La columna vertebral 1/ Cuatro serpientes

2018-10-15

En la mitología del Yoga hay muchas serpientes. Unas son un mero adorno folclórico o coincidencia, pero hay cuatro que representan y simbolizan un importante arcano del yoga y también del cuerpo y de la psique humana. ¿Cuáles son y qué significan esas cuatro serpientes del yoga? Escribe Joaquín G. Weil.

Kundalini

Se pueden enumerar en casi cualquier orden, pues habrá quienes tengan más presente alguna de estas cuatro mientras que otras resulten casi desconocidas o una borrosa referencia.

Comencemos por Kundalini, entre otros motivos porque representa algunos conceptos que, en parte, puedan hacer referencia a las otras tres.

La Kundalini es bien conocida por muchos practicantes de yoga, de modo que incluso es un término que designa a varias escuelas de yoga. Tal vez en la actualidad la más célebre de ellas sea la fundada o transmitida por Yogui Bhajan, relacionada con la religión y la cultura sij, si bien, como puede comprenderse con facilidad, el concepto pertenece a una tradición más antigua.

No vamos a profundizar en este antiguo concepto más que para ofrecer algunos breves retazos. La palabra sánscrita «kundalini» significa enrollada o enroscada, nombre que se refiere a la posición que supuestamente adopta esta serpiente cuando está “dormida”, estado en el que anida bien en el chakra raíz muladhara, o bien en el cóccix (más adelante, en este mismo artículo, hablaremos del asunto de su localización).

Explicado en términos sencillos, según esta visión, el proceso evolutivo del yoga supondría el desplegarse, el desenroscarse de la serpiente y su ascenso o estiramiento hasta alcanzar con la cabeza la coronilla o chakra sahasrara (mil pétalos) del yogui o yoguini. De hecho, la palabra latina “evolución” significa, igual que desarrollo, el desenrollarse de algo; tal vez, originalmente en la metáfora, remitía a los antiguos volúmenes o libros enrollados.

Como es sabido, la kundalini es materia de diversos libros antiguos y modernos y no es lugar un breve artículo para extenderse sobre el asunto, sencillamente mencionarlo.

La segunda serpiente es la de Nila Kanta (Garganta Azul), o Shiva Nageshwara (Señor de las Serpientes).

Dice la leyenda, brevemente: cuando Shiva bebe el veneno del Universo para prevenir al mundo de su mal, su esposa Parvati le anuda una cobra para evitar que el veneno alcance el resto del cuerpo. A consecuencia del veneno, la garganta de Shiva se torna azul o añil (Nila), que es, por cierto, el color que se le atribuye al chakra de esa región, Vishuda.

Está claro que la cobra de Shiva simboliza algo más que su mero papel de nudo al cuello en la anécdota de la leyenda. Con esta historia y el propio reptil suele decirse que se simboliza la superación de la muerte y también la sabiduría. El nexo es obvio: quien alcanza la verdadera sabiduría no muere, máxima tan bien representada por las primeras palabras del Evangelio de Tomás (que predicó en India y fue sepultado supuestamente en Kerala): “Quien comprenda el significado de estas palabras, no saboreará la muerte”. Añadir que, como es de todos conocido, Shiva es el patrón del yoga, la deidad tutelar de los y las yoguis.

La tercera serpiente es Adi Shesha, la serpiente primordial (Adi) sobre la que descansa Vishnu, tras sus trabajos en la creación y mantenimiento del Cosmos.Es un icono célebre con el que se suele representar a este dios. A esta estampa hace referencia el ásana de yoga Anantasana, en la que el practicante, tendido de costado, levanta la pierna de arriba, agarrando con la mano de ese mismo lado el pie.

An-anta, significa sin-fin. Es la célebre figura de la serpiente mordiéndose la cola en un círculo eterno. El propio agarrarse el pie en la posición de yoga de este nombre hace referencia a ese círculo eterno.

He dicho cuatro serpientes, si bien podrían ser seis, pues el lector avisado estará quizá esperando la mención de Patanjali, autor de los famosos Yoga Sutras, que suele representarse con cuerpo de serpiente y torso humano. Lo agrupo con la serpiente Adi Shesha pues, según la leyenda o mito, Patanjali es una encarnación de esa misma serpiente primordial que le ruega a Vishnu la encarne en la Tierra con el objetivo de poder experimentar el Samadhi. Por lo tanto, Patanjali, en la leyenda, sería un destacamento o avatar (entre otros cuantos) de dicha serpiente primigenia.

Por fin, la cuarta serpiente sería Muchilinda, la cobra que con su caperuza desplegada arropa a Buda en sus meditaciones progiéndolo de las inclemencias metereológicas.

En algunas leyendas se dice que el célebre bodisatva Nagarjuna, fundador de la escuela Mahayana o “Gran Vehículo”, sería un destacamento o avatar de dicha cobra búdica, relación que se plasma en su nombre Naga (serpiente) – rjuna (blanca o excelente). Puesto que este encuentro entre Buda y Muchilinda se produce tras la iluminación, y viene desde la tierra, tiene un interesante simbolismo, por una parte en relación con las fuerzas telúricas, las cuales, si encauzadas por la sabiduría o iluminación, se convierten en un aliado o protección.

La conexión con los chakras

Con este breve repaso a las serpientes en la tradición iconográfica del Yoga es suficiente para comprender que su rico simbolismo hace referencia a arcanos o arquetipos bien profundos del yoga y la meditación como herramienta de evolución humana.

Tratemos de profundizar algo más en el significado de estos símbolos. Volvamos entonces al primero, a la Kundalini, y voy a relacionarla con algunos de los aspectos aludidos en las otras serpientes figuradas.

Supuestamente esta serpiente se halla en principio enrollada en el chakra base o raíz, llamado Muladhara, y que a fin de cuentas es el chakra Tierra, y representa las fuerzas telúricas, que luego reaparacen en la leyenda de Muchilinda. Según esta imagen, la Kundalini va desenrollándose o desplegándose hacia arriba perforando uno a uno los otros cinco chakras de modo ascendente, hasta alcanzar el séptimo y último: Sahasrarara, que sería el chakra etéreo o espiritual. Con lo cual, de este modo Kundalini haría las veces de Escalera de Jacob a la inversa, unión del cielo y la tierra, si bien no desde el cielo, sino desde la tierra.

Para aclarar el significado de todo esto sería preciso previamente clarificar qué son y, sobre todo, dónde se ubican los chakras, asunto que muchos practicantes de yoga, incluso expertos, suelen tener algo borroso. Lo cual, por otra parte, es comprensible, pues hasta los textos antiguos y modernos suelen divergir unos respecto a otros. No voy a hablar ahora de los aspectos místicos de los chakras, sino que me limitaré a explicar sus aspectos físicos o fisiológicos, también energéticos, entendiendo energía en su acepción habitual o corriente, no mistérica.

En la próxima entrega hablaremos de la triple localización de los chakras en relación con los aspectos emocionales que afectan a las dolencias y la salud de la columna vertebral.

Joaquín G. Weil es coordinador de YogaSala Málaga http://yogasala.blogspot.com/ y del curso formativo del IAYoga https://iayoga.org/blog/2018/10/04/aplazado-el-inicio-del-3er-curso-formativo-al-20-de-octubre/