“Yoga” es una antigua palabra en sánscrito que en solo dos sílabas abarca el total de experiencias espirituales de miles de maestros realizados. Ellos descubrieron la Realidad Absoluta o Sat, y en su infinita karuna (compasión) marcaron el camino a seguir. Escribe Puduvai Kalaimamani Meenakshi Devi Bhavanani.
Los Upanishads claman: “¡Miren! ¡Ustedes que sufren sabrán! ¡Un camino ha sido hallado! ¡Un camino fuera de toda esta oscuridad!” Ese camino… ¡es el Yoga!».
El yoga es tan viejo como el universo, pues es tanto el camino como el fin. El fin es la realización de la naturaleza innata del universo, el Ser Supremo: Atman, Purusha, Shiva, Devi, Sat… cualquier palabra que queramos usar para describir su esencia. En el sankhia y en el yoga ese Ser Supremo es llamado Purusha, y la manifestación de ese espíritu en el mundo material y sensible es llamado Prakriti. Es a través de las experiencias en el Prakriti o mundo manifiesto que el jiva, el alma individual, regresa hacia el Paramatma, o Alma Universal. Por lo tanto, Purusha y Prakriti son uno y el mismo: Purusha es el fin y Prakriti es el camino hacia ese fin.
La palabra “yoga” es descrita frecuentemente como “unión”. Eso implica que lo individual está unido con el universo, la personalidad con la universalidad. La raíz de la palabra “yoga” está en el sánscrito bija “yuj”, que significa “unirse”. La palabra inglesa “yoke” se deriva directamente del sánscrito “yuj”. De hecho, la palabra inglesa “union” tiene un sonido similar a “yuj”; tal vez en su lugar podríamos decir: yoga es “re-unión”. El Upanishad dice “lo que era uno se convirtió en muchos”. El Purusha se convirtió en la creación de material multiesplendoroso a través del Prakriti. La ciencia del yoga acelera el “regreso de los muchos hacia el Uno”, la re-unión de Purusha y Prakriti, Shiva y Shakti, Rama y Sita. Así, el yoga es tanto el fin (Purusha) como el camino hacia ese fin (Prakriti).
En este drama cósmico, en esta pieza teatral creció lila, el sentido de dvaita, o sentido de separación. De ese dvaita (dualidad, dos-dad) creció el bhaya, el miedo. El Upanishad dice “donde hay dos, hay miedo”, y este miedo primordial, que crece a partir del sentido de separación, es la raíz de origen de todo el sufrimiento humano. Ese miedo primordial puede ser destruido cuando el sentido supremo de unidad es alcanzado una vez más. A esto los sabios le llaman “reunión” o moksha, samadhi, kaivalya, jivanmukta: el verdadero fin del yoga.
Impulsados por este miserable sentido de separación y su correspondiente miedo, los antiguos rishis escarbaron profundamente dentro de la naturaleza del universo y de la causa de todo el sufrimiento. Así, descubrieron verdades esenciales que activaban el alma encarnada para nuevamente disfrutar la unión dichosa o re-unión con el Ser Supremo. A través del término “yoga” se hace referencia a todas estas experiencias y experimentaciones de los rishis a través de miles de años.
Puduvai Kalaimamani Yogacharini Meenakshi Devi Bhavanani. Directora del Centro Internacional para la Educación e Investigación del Yoga (ICYER)
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Yogaganjali Natyalayam
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Traducción del inglés por Alexis Álvarez Jácome