La meditación es el desarrollo consciente de la actitud de observar sin juzgar, analizar o comparar lo observado. Es percibir, sentir sin añadir ningún pensamiento al respecto. Es captar la vivencia en sí misma sin enredarse en hacer evaluaciones o valoraciones. Escribe Eva Klimberg.
Esto puede parecer a primera vista muy complicado e inaccesible, pero no lo es en absoluto. O sí, pero tanto como aprender a conducir o nadar. A meditar se aprende igual que a cualquier cosa en la vida, y en la medida que se tenga interés y se persevere, los resultados están garantizados.
Cuando uno se inscribe en una academia de baile se da por hecho que no sabe o que sabe poco, y a medida que practica, se entrena, dedica tiempo y energía, irá dominando cada vez más el arte de la danza. Con la meditación pasa exactamente lo mismo. A quienes piensan: “Yo no soy capaz de tranquilizarme”o Mi mente va como loca, no tengo remedio”, yo les diría: “Está bien. Simplemente ponte a ello, simplemente comienza”.
¿Por qué se da por hecho que todos deberíamos saber cómo calmar o relajar la mente si nunca se nos ha enseñado?
El ritmo de vida que llevamos es en casi todos los casos antinatural y nos conduce a un estado de tensión y desasosiego en el que vivimos pensando frenéticamente, pensando sin descanso y, lo que es peor, sin darnos cuenta de ello. Tanto que cuando queremos dejar de hacerlo o al menos ralentizar los pensamientos, nos es imposible; la mente se ha cargado con una inercia y es imparable.
Una gran parte de la población está sintiendo que su mente está totalmente descontrolada, y pasamos de estados de ansiedad a cuadros depresivos sin motivos reales. La mente no nos da tregua, ni siquiera mientras dormimos, analiza, juzga, compara, etiqueta, califica y clasifica todo con actitud neurótica, y no tenemos ningún control sobre ella.
La práctica de técnicas de meditación puede ser una solución a este conflicto, que a veces toma un cariz enfermizo y que condiciona toda nuestra vida.
El problema no es el pensar.
El problema es hacerlo caótica, descontrolada y neuróticamente.
La mente no se calma por sí sola.
A meditar se aprende como a cualquier cosa (montar en bici, hablar otro idioma, manejar un ordenador, etc.).
No se necesitan cualidades especiales para meditar, solo el método apropiado y su entendimiento.
Existen numerosas técnicas perfectamente asequibles para cualquier persona que esté interesada en el mundo de la meditación o quiera simplemente llegar a un mayor entendimiento de sí mismo.
El camino de la meditación es el camino de la aceptación total y sin condiciones, lo cual no es desidia ni indiferencia. Meditar es abrirse a un fenómeno, que puede ser tanto una sensación en el cuerpo, como una emoción, un pensamiento o sonidos del ambiente. Abrirse significa que no te posicionas a favor o en contra, que simplemente lo percibes tal cual es sin comparar, sin verbalizar nada mentalmente; solo observas sin emitir ningún juicio ni ninguna valoración. En ese estado de espectador pasivo no sobra nada ni tampoco falta; el fenómeno es registrado sin análisis intelectual alguno, sólo con afán de comprender profundamente su naturaleza.
Meditar tiene que ver con desarrollar sabiduría, entendimiento más allá de lo aparente. Y ese entendimiento sólo aparece a través de una visión más amplia, una visión integradora y completa. Cuando emitimos juicios sobre las cosas tenemos una perspectiva parcial porque excluimos lo que no nos gusta y elegimos lo que es de nuestro agrado. Es normal y habitual, pero si queremos ampliar nuestra óptica y comprender desde lo profundo, hemos de mirar con los ojos imparciales del meditador.
Finalmente, la meditación no es una búsqueda, no tratamos de conseguir un estado mental determinado. No se trata de que suceda algo concreto, como sensación de paz interior, calma en la mente, experiencias espirituales o visiones. Si acontece una experiencia así, bienvenida sea, pero en la medida que alberguemos expectativas de lo que debería suceder, no progresaremos en nada y significará que no se ha comprendido aún lo que es meditación. En ella hay una completa apertura a todo lo que acontezca. No sabes lo que va a suceder cuando te sientas, puede que afloren sensaciones, emociones o pensamientos incómodos. Y la meditación trata de cómo nos relacionamos con esos eventos que en sí son neutros.
Ven a practicar este Yoga Profundo: Jornada de puertas abiertas, martes 10 de enero 2017
Dónde: Argüelles-Rosales. Madrid
Abrimos un grupo de 20-21,30h.
Todos los detalles en www.YogaArtStudio.comEva Klimberg es profesora formadora de Psicología y Filosofía profunda del Yoga en varias formaciones de profesores, con más de 20 años de experiencia. Directora de Yoga Art Studio en San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Imparte talleres, conferencias y retiros por toda la geografía nacional.