el suelo en línea con los hombros, elevando así la parte alta del cuerpo, mientras las caderas y piernas, y eventualmente el abdomen, permanecen completamente apoyadas en el suelo. Sin mover la posición de los codos del suelo, apoyados justo debajo de los hombros, entrelazaremos los dedos de las manos e intentaremos llevar la zona alta de la cabeza hacia el suelo, extendiendo el cuello para poder sostener así la nuca con las manos que permanecen con sus dedos entrelazados. Una vez armada la postura soltaremos la tensión de todo el cuerpo menos de las partes que sostienen la postura, como los brazos y las manos, provocando así una extensión de la zona cervical sin hacer ningún esfuerzo.
—Sasangasana. Se hace partiendo de la postura de “El niño”, con las piernas flexionadas, apoyando las rodillas y empeines en el suelo, el abdomen sobre las piernas, los glúteos en los talones y la frente en el suelo. Para comenzar se mantienen también los brazos estriados hacia adelante con la palmas de las manos apoyadas en el suelo. Desde allí se eleva la cadera sin perder el contacto de la cabeza con el suelo. Llevando poco a poco el peso del cuerpo hacia la cabeza, se van elevando las caderas, rodando por el cuero cabelludo hasta acabar llevando el peso del cuerpo hacia la nuca, lo que inducirá al mentón a hundirse hacia la garganta, presionando esa zona y estirando la parte cervical de la columna vertebral y un poco más también. Puede inferirse de la práctica de esta postura que es intensa, que debe ser practicada con cuidado, preferentemente con ayuda y supervisión de un instructor o profesor, pero, a efectos instructivos, queda claro que es una variante interesante, si no tenemos problemas cervicales, pero nos cuesta elevar las piernas para hacer Sarvangasana, para conseguir estirar el cuello y presionas la zona de las tiroides en la garganta.
Esta combinación de posturas, que podemos practicar durante una sesión de Hatha Yoga, Yoga Integral o cualquier variante de Yoga físico, o simplemente como una pequeña rutina desintoxicante, debe ser precedida por una activación del organismo y los músculos del cuerpo, como el Saludo al Sol o alguna otra rutina de movilidad inicial, y es recomendable luego realizar las contraposturas correspondientes y una relajación de al menos cinco minutos antes de continuar con las tareas habituales de nuestro día a día.
Es importante, por supuesto, tomar los recaudos pertinentes antes de practicar estas y todas las posturas de yoga, realizarse las revisiones médicas correspondientes para asegurarnos que no tendremos inconvenientes y es muy recomendable asesorarse y pedir ayuda o buscar la supervisión de un profesor, instructor o guía especializado que nos guiará paso a paso y nos ayudará a corregir las posturas y prevenir dolencias o lesiones indeseadas.
Pablo Rego. Profesor de Yoga. Terapeuta holístico. Diplomado en Medicina Ayurveda