Esta es la octava y última parte del artículo ‘Meditar, la aventura del conocimiento’. ¿Qué nos aporta la práctica meditativa a los urbanitas inquietos aquí y ahora? Escribe José Manuel Vázquez.
La última frontera
La meditación propiamente dicha comienza al recoger nuestra atención en un solo punto (dharana), mantenernos en él (dhyana) hasta establecernos en la pura observación (samadhi). Este es el método de investigación propio de la meditación (samyama) según la tradición de yoga.
Para quien le interese diremos que en la última fase del proceso meditativo nos encontramos con la posibilidad de que sigan existiendo contenidos mentales donde apoyar nuestra atención (samprajñata samadhi o sabija samadhi), de que no hayan contenidos mentales donde descansar nuestra atención (asmapragñata samadhi o nirbija samadhi) y por último cabe la posibilidad que nos establezcamos sin más en la experiencia extraordinaria de saberse parte de la consciencia (dharma megha samadhi).
La última frontera se describe como un estado de claridad en sí mismo (sat), lucidez (chit) y felicidad (ananda). Todos hemos tenido momentos de revelación, de dicha, de extraña conexión con el resto de seres que nos es difícil describir. Aunque luego se nos olvide, aunque luego no podamos reproducir esa sensación extraordinaria, eso sigue ahí, en algún lugar de nuestra psique como música de fondo, como un orden oculto en las cosas que no sabemos ver con nitidez. Las experiencias transpersonales son más comunes de lo que nos pensamos. La historia está llena de grandes descubrimientos que han sido producto de un gran tesón y esfuerzo pero además, en muchos casos, de una extraordinaria revelación.
Ser constantes (abhyasa), a nuestro ritmo, con nuestra propia forma de hacer, pero sin dejar de mantener nuestra mirada al lugar donde queremos llegar. Sin apego (vairagya) por los resultados, disfrutando del camino, aunque a veces tengamos la sensación de no estar del todo haciendo lo correcto. Esa es mi última invitación para que prueben la meditación o, si ya lo hacen, para que no se queden en el camino. Como dice una amiga mía, todo suma o resta. Medita como quieras pero medita; de pie, sentado, caminando, bailando, cocinando, escribiendo, abrazando, viendo la tele, leyendo un libro, encima de una esterilla, colgado de un árbol, de vacaciones, trabajando, dormido o despierto. Medita por ti y por todos tus compañeros.
Gracias por haber llegado hasta aquí. Deseo que les haya sido útil esta lectura.
José Manuel Vazquez. Profesor y formador de yoga y fundador de Yoga Orgánico.
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Contacto: 91 310 51 81/ info@yogaorganico.org
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