La titulamos con una frase de Danilo: «El yoga es una ciencia del desarrollo del potencial humano». Fue la primera entrevista que hicimos, a finales del 2012, a uno de los maestros de yoga más reconocidos dentro y fuera de España. Nos dijo cosas muy importantes que sin duda siguen estando plenamente en vigor.
Discípulo de Swami Satyananda y de Swami Niranjanananda, se dedica a la enseñanza del yoga desde 1975. Reconocido como Yogacharya (maestro de yoga) en 1993 por la International Yoga Fellowship Movement y la Bihar School of Yoga de Munger, India. Fundó en Madrid Bindu Escuela de Yoga de Chamartín, en el 2002.
Es autor de uno de los libros de yoga más serios y valorados: Claves del Yoga. Teoría y Práctica(Ed. La Liebre de Marzo). Swami Digambar dirige regularmente cursos de yoga en otras ciudades españolas y en Sudamérica.
¿Qué diría a un joven que le pregunta por qué empezar a aprender Yoga en vez de Pilates?
En primer lugar le preguntaría qué es lo que está buscando. Si simplemente busca conseguir una mejor forma física, entonces le diría que con practicar Pilates u otra gimnasia sería suficiente. Si además de una buena forma física está buscando su desarrollo personal, alcanzar armonía y equilibrio en todos los aspectos de su personalidad o elevar su nivel de consciencia, entonces le diría que definitivamente el yoga es la vía. El sistema Pilates no puede compararse con la magnitud y dimensión del Yoga. Pilates, con todas sus virtudes, es un mero método de educación física.
El Yoga es una ciencia de la trasformación y del desarrollo del potencial humano. Un sistema de crecimiento integral que proporciona salud y armonía en todos los aspectos de la personalidad: física, energética, emocional, mental, espiritual y ética.
En cualquier caso, en los muchos años que llevo enseñando he asesorado a muchísimas personas que me lo han solicitado pero nunca he intentado convencer a nadie de que practique yoga. Creo que es una decisión personal que nace de una determinada sensibilidad, madurez y de la búsqueda de una dimensión más profunda y plena de la existencia.
¿Qué podemos esperar del yoga y qué no debemos esperar?
En general lo que podemos esperar del yoga depende de lo que estemos buscando y de lo fieles que seamos en nuestra práctica. El yoga nos puede ayudar a realizar todos nuestros objetivos en la vida.
Es obvio que no debemos esperar milagros. Las expectativas irreales son siempre causa de frustración. Lo que sí podemos esperar es una gran mejora de nuestra calidad de vida. Si se persevera en la práctica con “paciencia y determinación”, los beneficios irán llegando en su debido momento. Al principio se suele experimentar una mejoría notable de la salud y el bienestar físico. La práctica prolongada proporciona un estado de equilibrio emocional y mental que conlleva una mayor claridad, discernimiento y eficacia a la hora de gestionar todos los aspectos de la vida.
Cuando la práctica y el practicante maduran, el fruto es la aparición de un nivel de consciencia más elevado que se expresa en un estilo de vida altruista. Se actualizan los valores positivos como: la bondad, la generosidad, la comprensión, la solidaridad, el amor desinteresado, el espíritu de servicio, etc. En definitiva, lo que podemos esperar como efecto de la práctica del yoga es una vida más plena y feliz.
¿Cuál es, en su opinión, la aportación más valiosa del yoga, sus valores más notables?
Las aportaciones del yoga son innumerables. Resaltaría dos enfoques de la transformación y evolución del ser humano que se vierten en los textos de la tradición. En los Yoga Sutras de Patanjali se describe la estructura del yoga mental, un sistema de prácticas y actitudes que posibilita el desarrollo global de la persona. Comienza con los códigos éticos de Yama y Niyama, que armonizan el contexto externo e interno de la vida del practicante y se completa con la metodología de la meditación que proporciona el despertar de todas las capacidades del individuo.
Por otro lado en el Bhagavad Gita encontramos la visión del Yoga Integral. Este texto representa la quintaesencia del yoga y describe tres senderos que permiten alcanzar la liberación: Gyana Yoga (vía del discernimiento-sabiduría), Bhakti Yoga (vía del amor-devoción) y Karma Yoga (vía de la acción-servicio). Nos proporciona una visión global del yoga en la que los tres senderos confluyen y se integran dando como resultado el equilibrio entre la cabeza (pensamiento), el corazón (sentimiento) y las manos (la acción), la armonización de todos los aspectos de la personalidad humana. De este modo el yoga deja de ser un conjunto de prácticas aisladas y se actualiza como un “estilo de vida” plenamente consciente, amoroso y altruista, capaz de despertar y expresar todo el potencial del individuo.
¿Qué debe aportar uno mismo a su práctica del yoga?
En los Yoga Sutras Patanjali resume magistralmente las cualidades que deben acompañar a la práctica. Estas son Abhyasa y Vairagya. Abhyasa representa la constancia y la regularidad. Vairagya es la actitud de no apego, la ausencia de expectativas con respecto a los resultados.
Uno de los errores en los que se puede caer es la actitud mecánica o el automatismo. El practicante debe de aportar mucha consciencia como antídoto de la práctica mecánica. El discernimiento es también esencial a la hora de comprender la aplicación adecuada de los ejercicios y actitudes que propone el Yoga.
La prisa por obtener resultados es otro obstáculo. Al final de una sesión de yoga suele cantarse el mantra Om seguido tres veces de la palabra Shanti. Shanti significa paz y el cantarlo representa nuestro deseo de que todos los seres alcancen dicho estado. Otro significado de la palabra Shanti es paciencia. De modo que también recomendaríamos que la práctica vaya acompañada de paciencia, paciencia y paciencia…
¿En cuanto a la enseñanza del yoga en España, qué opina de su calidad actual?
No se puede generalizar una respuesta ni resulta agradable pronunciarse al respecto. Sin lugar a dudas hay muchos excelentes profesores de yoga en España. Pero “no es oro todo lo que reluce”. La impresionante difusión que ha tenido el yoga en las dos últimas décadas ha desembocado en una industrialización y comercialización abusiva de sus enseñanzas. Esto ha ocasionado el empobrecimiento de la calidad de la enseñanza. Por otro lado, la gran proliferación de cursos de formación de profesores de yoga se ha convertido en un importante negocio. Quizás sea ésta la razón de que algunos profesores que no tienen alumnos se hayan lanzado a organizar cursos de profesorado, actividad que les resulta mucho más rentable. Es seguro que algunos de estos cursos son de calidad, pero hay otros que levantan sospechas y es probable que la formación que imparten sea insuficiente o estén dando “gato por liebre”. Hemos visto anuncios de cursos para hacerse profesor en 15 días. En fin, sobran los comentarios…
Om Shanti, Shanti, Shanti.
Las cualidades del buen profesor
Dice Danilo: «Un buen profesor antes que nada tiene que ser un buen practicante. Un punto clave es que tenga una buena preparación, es decir, un conocimiento y comprensión profunda de la teoría y la práctica del Yoga».
«Algunas de las cualidades que definen a un buen profesor de Yoga son: la honestidad, la humildad, el realismo, el sentido común, no ser dogmático ni sectario, un notable espíritu de servicio, el afán de superarse, etc. Y si posee buen sentido del humor, mejor que mejor».
«Ha de tener también la capacidad de ponerse en la piel del alumno y comprender cuales son sus verdaderas necesidades y el modo de satisfacerlas. Y por supuesto ha de ser una persona decidida a seguir aprendiendo, creciendo y ayudando».
(Esta entrevista realizada por YogaenRed fue publicada el 7 de octubre de 2012 y ha tenido miles de lectores. Luego vineron otras entrevistas con Danilo Hernández, que puedes abrir en los enlaces de aquí abajo).