Hace pocos días, en su último artículo (leer aquí), Joaquín G. Weil invitaba a los lectores de Yoga en Red a enviar su respuesta a esta pregunta. Así lo hizo Carmen, que nos manda este hermosa reflexión.
Inmensa cuestión que viene bien para detenernos, sentir, pensar, expresar.
Mis sensaciones con la prática del yoga han ido evolucionando a medida que he avanzado en la práctica. Al principio buscaba hacer bien las posturas y las sensaciones físicas que me producían, sensaciones físicas a nivel más exterior. Me frustraba con la meditación porque los pensamientos se adueñaban de mí y no entendía cómo gestionarlos, dejarlos pasar.Me iba, y eso me hacía no ser constante.
Poco a poco, a medida que he ido teniendo más constancia en mi práctica, he empezado a tener otras sensaciones con el yoga, y sobre todo con la respiración. Soy más consciente de mí misma, he descubierto mi propio ser, a posicionarme ante mí misma sin tener la necesidad de prestar tanta atención a la postura sino a mi conexión con ella.
Voy sintiendo cómo me integro conmigo misma en la postura, sin espacio ni tiempo, comprendiendo lo que cada postura y cada sesión y práctica me dicen de mí misma y qué me cuenta mi cuerpo.
La práctica del yoga, la meditación, la respiración consciente, todo ello, es un refugio de paz y al mismo tiempo una fuente de energía, de equilibrio pero también de fuerza para afrontar cambios. El cinturón de seguridad y la rampa que ayudan a tomar impulso, el cuidado y la disciplina, descubrimiento y límites.
Om shanti, om paz.
Carmen