Me inclino ante la consciencia que eres. Reconozco a la divinidad que hay en ti. Saludo al ser eterno que se expresa a través de tu individualidad… Todos esos mismos significados se dan en el mantra que se suele decir al adoptar el Namasté mudra, gesto de juntar las palmas de las manos y rozar ligeramente el esternón con las falanges de los pulgares mientras se inclina la cabeza. Escribe Emilio J. Gómez.
Al realizar Namasté, el característico saludo hindú, suceden una extensa gama de detalles técnicos plenos de significado. Las manos unidas por las palmas realizan un imperceptible Atmanjali mudra, el cual consiste en ejercer una suave presión entre ambas manos. Tal presión representa el anhelo de unión de la consciencia individual con la conciencia universal.
Las articulaciones de las falanges rozan con levedad el esternón a la altura de donde se encuentra el kshetram o parte exterior del chakra Anahata, el centro emocional, despertando la consciencia de sí, del Atman que habita en el interior de todos los seres humanos.
Tronco y cabeza se inclinan con suavidad y al mismo tiempo… ¡Qué gesto tan hermoso! De qué manera tan sencilla y humilde se muestra la supresión del ego, aunque sea por unos instantes. La inclinación de la cabeza representa la culminación de todo el trabajo de la Sadhana, la práctica espiritual, pues es indicador de que el “yo” individual ha sido trascendido.
Finalmente, si a todo este gran mudra que abarca la práctica totalidad del cuerpo le incluimos Manasik Japa, la recitación mental del mantra: OM Namah Shivaya… Me inclino ante ti… me reconozco en ti… Soy tú… O bien, como habitualmente se realiza con Baikhari Japa, la recitación en voz alta. O mejor aún, en forma de susurro, con Upanshu Japa, donde prácticamente sólo lo oye el emisor y su interlocutor.
A la hora de relacionarnos con los demás no es necesario nada más. Todo está ahí. Todo. La humildad que garantiza una relación abierta y diáfana, el conocimiento que concede el reconocimiento de la auténtica naturaleza de los interlocutores, la sintonía y empatía necesarias para una profunda comunicación… Dos corazones se han encontrado… y se han reconocido el uno en el otro.
OM Namah Shivaya… Nada más es preciso decir ni hacer. El mantra y su significado lo contiene todo. Absolutamente todo.
Para que la magia de la comunicación de corazón a corazón que este mantra despierta es preciso realizarlo con la solemnidad que se merece. No corras. Hazlo despacio… Mira a los ojos de tu semejante directamente y sin dejar de mirarle junta las palmas de tus manos y busca tu Corazón con los pulgares.
Sólo cuando lo encuentres inclina ligeramente el tronco hacia delante, realizando una reverencia que desborda nobleza. Concluye la inclinación con un ligero gesto de la cabeza, mientras que mentalmente o en forma de susurro, siempre sin dejar de mirar a los ojos de tu interlocutor, siempre sin dejar de percibir tu propio corazón y el suyo al mismo tiempo, siente… expresa…
OM Namah Shivaya
OM Namah Shivaya
OM Namah Shivaya
Evita incluso traducir tales palabras a tu lengua. Tan sólo siéntelo, siente su significado. Fúndete en un abrazo cósmico de energía, alegría y felicidad. No es para menos, dos Corazones se han encontrado.
OM Namah Shivaya
Emilio J. Gómez es profesor de yoga del Círculo de Yoga Silencio Interior
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