La Era Acuario fue una ensoñación que encendió en muchas personas infinitas expectativas, luego frustradas y que provocaron amarga decepción en la gran mayoría de los buscadores espirituales serios. Escribe Ramiro Calle.
Se estimaba que un cambio de era traería un cambio real de consciencia, otra manera de ver las cosas y un mundo realmente mejor, basado en la lucidez, la compasión, la solidaridad, la ampliación de la consciencia, el entendimiento claro y la acción cooperante.
Yo nunca me he sentido en esa dirección nada frustrado, debo confesarlo, toda vez que jamás creí que fuera a darse un cambio de consciencia a nivel planetario y tenía la certeza, y la tengo, de que el cambio debe ser individual y de que no hay que perderse en autoengaños, falsas ilusiones o perturbadoras elucubraciones, esperando un mundo mejor que vendrá por sí solo sin que cambie la mente del ser humano.
Si la mente del ser humano no cambia, si continuamos realimentando la ofuscación, la avidez y el odio, ¿qué puede cambiar? ¿Qué tipo de reformas podemos esperar del reformador si no reforma su mente? ¿Y del revolucionario si no revoluciona su consciencia? Ya no hablemos de los políticos, que no suelen ser gente de fiar.
Todo el fenómeno de la Era Acuario, tan manoseado, dio lugar al lado más oscuro de la denominada Nueva Era, donde solo impera la fenomenología oculta, el anhelo de cambios que se produzcan fácilmente sea porque otro nos otorga su «gracia» o el universo nos conceda ese don si se lo solicitamos.
Han fallado el esfuerzo personal, la motivación, la mente clara, el afán bien encaminado; han predominado el amor por lo «milagrero», la falta de consistencia y la ausencia de paciencia y energía. Se han impuesto la superstición, la holgazanería, la mentira sistemática de los que utilizan el discurso pseudocientífico para embaucar y la idea falsa de que hay atajos para llegar al cielo.
No todo lo podía hacer un cambio de era; eso era absurdo, una ensoñación inmadura e infantil. La mutación psicológica es una labor de gran envergadura y que cada uno debe llevar a cabo por sí mismo. La Era Acuario ha traído más guerras, más violencia, más explotación, más desigualdad, más ensañamiento con los animales, más denigración, más avaricia y odio. Sí, han florecido más buscadores espirituales, pero tienen humildemente que hacer su trabajo sobre sí mismos y comprendiendo que cada uno debe encender su lámpara interior.
Muchos se creyeron el canto de las sirenas de la Era Acuario; pensaron que todo vendría dado sin esfuerzo, que la comprensión florecería por sí sola y todo sería jauja. Autoengaño sobre autoengaño, como el que piensa que sin hacer nada podemos mejorarnos o que otro puede liberarse por nosotros.
Confío plenamente en la enseñanza de los grandes maestros de la mente realizada, pero ellos señalan la ruta y uno mismo tiene que recorrerla. Sería un gran contrasentido que lo que un monje zen o un yogui consiguen espiritalmente en treinta años otra persona lo pudiera conseguir con facilidad y ningún merecimiento. Por eso no creo en el neovedanta ni en los neoyogas o neotantras, que prometen el paraíso sin habérselo ganado. Al fin y al cabo, Buda ya avisó: «Tú eres tu propio refugio, ¿qué otro refugio puede haber?».
La Era Acuario no es la que nos cambia por su mágica venida; es la que florece en el corazón cuando uno elimina las corrupciones de la mente y considera que todas las criaturas vivientes forman parte de su familia. Como idea, la Era Acuario ha sido un manifiesto y deplorable fracaso, igual que este que llamamos «mundo civilizado». ¿Hasta cuando vamos a creer en cuentos en lugar de trabajar sobre nosotros para dejar de ser homoanimales y convertirnos en verdaderos seres humanos? Sigo pensando, como entonces, que una persona sin la Enseñanza (el Dharma) es nada.
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
Mira el Facebook de Ramiro Calle:
https://www.facebook.com/pages/Ramiro-ACalle/118531418198874