¡Cuando maestras o maestros se interesan en aprender yoga se me ilumina el corazón! Tener la experiencia del yoga en primera persona, sentir y aprender a observar los propios procesos y desarrollar los medios que permitan una mejor gestión, es el camino para luego poder acompañar a niños y adolescentes en sus propios procesos. Escribe Isabel Cervantes.
Hoy en día, entre la tecnología y la cantidad de actividades extraescolares, los niños viven desde muy pequeños un proceso acelerado de maduración, perdiendo así los sanadores espacios de aburrimiento, los espacios de juego creativo en los que no existen Ipods ni tablets, aquellos espacios en los que de pequeños teníamos que agudizar el ingenio con lo que había a nuestro alrededor.
Esa aceleración también ha afectado a los educadores. Clases con grupos grandes de niños en los que, al margen de la buena voluntad del educador, es normal que al final se pierda la paciencia por agota?iento y estrés. Por eso es tan importante que se introduzcan herramientas de experimentación y autoconocimiento, empezando por los maestros. ¡Sólo transmitimos en profundidad aquello que hemos experimentado!
Si un maestro o maestra vive, experimenta e integra el proceso de aprendizaje de posturas de yoga, ejercicios de respiración, relajación, visualización, meditación, mindfulness, etc, inicia un proceso intenso de autotransformación y sanación.
Tener la experiencia en primera persona, sentir y aprender a observar los propios procesos y desarrollar los medios que permitan una mejor gestión, es el camino para luego poder acompañar a niños y adolescentes en sus propios procesos.
La experiencia requiere tiempo para poder ser integrada y dar sus frutos.
Cultivar el estado de presencia a través de la práctica de yoga y meditación de forma continuada ofrece el regalo de realizar un inmersión en uno mismo. Descubrir aquello que nos genera inquietud, permitier espacios en los que afloren emociones y las respiremos desde una mirada amable, desarrollar la capacidad de liberar tensiones y estrés desde la respiración y autoobservación… Reconocerse, sanar, evolucionar, madurar, requiere tiempo.
Los beneficios
Una de las claves para mejorar el rendimiento en la escuela es ofrecer a los niños y jóvenes herramientas con las que canalizar su cansancio, apatía, nerviosismo, etc. Con las técnicas del yoga, la meditación y el mindfulness les ayudamos a mejorar la capacidad de comprensión, estimulamos la concentración y les ofrecemos el regalo de descubrir que en su interior hay espacios de paz y tranquilidad.
Por ello el maestro ha de caminar ese sendero, ha de aprender a liberar las propias cargas y presiones y re-descubrir espacios de calma y tranquilidad, aprender técnicas para entrenar una atención amable hacia sí mismo, en las que aumentar el nivel de conciencia y abrirse a una comprensión más profunda.
Así cuando se integran estas técnicas se aprende a permanecer en espacios internos donde sentir la respiración y recuperar la calma, y desde ahí abrir la mente y el corazón hacia una respuesta menos condicionada y más auténtica.
Y no olvidar que el camino de autodescubrimiento no tiene fin y que siempre vamos a entrar en capas más profundas de nuestro ser.
El camino de autodescubrimiento ofrece la oportunidad a los educadores de en momentos de colapso, tensión, agotamiento o estrés, poder literalmente “tomarse un respiro”, pararse a respirar y conectar consigo mismos y desde ahí retomar el momento presente poniendo atención en la voz, su volumen, entonación y observar la respuesta en el aula. ¡Puede llegar a ser sorprendente!
Cómo comenzar en clase
Cuanta más experiencia tenga el maestro o maestra, más seguridad y confianza mostrará al compartirla. Unos instantes al iniciar las clases de respiración, algunos instantes de estiramiento y descompresión durante las clases, y de ahí ir creando y combinando técnicas en función de la experiencia de cada uno y de la edad de los niños.
Por ello es tan fundamental para los maestros formarse en yoga, meditación, mindfulness, yoga nidrā, mandalas, técnicas de masaje u otras técnicas complementarias, porque así podrán enseñar a los niños y adolescentes a ampliar la mirada hacia sí mismos, a descomprimir y desbloquear los procesos naturales de su maduración y crecimiento.
Respirar profundamente y sentir la breve pausa antes de exhalar nos ayuda a reubicarnos y relajar la tensión volviendo a un estado de atención en el que recuperar la ligereza, la suavidad interna, abriendo el campo de observación.
Ampliar la mirada hacia uno mismo es como respirar profundamente, es recuperar el espacio vital y desde ahí gestionar con más amabilidad y compasión el caminar de la vida.
Enseñar desde el propio aprendizaje nos conecta con el corazón, y enseñar desde el corazón abre el puente de comunicación que permitirá a cada niño o joven formas de relacionarse más sanas.
Acompañar a los niños y adolescentes desde el yoga y la meditación es fomentar unas bases de maduración que permitan a las nuevas generaciones crecer desde la autoestima, la calma y la compasión.
Isabel Cervantes. Profesora y formadora de profesores de yoga, miembro de la FEDEFY, profesora y formadora de profesores de yoga para niños Método Suryakiranam, profesora de meditación y mindfulness, maestra de canto védico , cantante y compositora en Isha Project.