Principios del Frankensyoga (yoga de serie B)

2016-09-15

Si, como yo, decides hacerte un Frankensyoga o conocerte a ti mismo en plan bricolaje doméstico, tal vez este código deontológico o receta de laboratorio frankensyóguico pueda ayudarte. Procuraré presentárselo ordenadamente. Escribe Roberto Rodríguez Nogueira ‘Yoga Pirata’.

frankesyoga

1- El cementerio está dentro de ti (con perdón)

No es preciso que agarres el capote, la pala, a Igor, y te vayas al camposanto más neblinoso y de lápidas más torcidas y decadentes a desenterrar al último ahorcado.

Los fantasmas no están fuera.

Cuando encuentras la practica meditativa ideal que te refleja perfectamente y es lo que habías estado buscando siempre, acabas de animar un trozo de tu Frankenstein interno. Has dado vida a una parte de ti que la esperaba pero no tenía energía espacio ni oxígeno para expresarse, así que aullaba en la oscuridad caminando a trompicones con los brazos rígidos, palpando las paredes.

Por ejemplo. Yo he sido y soy muy inquieto y movido. Me pasé varios años practicando un yoga basado en postura-descanso que me aportaba un importante bienestar… una de cada diez sesiones, normalmente cuando estaba lesionado o fatigado por practicar otras cosas donde sí que me movía. Las demás veces intentaba creer con abnegación y estoicismo que la abnegación y el estoicismo eran el camino hacia el Nirvana.

Entonces descubrí el ashtanga.

Era perfecto. No tenía tiempo ni espacio interno para pensar más que en lo que pasaba. Expresar todo el movimiento que llevaba dentro me liberaba de toda tensión. Las relajaciones eran sublimes.

Había animado una parte de mi Frankensyoga. Su corazón. Su movimiento. Algo que estaba en mí y penaba por no tener espacio, energía, oxígeno para expresarse. Ahí empecé un gran viaje con mapa en este sitio: (ver Frankensyoga 1).

2- Ten claro tu ideal. Tu guión. ¿Por qué estás en esto? ¿Por qué quieres conocerte?

Esto queda muy bien y todos lo decimos, pero en el fondo es mentira. En realidad es imposible tener un mapa previo perfecto (que le pregunten a Ulises por dónde se vuelve de Troya). Vas porque ya sabes que si no lo haces, el dolor permanecerá sin cambios, no porque sepas adónde y por dónde vas. Aunque debes intentarlo.

Frankensyoga es bricolaje inverso. Deconstrucción del sufrimiento, unificación de los fantasmas interiores. Las dinámicas, los procesos, los mapas, surgen con la práctica, con la intención. Que se hace camino al andar, vaya. No hay cartografías definitivas.

Uno puede creer que la prioridad es su ansiedad, o el dolor del cuello. Está ahí por eso, pero cuando se pone a trabajar y extiende ordenadamente los pedacitos de sí mismo en el laboratorio, se pone a coser y da el chispazo: ZASKA! El dolor de cuello o la ansiedad no están. Ha aparecido algo nuevo, inesperado. Ha aparecido vida.

O lo que es lo mismo, a uno le encanta lo que esta pasando, y puede ser que lo que esté pasando sea que está bocabajo, con la cabeza en el suelo y los pies en el aire, dando zapatetas en el aire como D. Quijote en su penitencia de enamorado. Una de esas cosas  que ni uno ni la literatura jamás ha calificado como de gusto. El mapa era para salir del dolor. El cómo se descubre saliendo.

Básicamente hay un motivo y solo uno para hacer yoga. Haces yoga para sacar del sótano a tu monstruo interno malcosido a pedazos. Papá, mamá, dios, dinero, premio, castigo… cada jirón con su discurso, sus emociones, sus temores y sus deseos, su mundo, su forma de respirar, de moverse y mover tu cuerpo, de dolerse… su vida. Su vida de fantasma.

Los fantasmas están dentro. Ya te lo dije.

Haces yoga para coser lo mejor posible, para unir de la mejor forma posible a ese (mogollón) que piensa dentro de ti tus pensamientos, para aceptarlo y quererlo, para dejar de justificar tus miedos y atreverte a cumplir tus sueños encarando ambos. Para permitirte descubrir cómo la compasión, que empieza dentro sin ser pena por uno mismo, es el pilar de la verdadera fuerza.

O sea, porque duele.

Claro que todo esto, tan complicado, puede aparecerse, manifestarse, poseerte como un dolor de espalda, algo mucho más simple, con menos discurso, y más puñetero.

-Y por que has decidido hacer yoga? -pregunta la profe a la alumna nueva.

-Porque me duele la espalda.

Sin embargo, para aliviar el dolor de espalda también está el pilates, hay escuelas de espalda, de nombre poco equívoco, gimnasias específicas, natación, ejercicios de rehabilitación, entrenadores personales, analgésicos, osteópatas…

La profesora sabe que la alumna vive una metáfora. Su espalda se ha hecho tan presente en su vida que la tiene delante todo el tiempo gracias al dolor y no puede mirar a otro lado. Necesita conocer aquello que va con ella siempre, aquello que ya no puede aguantar más carga. Aquello esencial que  ha dejado atrás y ahora ya no puede dejar de mirar. El ruido y la tensión de las cadenas arrastradas por los condenados fantasmas se ha hecho insoportable. Y necesita el yoga, aunque no sepa exactamente qué mapa está siguiendo para acabar ahí.

-Estás en el sitio adecuado -dirá la profe, que se acuerda perfectamente de que ella empezó también porque le dolía la espalda en el alma.

Hemos hablado de dolor, pero no existe sin su contraparte, el deseo. Si eliges el yoga conviene que asumas que tienes deseos de serenidad, ecuanimidad, sabiduría, tal vez de probadita, inmersión o incluso borrachera espiritual, puede que con experiencias bizarras como viajes astrales, sueños lúcidos, revelaciones, o simplemente encontrar un espacio interno donde los fantasmas no te duelan todo el tiempo. No sabes adónde te llevará, pero algo te dice que es por ahí.

No hay sufrimiento sin deseo, lo mismo que no hay fantasmas fuera. Verdades simples. Conviene conocerlos a ambos, lo que te duele y lo que deseas, porque, y de eso hablaremos otro día, en la tercera parte de esta peli de serie B, suelen ser la misma cosa vista desde lugares o en momentos diferentes. No servirá para trazar un mapa perfecto (ninguno lo es), pero te ayudará a comenzar a poner un pie delante del otro. A eso me refería con “ten claro tu guión”.

Recapitulando:

Asume la responsabilidad de conocerte y reconoce lo mismo tu sufrimiento que tus deseos. Conoce a tus fantasmas. Muévelos.

O: no escapes de tus monstruos. Es tu huida la que los hace así. El error del buen doctor F. fue asustarse y escapar horrorizado de su criatura, no fue error haberla creado. El error nunca es de la criatura.

Roberto Rodriguez Nogueira. Profesor de yoga desde 1992. Escritor y bloguero. Estudia, practica y enseña diferentes enfoque de chamanismo, filosofía y magia.

http://elartedelacalma.com/