Este arcano es un mensajero de la madurez espiritual, del huevo que eclosiona mostrando el aura del alma que encerraba y de la que emana el mundo, ocultándose en su apariencia. La espiral va llegando a su realización completa. Escribe esta serie Carmen Viejo.
Palabra clave: “Obra Completada”
“En aquel momento, la canción de mil voces consistía en una sola palabra: el OM, la perfección”. (Hermann Hesse)
El arcano del Mundo nos presenta un personaje realizado en forma femenina y masculina, dentro de un aura custodiada por los símbolos de los cuatro elementos, un huevo cósmico, símbolo de plenitud.
Los alquimistas consideraban ese huevo el signo de la Obra Completada, transmutar el metal común en oro, hallar la piedra filosofal capaz de desvelar la naturaleza áurea esencial de las cosas, descubrirla y realizarla. Es, por lo tanto, este arcano un mensajero de la madurez espiritual, del huevo que eclosiona mostrando el aura del alma que encerraba y de la que emana el mundo, ocultándose en su apariencia.
No todos llegan al 21 en su aspecto último, pero sí nos aproximamos en cada vida. La madurez personal es una manifestación de esta aproximación. La madurez espiritual es un nivel aún mayor. Comprender, soltar las pasiones, reunir las diez actitudes mostradas en los arcanos precedentes, hacer el camino personal que nos propone cada vida, desarrollar nuestros dones y entregarlos, proporcionan la obra completada, otra vuelta a la espiral; ésta, exponencial.
La Realización o Liberación, como la expresa el Yoga, es una aspiración progresiva y continua, sin fecha de caducidad, que supone la transformación de la energía cósmica en pura conciencia. El encuentro definitivo entre el Alma y el Ser. Entre Jiva y Purusha. Entre Rada y Krishna. Entre Sakti y Shiva. El matrimonio sagrado, de lo gnósticos. El Nirvana budista. La resurrección en Cristo.
En sus fases temporales, es el final de un camino, de una vida experimentada conscientemente, colmada de sabiduría y puesta al servicio de otros seres. La realización en cada vida supone liberar los dones recibidos para ser en plenitud en beneficio de todos, que no es poca aspiración para un practicante de yoga.
Correspondencia con los ásanas
Paksasana lleva el sugerente nombre de “Postura del ala”. En ella, el practicante, de pie sobre una pierna, eleva y despliega al lateral la otra, tomando el dedo gordo con la mano. Su realización, cuando ya se domina, aporta una indudable sensación de libertad y plenitud. Debe completarse con el otro lado.
Esa sensación se complementa con la alegría vital y la armonía que genera Natarajasana, la “Postura del dios de la danza”, que es, como explica Manuel Morata en su manual, una “intensa postura de extensión sobre un pie dedicada al señor Shiva, el gran Yogui”. Sostenido sobre una pierna, en equilibrio, y con los brazos elevados sobre la cabeza, la otra pierna se eleva por encima de la cabeza uniéndose el pie a las manos con una cinta que facilita la postura. Shiva representa el Purusha, la Autoconciencia, y su danza muestra su capacidad para mover el mundo y hacerlo evolucionar.
Otra poderosa postura es Bhumi Chakrasana, “la Rueda en el suelo”, el popular “puente” que se hacía con cierta facilidad en la infancia. Una extensión completa y profunda con el cuerpo sobre las manos y los pies, partiendo de la posición supina con las palmas apoyadas en el suelo a la altura de los hombros. Cuando podemos realizarla, siempre con una preparación suficiente, elevamos poderosamente la sensación de ser en plenitud. ¿No sentíamos que todo era posible cuando de niñ@s la realizábamos sobre la hierba?
Siddhasana y Padmasana son las posturas clásicas de meditación. Los ásanas de meditación son la culminación del templo personal, de la arquitectura física capaz de generar un campo de comunicación multidimensional. Yoga es integración. Yoga es unidad. Cuando ponemos en armonía las dimensiones física, energética, psíquica y causal, con la mente en reposo, las fluctuaciones aquietadas, “entonces el que ve, puede ver su propia forma”, como reza el tercer aforismo del capítulo primero de los Yogasutra.
Nota: Estudio y efectos de Natarajasana, Bhumi Chakrasana, Siddhasana y Padmasana, en páginas 219, 134, 243 y 244 de Yoga. Teoría, práctica y metodología aplicada, y de Paksasana, en página 304 de Yoga. Ampliación, ambos de Manuel Morata.
Carmen Viejo Heredero (Ahimsa). Profesora de Yoga, Licenciada en Ciencias de la Información y titulada por la Yoga Vedanta Academy (Escuela de Sivananda) y por la Asociación Española de Practicantes de Yoga (Escuela Manuel Morata).
Información: ahimsayogandalucia@yahoo.es