El acto será el 28 de septiembre en el Palacio de Congresos de Marbella (Málaga). Será presentado por Víctor M. Flores y tendrá una duración de dos horas y media o tres. Incluirá: presentación, conferencia, prácrtica de relajación-meditación y extenso coloquio. Escribe Ramiro Calle.
Comparto con vosotros la noticia de mi próxima conferencia-taller en Marbella, donde no acudía a impartir enseñanzas desde hace mucho años, aunque anteriormente lo estuve haciendo con cierta frecuencia, dejándome para ello convencer por mi entrañable amigo el profesor de yoga Víctor Martínez Flores.
Debido a la atención que me requiere mi centro de yoga en Madrid, cada vez salgo menos a impartir enseñanzas, aunque mi vida está buena parte de ella entregada a seguir difundiendo el verdadero yoga, que tal como titulé mi primer libro al respecto, ha sido mi «refugio y esperanza».
Dada la proliferación de «neoyogas» que muy poco tienen de yoga, es hoy en día más necesario que nunca mostrar el auténtico yoga y volver a sus genuinas raíces, por lo menos para saber qué es realmente el yoga antes de que fuera distorsionado por los primeros mentores hindúes que fueron llegando a Norteamérica a partir de 1930 y parte de los cuales lo falsearon para mercantilizarlo. Al final el yoga deberá ser rehabilitado y depurado en Occidente para poder ser reintegrado con mayor pureza a la India. Es una hermosa labor que nos incumbe, aunque sea un proceso muy largo y nada fácil.
La cuota que se cobra es para la organización, pues yo no recibo remuneración, y mi profunda satisfacción estriba en poder aportar mi experiencia de sesenta años en esta preciosa disciplina que es el yoga y que recibí en mi adolescencia como un regalo que debo compartir. Solo ese afán por difundir me hace acudir a mis 76 años a diferentes lugares de España, evitando siempre, por supuesto y por mucho que me insistan al respecto, esos masivos festivales en los que el yoga más se degrada que se pone en su justo y merecido lugar.
Los que amamos el yoga sabemos cuánto ha hecho por nosotros y puede hacer por los demás como un método adogmático y sin ningún viso sectario, pero no desprovisto de su esencia.
Me gusta recordar e inspirarme en aquello de «Un ser humano sin el Dharma no es nada».