Somos espirituales, pero comemos

2015-10-30

Hace algunos años, cuando salí de la editorial en la que dirigía una revista de yoga y otra de psicología, me ofrecieron trabajar para lanzar una «revista de yoga y espiritualidad», formato electrónico de otra de papel, un todo-revuelto de terapias alternativas y esoterismos. Escribe Pepa Castro.

YogaenRed yoga

Durante la entrevista con sus responsables, debatimos sobre los contenidos. Les comenté lo que para mí, como periodista en ejercicio, era una obviedad: que la calidad, diversidad y el espacio dedicado a los artículos era lo esencial para atraer a los potenciales lectores. La respuesta de mis interlocutores jamás la olvidaré, ni su ironía: «Lo que queremos no es hacer una ONG». Me quedó claro cuáles eran sus prioridades, y no me interesaron.

Aquel episodio fue la confirmación de que debía crear una revista por propia cuenta. Así fue como mi socia, Jimena Mas, y yo fuimos alumbrando un proyecto que nos hiciera soñar, pero también del que pudiéramos comer. O, para ser más exactos, que pudiera mantenerse (ni siquiera mantenernos a nosotras) sin tener que renunciar a unos mínimos de calidad y profesionalidad en favor de lo puramente comercial.

Con esto no digo nada nuevo a la gran mayoría de quienes aspiran a ganarse la vida con su trabajo respetable, sea en el mundo del yoga o de la abogacía, por poner dos ejemplos. Sin embargo, parece que cuando se trata de actividades conectadas con temas espirituales no está muy bien visto que uno aspire a cubrir necesidades «materiales» como comer, vivir de su profesión o mantener una pequeña -o menos pequeña- empresa. Es una idea no exenta de cierta hipocresía que sobrevuela la comunidad del yoga y la meditación de occidente, en donde por cierto es bastante impensable sobrevivir, cual shadus, a base de donaciones, como en India.

Yoga en Red, un servicio a la comunidad del yoga

Todo este preámbulo valga para que nuestros lectores conozcan mejor las motivaciones y «entretelas» de Yoga en Red. Tras cumplir tres años de existencia, esta revista es el punto de encuentro de la inmensa mayoría de los practicantes; todos conocen la revista, leen sus artículos y se informan a diario de lo que sucede en el mundo del yoga.

Con mucha frecuencia recibimos palabras de agradecimiento por nuestra labor de divulgación y fomento de este noble sistema de evolución personal que es el yoga, con su riqueza y diversidad. Como periodistas independientes y amantes del yoga, esta es nuestra mayor satisfacción, junto con el privilegio de contar en nuestras páginas con los artículos de los más acreditados expertos de la comunidad del yoga en España.

No, Yoga en Red no es ni una ONG ni tampoco un soporte comercial, pero sí da servicio. La revista (con todo el seguimiento y oferta de servicios gratuitos como la Agenda) se puede mantener gracias a la publicidad de los anunciantes (banners), que nos confían sus clases y cursos para que los divulguemos entre los miles de lectores y amantes del yoga potencialmente interesados. Y la mayoría de estos anunciantes son conscientes de que con sus encargos están afianzando la continuidad de Yoga en Red. Un intercambio equilibrado, de sentido común, en el que todos ganamos: lectores informados, anunciantes y editores.

Ser profesionales, amar lo que hacemos y trabajar lo mejor que sabemos para ofrecer algo útil o que aporte valores a los demás es una noble (y merecida) forma de ganarse el sustento diario. Lo saben bien los profesores, escuelas y centros de yoga, que salen adelante con esfuerzo y muuuuuchas clases a sus espaldas. Desde luego, si les moviera el afán de lucro, está claro que se dedicarían a otra cosa.

Lo que no es nada espiritual no es trabajar para poder vivir dignamente, sino la codicia, el engaño, la manipulación y el abuso de poder.