La práctica del Hatha y Radja yoga, conocidos como el yoga físico y mental, respectivamente, va seguida uno del otro tal y como la noche sigue al día, ya que viene a suceder que uno es preparación y natural consecuencia del otro. Escribe Emilio J. Gómez.
“No se puede perfeccionar el Hatha yoga sin la práctica del Radja yoga, y viceversa.
Por tanto, se han de practicar los dos hasta que se obtenga el estado de perfección”
Hatha Yoga Pradipika, II – 76
El Hatha yoga dispone las condiciones idóneas para que el Radja yoga suceda de un modo natural. Por este motivo, se considera al Hatha yoga como el yoga del equilibrio, ya que es el encargado de equilibrar las energías vitales y mentales existentes en el ser humano.
De este modo, el Hatha yoga prepara cuerpo y mente para la práctica del Radja yoga, el yoga de la interiorización que, en su camino hacia el mundo interior, produce la conexión consciente con el espíritu del que todos formamos parte. Al finalizar la relajación, tras una sesión de asanas -posturas características del Hatha yoga-, la mente se encuentra aquietada, receptiva y dispuesta a traspasar las diferentes capas que configuran al ego y la personalidad, para conectar con la esencia a través de la quietud y serenidad de la meditación.
En efecto, un tipo de yoga sigue al otro hasta que llega un momento en que la línea fronteriza que separa ambos yogas queda diluida en la más pura comprensión. El practicante comprende que las posibles diferencias han sido fruto la mente. En ese momento, tales diferencias desaparecen sumergidas en un estado de pura presencia de ser.
Esta es la práctica que proponemos para el Seminario de Hatha & Radja que se celebrará en Segovia, los días 3, 4 y 5 de marzo.
Emilio J. Gómez es profesor de yoga del Círculo de Yoga Silencio Interior e imparte clases de meditación todos los miércoles, de 19 a 20:30 h. en Madrid.
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