En las entregas anteriores hemos abordado la figura mítica de la serpiente como símbolo de las energías en la columna vertebral (1). Hemos visto este símbolo en relación con la triple localización de los chakras (2). Ahora veremos cómo aquellas fuerzas telúricas pueden ser transformadas a través de la luz de la conciencia. Escribe Joaquín G. Weil.
El pasado 3 de marzo el IAYoga organizó en YogaSala Málaga un seminario formativo gratuito denominado Salud y energía a través de los ajustes de columna: Yoga y Quiropráctica, impartido por José de San Juan, Rafael Valencia y quien firma estas líneas. Una semana antes de que tuviera lugar se habían inscrito más de cincuenta personas, para un aforo máximo de 35. Confiando en que las potencias superiores proveerían, continuamos admitiendo inscripciones. Finalmente llegaron las lluvias torrenciales, tan típicas de esta parte del mundo o lugar de la mente llamado Málaga, y por fin, a la hora marcada, acudieron 35 personas, el aforo máximo.
Sé que el éxito de la convocatoria tuvo algo que ver con el hecho de que, a la hora del receso, ofreciéramos té, galletas caseras y bizcochos de espelta, zanahoria y frutos secos, si bien considero había un interés genuino en desvelar algunas verdades que, si bien intuidas, necesitaban ser expresadas de modo dialogado y ordenadas en la mente. Fue un seminario propiamente dicho, hubo participación y junto avanzamos un tanto compartiendo nuestras perspectivas y experiencias, de diversas fuentes y disciplinas, para conocer algo más de lo que vamos a describir a continuación.
Emociones y columna
Voy a escribir algo que no he tenido ocasión de leer en parte alguna:
La columna vertebral es, en su aspecto telúrico, un órgano de expresión emocional, y casi por lo mismo, en su aspecto luminoso, un órgano de conciencia, un órgano ético. Este proceso de transformación, como estamos viendo, ha sido simbolizado en el yoga a través de la figura de la serpiente. Por lo tanto, a través de la interpretación del símbolo de la serpiente, y en su relación con la columna vertebral, podemos tal vez acercarnos a la comprensión de cómo sucede esta transformación. Al tiempo, tal vez esta comprensión nos dé pistas o perspectivas para examinar los procesos de enfermedad y sanación de la columna y, como eje neural que es del cuerpo entero, entonces también en lo que atañe a la salud integral de la persona.
La expresión no verbal, es decir, gestual o corporal de las emociones en el cuerpo es diversa. La más notoria a través de las expresiones del rostro: ceño, sonrisa, frunce de la frente, o nariz, el apretar de las sienes o mandíbulas, entorno o apertura de ojos, etc. También las emociones se expresan a través de la posición de las manos, brazos y hombros. Más profunda es la expresión emocional a través de las posiciones que adopta la columna, porque estas afectan de un modo más directo a las funciones esenciales de nuestro cuerpo: latido cardíaco, respiración, procesos digestivos y metabólicos… lo cual tiene un significado más allá de la mera expresión de las emociones, pues se dirigen a un reflejo psicofísico de control de las mismas.
En efecto, hay una sensorialidad de las emociones general que se experimenta en todo el cuerpo (como el calor o los distintos “jugos”, hormonas, encimas, acidez general del cuerpo, etc.), si bien estos efectos están originados en los órganos internos: corazón, pulmón, glándulas, hígado, riñones, bazo, páncreas, intestinos… Los chakras tradicionalmente se han puesto en relación con esta fisiología, donde cada uno de ellos gobierna los órganos que se encuentran en su proximidad. Pues bien, sin más ambages, es necesario observar que las emociones afectan a las posiciones que la columna (y por tanto el tronco todo) adopta, de modo que interactúa con los efectos viscerales consecuencia de dichas emociones. Así la columna se inclina hacia el lado del hígado, se curva o se tensa en la zona del pulmón y el corazón, se tensa en la zona de los riñones, se comba sobre los intestinos, etc.
Preguntas y respuestas:
– ¿Por qué se producen estos movimientos serpenteantes de la columna en un cuerpo sacudido por las emociones?
De un modo inconsciente, lo que “pretenden” estos movimientos o posiciones serpenteantes de la columna es el “control” de las emociones.
– ¿Por qué queremos, de modo inconsciente, “controlar” las emociones?
Porque presentimos que son demasiado intensas como para poder sentirlas plenamente. Porque desconocemos su alcance, las tememos. Porque las tememos, no queremos experimentarlas, sentirlas.
– ¿Cómo podemos liberar la columna de las tensiones emocionales?
En realidad, las tensiones no son propiamente emocionales. Si bien la energía de dichas tensiones es emocional, la causa exacta de dichas tensiones en la columna es la resistencia a sentir dichas emociones. Es sintiéndolas plenamente como podemos liberar a la columna –y liberarnos a nosotros mismos– de tales tensiones.
– ¿Cómo puede producirse este proceso de liberación y concientización emocional?
El proceso tiene dos vías que son paralelas. La primera es la concientización, el proceso de sentir plenamente la emoción. La segunda el la movilización y el ajuste de la columna en sí. Por acción propia: a través de la práctica del yoga y la meditación, o también otros procesos psicoterapeúticos de acción psicofísica, como la bioenergética de Lowen, o trabajos chamánicos, o bien otros trabajos psicofísicos, como el tai-chí, la biodanza, y otros modos de danza de desarrollo y expresión psicocorporal. O, por otra parte, pueden ser liberados de manera externa: a través de quiropráctica o bien otras acciones y movilizaciones exteriores, masaje tailandés, shiatsu, etc.
Está claro que ambos procesos, el conciencial y la movilización o ajuste, suceden de modo sincrónico y paralelo. Es decir, conforme se va adquiriendo conciencia, por ejemplo, en la práctica de la psicoterapia o de la meditación, la columna se va liberando de las tensiones emocionales. Y, por su parte, conforme vamos movilizando y ajustando la columna, van aflorando a la conciencia o, lo que es lo mismo, vamos sintiendo las emociones de un modo pleno, liberándonos de su dominio en el campo del inconsciente.
Para escapar de las simplistas polaridades del pensamiento dual y alcanzar un mayor grado de compresión, es preciso seguir profundizando. No podemos quedarnos con la idea de
que las emociones son “malas” y que por tanto hay que eliminarlas o rechazarlas o cosa parecida. Volviendo al lenguaje simbólico del yoga: las emociones son las serpientes venenosas y telúricas, cierto. Y por eso mismo son Muchilida y también son la cobra de Nila Kanta, que –una vez “dominadas”, esto es, elevadas a la conciencia– evitan que Shiva se envenene. También son Ananta-Patanjali, que encarna el conocimiento-proceso del yoga. Y son la Kundalini, que presta energía al proceso de yoga, de concientización plena.
En los trabajos chamánicos, para tomar otra referencia, las serpientes simbolizan estos mismos procesos de concientización de lo telúrico: ora amenazantes y temibles, ora poderosos aliados si elevados al plano del sentimiento y la conciencia.
Hacia la luz de la conciencia
Las emociones son serpientes venenosas y telúricas. ¿Por qué son telúricas? Porque no son celestes, no pertenecen a los elevados planos de la conciencia. Pertenecen a la vida en la tierra, son parte de nuestro proceso vital, son una herramienta de trabajo.
Las emociones abandonadas a sus aspectos inconscientes y salvajes son causantes de grandes desgracias, y también de enfermedades. (Portan el veneno que Shiva Nila Kanta bebió). Toda vez ascienden, como Kundalini, a los planos superiores de la conciencia, pasando por el corazón (chakra Anahata), siendo sentidas allí; toda vez pasan por la mente discursiva y consciente (chakras Vishuda y Ajña), siendo pensadas y comprendidas, culminan su trayectoria en la liberación de Sahasrara, culminan en la luz de la conciencia superior. Así son las fuerzas telúricas, la serpiente Muchilinda, que acude a la conciencia de Buda, para prestarle su protección, o la cobra de Shiva, que toda vez domeñada por el yoga, es la protección que evita el envenenamiento de las emociones incontroladas; así es todo el proceso de yoga, la serpiente Patanjali, el descanso y el ciclo de Vishnu, la creación, la plasmación del proceso de concientización en la Tierra.
Joaquín G Weil es autor del Manual formativo Dominio de las técnicas específicas del Yoga (Temario oficial)
En breve ofrecerá un Seminario Formativo Teórico-Práctico en Málaga «Historia filosofía, conceptos básicos. Objetivos y recursos en la didáctica del yoga». !6 y 17 de febrero.