Presentamos este importante artículo escrito por Yogacharini Kalaimamani Meenakshi Devi Bhavanani, directora del Centro Internacional para la Educación e Investigación del Yoga. Por su extensión será publicado en 4 partes y en días sucesivos. Está traducido del inglés por Alexis Álvarez Jácome.
1ª parte: Despliegue histórico de los conceptos y prácticas del Yoga
2ª parte: Tendencias actuales del Yoga en Occidente
3ª parte: Tendencias actuales del Yoga en la India
4ª parte: Estudiantes occidentales de Yoga en la India
“Yoga” es una antigua palabra en sánscrito que en solo dos sílabas abarca el total del cuerpo de experiencias espirituales y experimentos de decenas de miles de maestros realizados. Estos maestros descubrieron la Realidad Absoluta, o Sat, y en su infinita karuna, compasión, han marcado el camino a seguir para otros. Los Upanishads claman: “¡Mirad. Vosotros los que sufrís sabréis! ¡Un camino ha sido hallado! ¡Un camino fuera de toda esta oscuridad!”. Ese camino… ¡es el Yoga!
El yoga es tan viejo como el universo, pues es tanto el camino como el fin. El fin es la realización de la naturaleza innata del universo, el Ser Supremo: Atman, Purusha, Shiva, Devi, Sat… cualquier palabra que queramos usar para describir su esencia. En el sankhya y en el yoga ese Ser Supremo es llamado Purusha, y la manifestación de ese espíritu en el mundo material y sensible es llamado Prakriti. Es a través de las experiencias en el Prakriti o mundo manifiesto que el jiva, el alma individual, regresa hacia el Paramatma, o Alma Universal. Por lo tanto, Purusha y Prakriti son uno y el mismo: Purusha es el fin y Prakriti es el camino hacia ese fin.
La palabra “yoga” es descrita frecuentemente como “unión”. Eso implica que lo individual está unido con el universo, la personalidad con la universalidad. La raíz de la palabra “yoga” está en el sánscrito bija “yuj”, que significa “unirse”. La palabra inglesa “yoke” se deriva directamente del sánscrito “yuj”. De hecho, la palabra inglesa “union” tiene un sonido similar a “yuj”; tal vez en su lugar podríamos decir: yoga es “re-unión”. El Upanishad dice “lo que era uno se convirtió en muchos”. El Purusha se convirtió en la creación de material multiesplendoroso a través del Prakriti.
La ciencia del yoga acelera el “regreso de los muchos hacia el Uno”, la re-unión de Purusha y Prakriti, Shiva y Shakti, Rama y Sita. Así, el yoga es tanto el fin (Purusha) como el camino hacia ese fin (Prakriti). En este drama cósmico, en esta pieza teatral creció lila, el sentido de dvaita o sentido de separación. De ese dvaita (dualidad, dos-dad) creció el bhaya, el miedo. El Upanishad dice “donde hay dos, hay miedo”, y este miedo primordial, que crece a partir del sentido de separación, es la raíz de origen de todo el sufrimiento humano. Ese miedo primordial puede ser destruido cuando el sentido supremo de unidad es alcanzado una vez más. A esto los sabios le llaman “reunión” o moksha, samadhi, kaivalya, jivanmukta: el verdadero fin del yoga.
Impulsados por este miserable sentido de separación y su correspondiente miedo, los antiguos rishis indagaron profundamente dentro de la naturaleza del universo y de la causa de todo el sufrimiento. Así, descubrieron verdades esenciales que activaban el alma encarnada para nuevamente disfrutar la unión dichosa o re-unión con el Ser Supremo. A través del término “yoga” se hace referencia a todas estas experiencias y experimentaciones de los rishis a través de miles de años.
Parte 1: Despliegue histórico de los conceptos y prácticas del Yoga
Con el propósito de entender el desarrollo de esta gran tradición espiritual yóguica, podemos dividir su despliegue en tres diferentes ámbitos:
I. Prehistórico: Enseñanzas del gurú transmitidas oralmente al discípulo en ermitas del bosque. Antes de la palabra escrita.
II. Histórico: Enseñanzas del gurú transmitidas al discípulo en ermitas del bosque, utilizando ambos tradiciones orales y escritas.
III. Moderno: Enseñanzas espirituales recogidas de varias fuentes indiscriminadamente, frecuentemente solo a través de la palabra escrita y sin guía del gurú.
Dicho de forma muy breve, el Periodo Prehistórico del yoga fue el tiempo en el que los sabios organizaban sus realizaciones espirituales en enseñanzas que podían ser transmitidas a sus discípulos oralmente en la tradición gurú-chela, en una íntima y personal forma de transmisión uno a uno. El objetivo del yoga era la moksha, la libertad. Las enseñanzas eran dadas únicamente a aquellos que eran considerados puros y aptos, o adhikarin. La relación era para toda la vida, tan sagrada como el voto del matrimonio. Los áshrams, o ermitas, estaban en bosques y otros lugares inaccesibles; incluso muy pocos podían hallar dichos lugares y tener un solitario estudio allí. El esquema era conocido como “Gurú Kula” mientras el estudiante viviese en la casa del gurú y le sirviese amorosamente como parte de su familia. Este abnegado servicio, o seva, era considerado esencial para un desarrollo espiritual más elevado.
En el Periodo Histórico, que fue la era en la cual las enseñanzas fueron anotadas, el sentido del yoga permaneció como el más alto deseo de moksha, realización e iluminación. El esquema Gurú Kula, de la tradición gurú-chela, permaneció. Las enseñanzas fueron anotadas, pero en una forma altamente reservada y codificada. Solo aquellos iniciados en las enseñanzas serían capaces de entenderlas. En este periodo que podría datar de hace 7000 años hasta 1500 d. de C., tanto los Vedas como los Upanishads, Mahabhárata, Rámáyana, etc. registraron estas enseñanzas en forma escrita. La transmisión aún estaba en configuración Gurú Kula, en los remotos áshrams de los bosques en las cimas de las montañas. La relación gurú-chela era para toda la vida, una relación uno a uno. El objetivo de la enseñanza era la elevación espiritual y moral, centrado en seguir y realizar el propio dharma a través de vivir una vida sencilla, natural, pura y disciplinada.
Dentro de este periodo, del 500 d. de C. a 1500, muchos profesores se alzaron, sobre todo maestros del jñana yoga (vedatana), bhakti yoga (devoción) y karma yoga (servicio mundano de calidad para la sociedad) estimulados por la necesidad de combatir la creciente influencia del budismo y el jainismo; uno de ellos era Adhi Shankar. Los maestros yóguicos comenzaron a preocuparse más por las necesidades sociales y la organización de grandes grupos de buscadores dentro de sanghas para la construcción de poderosas instituciones. Estas instituciones comenzaron a preocuparse por las reformas sociales, y los objetivos altamente espirituales e individuales del yoga se transformaron en una masa, en movimientos colectivos que, mientras conservaban los nobles y elevados objetivos de unión con Atman, buscaban también involucrar a la sociedad.
El periodo de 1500 a 1893 puede ser considerado un periodo de lento declive en la historia del yoga, dado que sus nobles objetivos espirituales comenzaron a volverse cada vez más mundanos. Incluso el conocimiento esotérico era anotado, y las prácticas de hatha yoga comenzaron a aumentar en popularidad. El interés por desarrollar un cuerpo resistente, flexible y fuerte devino uno de los objetivos del yoga, y creció una preocupación por la “elevación espiritual” de cada uno, así como la fascinación por los siddhis: poderes, milagros y magia. Las proezas físicas y destrezas fueron valorados. Durante este periodo, muchos textos como el Hatha Yoga Pradipika, el Gheranda Samhita, el Goraksha Sataka, y los Upanishads de Yoga, etc. fueron escritos, haciendo más concretas y organizadas las prácticas físicas relacionadas con el yoga.
El Periodo Moderno del yoga, que coincide con el traslado de conceptos yóguicos hacia Occidente en una poderosa ola, es usualmente rastreado hasta el 11 de septiembre de 1893, cuando el Swami Vivekananda hizo su histórico discurso en el Parlamento Mundial de Religiones en Chicago, EUA. En una visión general muy breve del yoga en los tiempos modernos, uno puede dividir el periodo en tres ciclos y nombrar demasiados maestros mundiales prominentes que enseñaron activamente en cada periodo. La naturaleza cíclica de la historia ha sido reconocida, tanto en Oriente como en Occidente. El concepto de iuga se encuentra bien establecido en el hinduismo, pero incluso filósofos occidentales reconocen estas “oleadas de eventos y personalidades” que parecieran llegar al punto más alto en ciertos momentos y romper en las costas del tiempo, y posteriormente dispersarse, solo para llegar al punto más alto nuevamente. Al rastrear la historia del yoga moderno podemos reconocer “oleadas” mayores que se han alzado desde la aparición del Swami Vivekananda en la escena mundial.
Ciclos de Tiempo y Maestros de Yoga
1. El periodo de 1893 a 1920
Sri Ramakrishna, Dakshineswar, Bengala
Sri Ramana Maharishi, Tiruvannamalai, Tamil Nadu
Swami Vivekananda, Calcuta, Bengala
Lahiri Mahasaya, Benarés, Uttar Pradesh
Sri Kanakananda, Benarés, Uttar Pradesh y Bengala
2. El periodo de 1920 a 1960
Swami Yogananda, Bengala (después California, EUA)
J. Krishnamurthy, Andhra Pradesh y Tamil Nadu (después California, EUA)
Sri Swami Sivananda, Rishikesh, Uttar Pradesh
Sri Krishnamacharya, Madrás
Sri Aurobindo y La Madre, Pondicherry
Sri Kuvalayananda, Kaivalyadhama, Pune, Maharashtra
Dr. Ananda Bhavanani, Vancouver, Canadá (después conocido como Dr. Swami Gitananda)
Sri Yogendra, Bombay, Maharashtra
Sra. Indra Devi, Rusia (después Argentina, Sudamérica)
3. De 1960 a los tiempos actuales
Yogamaharishi Dr. Swami Gitananda Giri, Pondicherry, India
Yogacharya B. K. S. Iyengar, Pune, Maharashtra
Sri Pattabhi Jois, ciudad de Mysore, Karnataka
Swami Paramahansa Swami Satyananda, Munger, Bihar
Swami Vishnu Devananda, Val-Morin, Canadá
Swami Satchitananda, Yogaville, Virginia, EUA
Sri Amrit Desai, EUA
Sri T. K. V. Desikachar, Chenai, India
Sri Jayadeva Yogendra, Bombay
Swami Rama, Honesdale, Pensilvania, EUA
Shri Direndra Brahmachari, Nueva Delhi, India
Mahesh Yogi, Rishikesh (ahora con sede en Holanda)
Una de las peculiaridades del movimiento de la ciencia del yoga de Oriente a Occidente es que muchos de los tempranos adeptos fueron producto del “sistema de educación británico” de Lord McCauley en la India. Estos estaban bien versados no solamente en inglés, sino también en el estilo de vida cultural británico. Esta “apariencia inglesa” hizo a los mensajeros del yoga inminentemente atractivos para el público occidental.
Los maestros del primer periodo del yoga moderno, Sri Ramakrishna y el Swami Vivekananda, su discípulo, y otros como Ramana Maharishi, estuvieron bastante en la tradición vedanta y advaita de Adi Shankara, sin poner mucho énfasis en el ásana, el pranayama u otras prácticas yóguicas. El vichara o indagación, utilizando especialmente el recurso upanishádico “kohan”, “¿quién soy?”, fue fuertemente favorecido por Ramana Maharishi, el sabio de Arunachala. Ramakrishna era un bhakti, un devoto empapado de devi además de un ecléctico que clamaba haber practicado “métodos de todas las religiones”. El Swami Vivekananda era un poderoso intelectual, no como su cercano e iletrado gurú. Vivekananda era escritor, orador y un líder carismático, quien proponía karma yoga, o servicio abnegado, junto con manasa, vichara, y dhyana. De la combinación de estas dos grandes almas ha surgido la poderosa fuerza social de la Misión de Ramakrishna. Lahiri Mahasaya era un místico bengalí gurú de Yukteshwar, el gurú del Swami Yogananda, aparte de ser el hermano discípulo de Ram Gopal Mujumdhar, quien más tarde sería conocido como Swami Kanakananda.
En esta tradición tántrica bengalí seguida por Lahiri Mahasaya, el Swami Yukteshwar y el Swami Kanakananda, y después por el Swami Yogananda y el Swami Gitananda, ciertas prácticas esotéricas del despertar kundalini fueron enfatizadas, lo que incluye también ásanas y pranayama. El Swami Yogananda fue a los EUA y fundó la Sociedad de la Autorrealización. Fue una de las principales fuerzas que llevaron la conciencia yóguica a un nivel ampliamente popular. Su clásico Autobiografía de un yogui introdujo sin duda los conceptos del yoga a más hablantes del inglés que cualquier otro libro en el siglo XX; así de amplio fue su atractivo. El Swami Yukteshwar no era tan conocido, y su fama se debe primariamente al gurú del Swami Yogananda. El Swami Kanakananda era el guardián de un gran libro de enseñanzas tántricas bengalís. Su encuentro con el Swami Yogananda es descrito en el libro Autobiografía de un yogui. Sin embargo, fue ampliamente conocido por sus siddhis (vak siddhi) y la habilidad de no dormir, lo que le mereció el epíteto de “Santo sin sueño”. El Swami Kanakananda, al igual que el Swami Yukteshwar, después se volvió mundialmente conocido como el gurú de su famoso discípulo, el Dr. Swami Gitananda. El Swami Kanakananda también era maestro de un sistema intrincado de ásanas de hatha yoga, kriyas, mudras, pranayamas y de un elaborado sistema de concentración de chacras: fórmulas de meditación. También era un experto en Yantra, la Ciencia del Número, Nombre y Forma.
La segunda oleada de maestros modernos del yoga también fue ampliamente dominada por los educados hindúes occidentalizados, angloparlantes, que fueron predominantemente vedantas y advaitas, de la tradición de Adi Shankara. El Swami Sivananda de Rishikesh fue una fuerza dinámica que desencadenó decenas de jóvenes sanyasins por todo el mundo, los cuales establecieron centros de yoga vedanta en casi todos los países. El Swami Sivananda, un médico, fue primeramente un vedanta en la tradición de Adi Shankara, un encantador y genial hombre que abogaba por un estilo de vida simple, por pureza, karma yoga, bhakti yoga, japa y estudio escritural. Cuando los adeptos del hatha yoga llegaron a su cuartel general en la Sociedad de la Vida Divina en Rishikesh, enseñó a sus jóvenes discípulos el arte de los ásanas y del pranayama, pero él mismo practicaba muy poco aquellas técnicas. La trayectoria intelectual del vichara y jñana yoga contenía mucha de la esencia de las enseñanzas de Sri Aurobindo y Jiddhu Krishnamurthy. Sri Aurobindo fue un gran académico, y tanto sus análisis como sus comentarios de los textos sánscritos antiguos contienen conocimientos invaluables. Era un visionario que labró su propio camino llamado yoga integral, en el que trata de “espiritualizar lo material”.
Él mismo permaneció siendo un recluso durante los últimos 25 años de su vida, pero su visión se manifestó a través del trabajo de Mira Alfanso, simplemente llamada “La Madre”, una mujer francesa quien era su Shakti en Pondicherry. El clásico acercamiento hindú hacia el Yoga, incluyendo ásanas, pranayama, mantra y prácticas espirituales tradicionales no era importante en la cosmovisión de ninguno de ellos. El trabajo era adorado y el karma yoga tenía como función traer conciencia al mundo material. J. Krishnamurthy trazó un solitario camino hacia lo divino, insistiendo en que el hombre debe desechar todas las tradiciones, todas las prácticas, e indagar profundamente en sí mismo para encontrar esa verdad absoluta. El Swami Kuvalayananda de Lonavala y Sri Yogendra de Bombay, a través del Swami Madhava Das de Malsar, forjaron trayectorias bastante diferentes en el campo del yoga. El mundialmente famoso Kaivalyadhama1 en Lonavala, fundado por Kuvalayananda, remarcó la validez científica moderna de las antiguas prácticas yóguicas de ásanas, pranayama, kriyas y shat karmas. El análisis académico de la antigua literatura sánscrita fue también contribución del Swami Kuvalayananda. Las técnicas yóguicas prácticas presentadas de forma científica y médicamente orientada junto con el estudio erudito de texticos antiguos fueron el sadhana en Kaivalyadhama, que adquirió la atmósfera de una universidad. Sri Yogendra era conocido como el “yogui propietario” cuando contrajo matrimonio con una estudiante, Sita Devi, y fundó una familia. Su objetivo era volver accesibles los conceptos, prácticas y técnicas del yoga para todos, especialmente para una familia común. Sintió que el yoga podía ser utilizado para crear un mejor estilo de vida, así que actitudes yóguicas, ásanas simples, pranayama, y técnicas orientadas a la salud y a la relajación fueron sistemáticamente diseñados para ayudar a la gente a resolver los problemas de la vida cotidiana.
A partir de la década de 1930 el Dr. Ananda Bhavanani, quien había ido a Inglaterra para estudiar medicina a la edad de 16 años, también esparció las enseñanzas de su gurú, el Swami Kanakananda, como un sistema completo de prácticas emocionales, físicas y mentales dirigidas hacia la realización espiritual. Con sus antecedentes científicos de medicina y su experiencia multicultural, el Dr. Bhavanani (quien después se volvió conocido como Swami Gitananda) hizo mucho por colocar el antiguo concepto de yoga dentro de un lenguaje fácilmente admisible para la mentalidad occidental. Indra Devi, una mujer rusa que estudió en la India con Pattabhi Jois y que posteriormente se volvió devota de Sai Baba abrió muchos centros de yoga en EUA, México y Sudamérica. Con una personalidad carismática, atrajo a muchos hacia los conceptos y prácticas básicos del yoga.
Krishnamacharya era académico de sánscrito y tutor de yoga en el palacio del maharajá en Mysore. Desarrolló un enfoque único hacia los ásanas, que era probablemente una síntesis de su conocimiento yóguico con los ejercicios de lucha hindú patrocinados por el maharajá, así como con los ejercicios presentados por los acróbatas ingleses invitados por el maharajá a su palacio. Su tan vigoroso, atlético y acrobático enfoque hacia los ásanas de yoga era atractivo, especialmente para los occidentales y para aquellos que disfrutaban de los desafíos físicos. Su fama solo llegó después de que B. K. S. Iyengar, su alumno, lograse un reconocimiento mundial.
Los recientes maestros de yoga han puesto más énfasis en las prácticas del ásana y el pranayama, incluso descuidando a veces los objetivos altamente espirituales y morales de esta antigua ciencia. Por supuesto, el maestro de yoga más famoso en el mundo es B. K. S. Iyengar, cuya “luz sobre el yoga” mantiene la definición clásica y la categorización de los ásanas de yoga. Tanto Iyengar como K. Pattabhi Jois (quien en la última década ha comenzado a igualar a Iyengar en popularidad global) eran discípulos de Krishnamacharya. Ambos siguieron un sistema vigoroso y riguroso de intensa disciplina corporal. Los discípulos del Swami Sivananda se desplegaron alrededor del mundo, construyendo enormes áshrams y redes globales de yoga, enseñando una mezcla de vedanta y ásanas yóguicos y pranayama. Los más famosos entre ellos han sido el Swami Vishnudevananda (Canadá); el Swami Satchitananda y el Swami Jyothirmayananda (EUA) y el Swami Satyananda (India).
Desikachar, el hijo de Krishnamacharya, también se volvió un gurú global por cuenta propia. Su estilo de enseñanza es bastante distinto del de los otros dos discípulos de su padre, B. K. S. Iyengar y Pattabhi Jois. El Swami Rama, quien reclamó a un maestro himalayo como su gurú, fundó el Instituto Himalayo en EUA y enseñó ásanas elementales de yoga, pranayama y vedanta. El yogui Amrit Desai, discípulo del Swami Kripalananda, formuló una “mezcla de yoga” moderna con las terapias New Age y conceptos yóguicos, que ha llegado a ser conocida como kripalu yoga. El Swami Gitananda, formalmente conocido como Dr. Ananda Bhavanani, propagó el sistema bengalí de tantra de su gurú con un elaborado sistema de ásanas, kriyas, mudras, pranayama y técnicas de concentración y meditación. El sistema fue configurado dentro de la estructura de los conceptos del ashtanga yoga de Patañjali. Asimismo, el Swami Gitananda insistió en que sus estudiantes entendiesen el ethos de la cultura de los rishis védicos y pensó solo en la estructura tradicional Gurú Kula. También insistió en que sus estudiantes siguiesen un estilo de vida yóguico basado en el Yama-Niyama, en las limitaciones y observancias que son parte de una vida espiritual cultural. Por lo tanto, el parampai que representó fue conocido como “rishiculture ashtanga yoga”.
Muchas otras personalidades enérgicas y carismáticas han emergido en las últimas décadas propagando diferentes formas de “yoga”. Cuál será su contribución a la gran oleada de conciencia yóguica solo será determinado dentro de los años por venir. El tiempo es la prueba final del valor de las enseñanzas. Aquellos que resistan esta “prueba del tiempo” seguramente cruzarán también los portales de la “Historia del yoga”.
(Agradecemos la cortesía de compartir este artículo la autora y su traductor. Mañana, 2ª parte: Tendencias actuales del Yoga en Occidente)
Puduvai Kalaimamani Yogacharini Meenakshi Devi Bhavanani es directora del Centro Internacional para la Educación e Investigación del Yoga (ICYER) 16-A, Mettu St, Chinnamudaliarchavady, Kottakuppam – 695 104. Ph: 2622902 y Yogaganjali Natyalayam 25, 2nd Cross, Iyyanar Nagar, Pondicherry – 605 013. Ph: 2241561
Traducción del inglés por Alexis Álvarez Jácome.