Adapta tu yoga al verano con 8 consejos

2017-06-09

Tengo una visión romántica del verano, como de tantas otras muchas cosas. A esta época la acompaña una sensación indescriptible de libertad y plenitud. Y es que el cuerpo se libera de ropa y zapatos, como si de pieles muertas se tratara, y saboreamos la sensación de estar más cerca de nuestra propia piel. Escribe Patricia Sanagu.

Esa piel que es la auténtica, la que somos y nos contiene, que se eriza, se calienta, suda, se tuesta debido a la pasión por vida y el movimiento… Está ahí, es más palpable, más directa. Sentirte unida a tu piel es sentirte unida a tu naturaleza, y eso te da fuerza y ganas de vivir, de comerte los días, de expandirte, de amar, de ser.

Una de mis sensaciones favoritas es sentir esa piel que habito y el sol, y el sol en la piel. Levantar la barbilla, y sentir la caricia de la brisa del mar en la cara. Una brisa que es diferente al resto del año, porque esa brisa es la perfecta encargada de unir en equilibrio la sal y el frescor del mar, con la calidez del sol. Una unión que es como un abrazo, un saludo, un “Hola, ven a jugar” dicho con la boca en forma de sonrisa y una mirada limpia.

Y este es mi yoga en verano: habitar mi piel, celebrar la vida, amar con profundidad los instantes al aire libre, la sensación de la brisa acariciando mi piel y las mil formas de expresarse de esta piel.

Y durante muchos años este fue mi único yoga, porque mi práctica se va disolviendo y debilitándose al mismo tiempo que el verano va entrando y tomando fuerza. Lo que al principio es vida e intensidad, poco a poco me va quemando. Mi energía se dispersa, el calor me consume y espero impaciente la llegada del otoño, el orden y la quietud.

Probé muchas cosas para recuperar mi yoga los días de verano basándome, sobre todo, en fortalecer mi voluntad. Hasta que me di cuenta de que el yoga se transforma como la naturaleza, como las estaciones, como el propio verano a medida que avanza.

Si yo misma me transformo en verano, ¿cómo no va a transformarse también mi práctica? Habitar mi piel también es sentirme, darme tiempo de habitar mi cuerpo y contemplar el paisaje que contiene, no dar las cosas por sentado y abrir la puerta, llenar los rincones de aire y hacer del cuerpo un corazón.

Si te pasa como a mí, y tu práctica se disuelve en verano, si quieres transformarla y adaptarla a estos días, estos son algunos consejos que me han ido sirviendo a lo largo de los años:

1,Conecta con el agradecimiento, la alegría y la satisfacción. El verano es la época del año en la que recogemos la cosecha. Ya no es momento de centrarse, planear y trabajar duro; es momento de soltar, relajarse, sentirse y expandirse con amor. Conectar con estas cualidades nos inspirarán para el no hacer, sólo ser. Esto relaja el sistema nervioso y nos vuelve ligeros y receptivos, nos abre a la escucha de lo que necesitamos ahora, en este único instante.

2. Por unos meses, deja a un lado las secuencias vigorosas, los saludos al sol y las posturas que requieren fuerza e intensidad como las invertidas. El ritmo del corazón tiene un rol importante a la hora de regular la temperatura de tu cuerpo regulando el volumen de sangre que circula para calentar o enfriar en ambiente interno. Ayuda a tu cuerpo a reducir la temperatura y equilibrarse buscando el yin, la suavidad y lo restaurativo. Amplía las posturas de suelo, enfócate en las exhalaciones largas, disminuye el ritmo, dale lentitud y profundidad. El movimiento inteligente no requiere esfuerzo ni nos agota; al contrario, nos da presencia.

3. Toma más descansos reduciendo los vinyasas y confiando en el poder de la gravedad para soltar con posturas de flexión hacia delante como Balasana, Janu sirsasana, Uttanasana o Paschimottanasana.

4, La energía expansiva del verano también provoca que nuestra mente esté más dispersa, que nos cueste más concentrarnos. Es momento de reducir el tiempo de asanas para dárselo al pranayama, la meditación y la relajación savasana. Alguna de los pranayamas que podemos practicar son: Sithari y Chandrabedhi.

5. Si quieres realizar invertidas, elige Salamba sarvangasana y su ciclo o Viparita karani.

6. Disfruta de Savasana.

7. Aprovecha para practicar al aire libre, siempre en las primeras horas de la mañana o últimas de la tarde, y en un lugar donde corra el aire y sea silencioso.

8. Después de la práctica hidrátate y disfruta de zumos de frutas y verduras de temporada.

Cada experiencia es diferente para cada persona, por eso, hay un yoga para cada uno de nosotros, y a cada instante es diferente. Ahí reside la grandeza del yoga, en su inmensidad y adaptabilidad. Establece como intención para los próximos meses la escucha, cómo puedes conectar con tu instinto y establecer una relación contigo mismo que te indique la manera en la que sentir y adaptar tu yoga día a día, momento a momento. Flexibiliza tu mente, y tu práctica.

Patricia Sanagu. Amante del movimiento, de las palabras, del arte de crear, de los viajes y de la vida. Respirando.

www.patriciasanaguyoga.com