Mahā-mṛitun-jaya mantra: trayambakaṁ yajāmahe…Traducción, comentario y práctica. Por David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu), maestro tradicional de Advaita Vedānta.
Mahā-mṛitun-jaya mantra “El mantra de la conquista (victoria) (jaya) de la muerte (mṛitun)”, Ṛig-Veda VII.59.12, revelado al Ṛiṣhi Vaśhiṣhṭha —
ॐ त्रयम्बकं यजामहे सुगन्धिं पूष्टि वर्धनम्।
उर्वारुकम्-इव बन्धनान्-मृत्योर्-मुक्षीय-मा-अमृतात्॥
OM trayambakaṁ yajāmahe sugandhiṁ pūṣṭi vardhanam |
urvārukam-iva bandhanān-mṛtyor-mukṣīya-mā-amṛtāt ||
“Adoramos (yajāmahe) al del tercer ojo (trayambakaṁ) [Śhiva], la dulce fragancia (sugandhiṁ) que alimenta (vardhanam) la plenitud (pūṣhṭi).
Libéranos (mukṣhīya) de los apegos (bandhanān) destructivos (urvārukam) como (iva) la muerte (mṛityor), que seamos libres (inmortales) (amṛitāt).”
O también:
“Adoramos (yajāmahe) al del tercer ojo (trayambakaṁ) [Śhiva], la dulce fragancia (sugandhiṁ) que alimenta (vardhanam) la plenitud (pūṣhṭi).
Como (iva) el calabacín (o melón, pepino) (urvārukam) de su atadura (tallo) (bandhanān), libéranos (mukṣhīya) de la muerte (mṛityor), que seamos libres (inmortales) (amṛitāt).”
Adoramos al del tercer ojo, a Śhiva ´el favorable´ (quien favorece, quien nos ayuda para que mejoremos verdaderamente), aquel que posee abierto y poderoso, fulminante, el ojo del Conocimiento, superior a los dos ojos corporales, de lo físico y exterior y de lo interior y sutil (deseos, impresiones mentales, ideas, emociones; energías, luces y sombras, almas). El tercer ojo ilumina los dos ojos encarnados, vivificándolos, involucrándose como mezclándose y quemándolos libremente, soberano.
Eso es la dulce fragancia que alimenta la plenitud. Śhiva (Eso) va nutriéndote dándote las circunstancias externas, físicas y mentales favorables: de paz, claridad, fortaleza. Śhiva (Eso) va nutriéndote dándote lo favorable con tu propia acción favorable: tu práctica intensa de adoración al del Tercer Ojo. Es decir, tu concentración apasionada (progresivamente total) al Conocimiento fulminante, perfecto, que ilumina los dos mundos encarnados, el del yo y lo otro, que se mezclan, surgen y se funden en Uno, en Él.
Él, el Yogui supremo sentado en la cima del mundo (nuestro Himalaya), vestido de ceniza del crematorio de materia inerte (nuestros muertos), absorto en sí mismo haciéndolo todo (nuestro Ser y nuestro mundo, respectivamente).
Armado (con su tridente), Señor de los tres cuerpos — material, sutil y causal o su śhakti (Māyā), su poder creador del universo, semilla de todos los tiempos, espacios (en todos los tres mundos: cielos, Tierra e infiernos), seres (sujetos de experiencia y acción que alimenta nuevas experiencias) y experiencias; Rey de la Danza cósmica ´Naṭa-rāja´ (nuestro propio baile en la vida), creando las letras con su pequeño tambor manual.
Rudra, furioso destructor del baile, de todas las formas (seres alimentando su Conocimiento supremo, negando con su Luz la experiencia de formas, de limitación y dolor, de migajas de su pastel de Dicha) y reintegrándose en la armonización absoluta en el Sí Mismo, en la propia Existencia luminosa sin principio, cambio ni fin, sola Una y la misma; en el Amor natural, en sí, pleno.
Sol en paz violenta que abrasa cuerpos y corazones con su sola presencia poderosa y que a la vez se da sufriendo y por el bien del mundo. Recibe desde entonces los cuidados de su Luna. Luna que nunca le abandona y que a su vez se alimenta de su Sol y lo refleja dulcificándolo, para que el Sol acabe también iluminando a los poetas, los enamorados del amor.
Asceta radical que acoge en sus rastas a la Madre Gaṅgā cayendo del Cielo para purificar a la Tierra de los humanos tras derramar de su cuerpo desnudo en la nieve pura, enseñándole además humildad a la Diosa de la purificación, que un día se creyó superior o igual a Él.
¡Oh Mahādeva, el Gran Dios, el Gran Ser Luz! Columna de fuego sin principio ni fin que le dijo a Viṣhṇu -el Dios que trabaja por mantener el dharma ´el bien´ en el Universo-, ´tú eres el más grande´, resolviendo su disputa con Brahmā -el Dios creador-, a quien desterró al olvido por mentiroso y avaricioso.
Śhiva, quien abraza a su mujer Durgā, la Diosa inaccesible, incomprensible, terrible, tremenda, genial, fantástica, hija del Señor del Himalaya (Satī, Umā, Pārvatī, Kālī -nombres diferentes para estados, situaciones y acciones diferentes-), como su śhakti ´poder´ en el mundo. Ella, la Yoguini completa, es quien tiene que crear sola y de sí misma su propia descendencia (Gaṇeśha), siervo y compañía, o con la ayuda de otros elementos (Kārttikeya).
Aquel adorna a su Diosa ´Devī´ con flores blancas como la nieve y una joya, el collar que Él mismo lleva en su cuello: ¡Una cobra! ¡Cuidado! ¡Atenta!
Es el juego del Amor y el Saber, la unión plena y libertaria, libertad absoluta sin gobierno ni ley, sin límites de tiempo, espacio y encarnaciones de ideas miserables, de confusión, error, condiciones, apego, miedo y muerte.
El alma libre naturalmente no lleva bien la sumisión. No encaja bien con la vida de condiciones y límites (la visión de niño de un potro salvaje matándose por no ser montado se grabó a fuego en mi mente-corazón).
Śhiva galopa los mundos. En su montura (el toro Nandi ´Felicidad´) no existe el miedo, porque no es nada la muerte, porque en frente verdaderamente no hay nadie.
Él finalmente es radical porque es las raíces de la planta del mundo y es total, completo (omnipresente, sin nombres ni formas, sin límites). Fuera del mundo (de las condiciones), produce naturalmente terror a la suegra (madre de Satī).
En ese caso, si por ello quieres dulzura, te canta con gusto palabras de amor, sencillas y tiernas, y te habla de lo conveniente que es que trates de practicar virtud (dharma, puṇya karma) lo mejor que puedas según las condiciones -pues toda acción está limitada, es relativa-: los yamas y niyamas (Yoga Sūtras de Patañjali II.29), compasión (bondad, ternura, cariño), armonía (concordia) y caridad (generosidad).
Yamas:
– no hacer daño a ningún ser (ahiṁsā),
– verdad (satya),
– no robar (ni desear bienes ajenos) (asteya),
– control de los impulsos, como el sexual (brahmacharya) y
– no posesividad (no aceptación como ´mío´, austeridad) (aparigraha).
Niyamas:
– pureza (limpieza) física (comida, hábitos de vida) y mental (emocional) (śhauca) (alimentación correcta -favorable- de cuerpo-mente-corazón),
– alegría, satisfacción (ecuanimidad frente al par de opuestos de las experiencias mundanas: felicidad, dolor; calor, frío) (saṁtoṣha),
– auto-disciplina para regular el ardor de las exigencias del cuerpo-mente con el fin de lograr la perfección espiritual (tapas),
– estudio correcto del conocimiento diferenciador entre lo permanente (quien ve, pura Consciencia) y lo efímero (lo visto interna y externamente) (expuesto claramente en escrituras como las Upaniṣhads, Bhagavad Guītā, Yoga Sūtras, Brahma Sūtras, etc.) y recordarlo constantemente invocándolo en tu divagar por el mundo de la acción y la emoción (svādhyāya); y
– sentir la presencia de lo divino -el Conocimiento insuperable, el poder, la Gracia, el Maestro de maestros/as-, sirviéndole, amándole, es decir, entregándole tu acción y sentimiento (Īśvara-praṇidhāna).
Todo ello son acciones favorables y deseables porque son la causa de la felicidad y el deleite en un nacimiento particular. Y, además, van eliminando los obstáculos de mal (es decir, oscuridad) que ocultan la presencia de nuestro Śhiva, es decir, lo más profundo de nuestro corazón.
Eres ahora como el calabacín (o tipo de melón), extensión de las raíces de la planta (Śhiva), de la que se está nutriendo. Cuando estás maduro practicando tu puṇya karma ´acciones de mérito´ cambia progresivamente, casi sin darte cuenta, tu mismo canto al mismo Śhiva. Ya no le pides básicamente paz en el mundo y en tus relaciones, ya no le pides salud, dinero y amor, sino que le pides que te corte de una vez y para siempre el tallo del melón, el cordón umbilical que une tu ser con los apegos a tu individuo y su mundo (encarnación de ideas de miseria, es decir, de ignorancia y su expansión en la dualidad de placer y dolor).
Y ahora, llegados a este punto maduro, sabes bien que para ello sólo te queda adorarle a Él totalmente, entregarle todo tu ser, hasta que no existas, hagas, poseas, percibas ni experimentes como algo diferente a Él. Śhivo’ham Śhivo’ham ´yo soy Śhiva, yo soy Śhiva´.
De otro modo, si estando maduro no se corta de sus apegos, el melón se pudre.
Una vez podrido en la tierra oscura de la ignorancia primordial (de tu propio Ser), alguna de sus semillas volverá a germinar con la idea de yo en otro lugar (nacimiento) diferente (otro cuerpo, otras experiencias, fructificación de tu propio karma ´acción´) y similar (igualmente limitado por su identidad equivocada apegada a los atributos que nacen, cambian y mueren formados por capacidades y experiencias de placer y luz, dolor y acción, oscuridad y estancamiento).
Hacer esto, de este modo, nutriéndote apegado, madurando y cortar el tallo -que es el apego a lo que muere porque nace- justo en el momento preciso, es liberarse de los apegos destructivos como la muerte. Eso es hacernos libres, inmortales.
Sólo lo verdaderamente inmortal puede hacerse inmortal.
Sólo es Libre aquel donde verdaderamente no hay nada más que pueda condicionarlo, ni superior, ni inferior ni igual. Eso es Śhiva-Śhaṅkara, la Existencia primera, sin modificación ni fin que nos favorece haciéndonos crecer y finalmente aniquilando nuestro ego (voluntad, idea de yo y, por tanto, mío, hago, percibo, experimento) para que brille con fuerza en nosotros la misma Existencia Una, Śhiva-Śhaṅkara, que contiene el motor del mundo y está a vez relajado, absorto, en la Paz Sola de Sí Mismo. Sus dos ojos corporales semi-abiertos y el Tercer Ojo despierto. Y, consecuentemente, su sonrisa pícara, que exaspera a muchos.
Rompiendo los apegos que te atan al mundo de multiplicidad, acción y cambio, que sólo se rompen rompiendo aquello que los crea: tu idea de ´yo soy esto´ (individuo: cuerpo-mente limitado y su devenir), por tanto, ´yo deseo, yo hago, yo poseo, yo experimento resultados´ eternamente condicionados y efímeros.
Una vez calmado, claro y fuerte habiendo fructificado tus acciones de mérito (puṇya karma), tu idea de yo individuo sensible y actor se rompe finalmente entregándosela a Él, fundiéndote con Él hasta conocerle bien, del todo. Es decir, serlo: Existencia Una, Sola, siempre presente, omnipresente, auto-luminosa, plena, libre.
Śhivo’ham Śhivo’ham ´yo soy Śhiva, yo soy Śhiva´.
Para ello, mientras tanto, llamándole, acogiéndole:
ॐ नमः शिवाय
OM namaḥ Śhivāya
OM namaḥ Śhivāya
OM namaḥ Śhivāya
Mi adoración a Śhiva ´lo verdaderamente favorable´, con todo mi ser (acción, palabra, pensamiento y corazón).
Práctica
Canta el Mahā-mṛitun-jaya mantra ´el mantra de la conquista de la muerte´ todas las mañanas, si puedes, 108 veces -número favorable-. Puedes usar un rudrākṣha (rosario, ojos o lágrimas de Rudra o Śhiva) para hacer las cuentas. Y, si es posible, también por las noches, antes de ir a dormir. Todos los días durante cuarenta días.
David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu), maestro tradicional de Advaita Vedānta
Luz de las Escrituras – Escuela de Advaita Vedānta Tradicional
Enseñanza continua “Escrituras de Advaita Vedānta y Sāṅkhya-Yoga – Conocimiento y práctica tradicional”.
Estudio en profundidad de Sāṅkhya Kārikā, Yoga Sūtras, Viveka Chūḍāmaṇi, Bhagavad-Guītā, Upaniṣhads y Brahma Sūtras, con los comentarios (Śhaṅkarāchārya, Vyāsa, Vāchaspati Miśhra, Gauḍapāda, Madhusūdana Sarasvatī, Hariharānanda, Jñānadeva. etc.). En Madrid, Barcelona y a distancia. Desde 2014.
Actualmente (acceso abierto):
- Yoga Sūtras de Patañjali
- Libro II, en Madrid (www.ashtanga-yoga-alcobendas.es)
- Libro I, en Barcelona (curso nuevo; www.jivamuktiyogabarcelona.com)
- Pañchadaśhī (Advaita Vedānta), de Vidyāraṇya Muni, en Barcelona
http://luzdelasescrituras.wix.com/escueladevedanta
luzescrituras@gmail.com
Prensentación de David Rodrigo (Āchārya Jijñāsu)
Se entregó completamente al reconocimiento pleno de sí mismo y de la Verdad desde que en 2008 se fue a Rishikesh, Himalaya, India y dio con su Maestro, Dravidāchārya Rāmakṛiṣhṇan Swāmījī (Shastra Nethralaya Ashram), de la tradición Advaita Vedānta de Śhaṅkarāchārya; discípulo de Swāmī Sarveśānanda Sarasvatī y de su maestro Swāmī Śhānti Dharmānanda Sarasvatī.
Durante seis intensos años de auto-transformación estudió, contempló, aplicó y experimentó con el Maestro, en una relación personal y diaria, la sabiduría liberadora de la tradición revelada en las grandes escrituras completas y originales de las escuelas clásicas de espiritualidad y filosofía en India (ṣhaḍ-darśhana) y sánscrito:
– Advaita Vedānta
– Prasthāna Traya ´Triple Canon´con el comentario de Śhaṅkarāchārya: Bhagavad Guītā, principales Upaniṣhads y Brahma Sūtras. Éste último con Bhāmatī, el subcomentario de Vāchaspati Miśhra.
– Advaita Siddhi, de Madhusūdana Sarasvatī, parte del Bṛihat Prasthāna Traya ´Gran Triple Canon´.
– Prakaraṇa granthas (textos secundarios) como Viveka Chūḍāmaṇi, de Śhaṅkarāchārya; Pañchadaśhī, de Vidyāraṇya Muni; Vedānta Paribhāsā, de Dharmarāja; Siddhānta-leśha-saṅgraha, de Appayya Dīkṣhita; Dakṣhiṇāmūrti-stotra ´Himno a Dakṣhiṇāmūrti´; Pañcīkaraṇa; Tattva-boddha; o Ātma-jñāna-upadeśha-vidhi.
– Yoga Sūtras de Patañjali, con el comentario de Vyāsa, etc.
– Sāṅkhya Kārikā de Īśhvara Kṛiṣhṇa.
– El resto de las escuelas clásicas (astika darśhana): Artha-saṅgraha (Pūrva Mīmāṁsā); Tarka-saṅgraha (Nyāya-Vaiśheṣhika).
– Gramática del sánscrito (vyākaraṇa): Laghu-siddhānta-kaumudī, de Varadarāja (simplificación tradicional del Aṣhṭādhyāyi de Pāṇini).
Fue iniciado además en la Tradición del Yoga Meditación del Himalaya por Swāmī Veda Bhāratī (Swami Rama Sadhaka Grama Ashram, Rishikesh; discípulo de Swāmī Rāma del Himalaya).
En Swami Rama Sadhaka Grama Ashram, Rishikesh empezó a transmitir el conocimiento, la práctica y la experiencia de las escrituras y la meditación; y coordinó Dhyāna Gurukulam, la escuela tradicional del ashram.
En 2014 la vida le trajo de nuevo a España, haciendo disponible directamente -sin vestiduras ni conversiones a lo que no eres-, el conocimiento, la práctica y la experiencia de estas escrituras de sabiduría universal que surgen y conducen a la realización directa e inmediata del Sí Mismo: Existencia, Consciencia, Felicidad misma, sin diferenciación ni transformación, ilimitado.