Leo el artículo de Consuelo Font en El Mundo titulado «El yoga Iyengar, secreto para la serenidad de Doña Letizia». Celebro no toparme de entrada con los tópicos sobre el yoga que suelen ser usuales en los medios. Luego me quedo pensando en la Reina Letizia y la rigidez… Escribe Pepa Castro. Fotomontaje realizado por la revista Vanitatis.
Sí, me ha gustado leer esto en el artículo: «El Iyengar es un método de hatha yoga creado por el maestro B.K.S. Iyengar (…). Su método, encaminado a la transformación integral del individuo, está basado en la combinación de asanas o posturas de yoga, con el pranayama, disciplina meditativa de respiración yóguica y el pratyahara, o actitud de introversión de los órganos sensoriales…». Nótese que el subrayado en negrita no es mío, sino del original. Bien por Consuelo Font: transformación integral del individuo, this is yoga.
Menos me ha gustado leer en el artículo que esta modalidad de yoga «ha hecho furor especialmente en mujeres entre 30 y 50 años con cargos ejecutivos importantes». ¿Sí? No se explica esta afirmación, pero a continuación se dice: «Perfil que encaja como un guante en la Reina Letizia, que añade en su carácter un perfeccionismo casi obsesivo que le ha conducido a extremar el cuidado de su persona». ¿Insinúa la autora de artículo que la estricta técnica de ejecución de esta modalidad de yoga encaja con la dispicipla, alineación perfecta (rectos andares, diría mi madre) e hípercontención que exhibe la reina en sus compadecencias públicas?
Dejemos las vanas especulaciones ahí. Desde luego el maestro Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar no nos enseñó a cultivar la rigidez, todo lo contrario. Aunque bien es sabido que sí era muy exigente con la práctica («el instrumento de la liberación», Vina Shikha Tantra, 137). Él nunca dejó de practicar, ni se cansó jamás de enseñar: «Cuando practico, soy filósofo; cuando enseño, soy científico; cuando demuestro, soy artista”.
Guruji Iyengar fue un genio total, y no solo del yoga, reconocido unánime e internacionalmente. Propuesto para Nobel de la Paz, considerado uno de los personajes mas influyentes del mundo, suscribo las emocionadas palabras que le dedicó Óscar Montero, profesor de Vedanta y yoga, tras su muerte, acaecida el 20 de agosto de 2014: «No podemos describir en pocas palabras la inmensa aportación y revitalización que el yoga contemporáneo ha recibido de manos de guruji. Sin su gigantesco trabajo y la gloria que ha rodeado toda su vida no podríamos practicar el yoga tal y como lo conocemos hoy. Gracias, Guruji, de todo corazón. Nunca olvidaremos el sacrificio que has hecho por hacer llegar las enseñanzas del yoga a tantas personas».
Reinas incluidas. Como la Reina Madre de Bélgica, por cierto, de quien se dice que el propio Iyengar le enseñó a hacer Sirsasana, la postura sobre la cabeza, a los 82 años.
¿Quién puede hablar de rigideces?
Para leer el artículo original:
http://www.elmundo.es/loc/2016/01/23/56a27e74268e3ea9758b4632.html
Otro artículo sobre la práctica de la Reina Letizia de Yoga Iyengar en Vanitatis: