La palabra paciencia, del latín patientia, significa tranquilidad para esperar. Se la relaciona con calma y tranquilidad, dos conceptos difíciles de mantener en nuestra vida diaria, que parece impulsarnos constantemente a la intranquilidad física y mental. Escribe Gopala, profesor de la Escuela de Yoga Sivananda.
La paciencia también se relaciona con la perseverancia en nuestros actos, es decir con la virtud de sostener cierto esfuerzo o insistir para conseguir una cosa o para alcanzar un fin.
La paciencia es necesaria para fortalecer la constancia, para no volver la cara atrás, y es vital para continuar siempre hacia delante.
La paciencia es también la capacidad para padecer sin desesperarse, es la resignación ante cualquier tipo de contratiempos en la vida cotidiana.
«Soporta el insulto, soporta la ofensa; es el Yoga Supremo»
En este sentido Swami Sivananda sintetizó su teoría del Yoga cuando dijo: “Soporta el insulto, soporta la ofensa; es el Yoga Supremo”. Soportar el insulto y la ofensa deben entenderse en el más amplio sentido de la palabra, en el sentido de cualquier obstáculo no deseado en nuestro camino del yoga.
La cuantificación de la práctica del Yoga
Muchas veces, especialmente cuando llegamos a un centro de yoga, preguntamos:
-¿Cuántas veces tengo que venir para que el yoga me sirva?
-¿Dos, tres veces por semana, todos los días?
-¿Es mejor hacer unos cursos de iniciación o ir directamente a las clases ordinarias e ir aprendiendo?
-¿Tengo que practicar en casa o mejor hacerlo solo en el centro?
-¿Tengo que hacerme vegetariano y cambiar la dieta de toda mi familia?
En nuestra vida tenemos cuantificada y medida la casi totalidad de nuestras acciones, de nuestros pasos, y al principio no solemos considerar el yoga como algo diferente en el espectro de la cuantificación y de la medida del tiempo.
El Yoga va más allá del tiempo y del espacio
Pero el camino y la práctica del yoga, como cualquier otro sendero de conocimiento, van más allá del tiempo y del espacio y difiere del resto de las actividades y rutinas que emprendemos a lo largo de nuestra vida diaria.
Necesitamos obtener los logros de nuestra práctica de forma inmediata. Así lo exige el tiempo en el que vivimos, en el que la pausa vital, la constancia, la perseverancia, la tranquilidad y la paciencia no son precisamente las virtudes que se exponen en la publicidad que nos bombardea cada día.
Hoy todo tiene que ser inmediato, cualquier dieta, cualquier nuevo deporte, juego, o actividad de ocio, debe tener efectos sorpresivos, como el rayo.
-Libros resumidos para alcanzar logros intelectuales que llevan años de aprendizaje,
-Posibilidad de perder varios kilos en cinco días sin pasar hambre,
-Conocer la actualidad en cinco minutos sin esfuerzo,
-Conseguir una profesión rentable en tres meses…
y cuántos ejemplos más.
Atajos para todo
Swami Sivananda dijo que no existe ningún atajo en el camino espiritual. Tenemos que realizar una práctica constante. No solo durante semanas y meses, sino durante años y lustros.
Es siempre mejor practicar una vez en semana durante diez años, que cinco veces al día durante tres meses y olvidarse de vuestro centro de yoga para siempre.
¿Cuánto tiempo tengo que practicar yoga cada día?
Una vez preguntaron a Swami Vishnudevananda:
-Swami, ¿cuánto tiempo tengo que practicar yoga cada día?
Él sonrió, como hacía habitualmente y dijo que el yoga no era una práctica ajena que tuviéramos que llevar a cabo de forma separada, acercándonos a un concreto lugar, a un centro de yoga, sino que debía incorporarse a nuestra vida las veinticuatro horas de cada día.
- Porque respiramos todo el día y la noche y si lo hacemos con constancia y conciencia, cada segundo de nuestra vida… estamos practicando pranayama, estamos practicando yoga.
- Porque nuestro cuerpo puede estar relajado y en armonía con nosotros mismos, como norma, si aprendemos a trasladar las técnicas de control muscular de savasana y el embrión, a nuestros movimientos y a nuestros descansos diarios.
- Porque una vez aprendemos e interiorizamos los asanas podemos caminar en la calle coordinando nuestra respiración con el movimiento para tranquilizar nuestra mente, porque podemos ver las noticias en la televisión y leer el periódico sentados en una postura adecuada, como en semiloto o en la mariposa, en lugar de estar repanchingados en el sofá inquietando nuestra columna vertebral.
- Porque podemos simplificar la ingesta de alimentos, tendiendo a una dieta en la que las sustancias nocivas y poco naturales vayan desapareciendo poco a poco de nuestra rutina alimentaria
- Porque, en última instancia, nuestra mente tenderá a positivizar todos nuestros pensamientos y a acercarnos a la meditación. Esta es la actividad más sutil, interiorizar la presencia de los maestros y la repetición de los mantras, coordinarla con la respiración lenta, constante y consciente cuando caminamos, cuando esperamos en la cola del supermercado, cuando permanecemos en la consulta del médico, cuando nos trasladamos al trabajo, a la escuela o al cine, en el metro o en el autobús. Esto nos acercará cada día la meditación.
No hay un Yoga exprés
El yoga no es una práctica milagrosa con efectos instantáneos, no existe ningún atajo en el camino espiritual que es el yoga. Puede serlo, pero no necesariamente, o al menos no en el sentido de la inmediatez publicitaria de la que hablábamos antes.
Nunca un buen profesor de yoga te dirá:
-aprende la postura de la cabeza en cinco lecciones,
-aprende a ser vegetariano en tres días, sin prescindir de ninguno de tus platos favoritos,
-consigue retirarte en una cueva de los Himalayas, asistiendo a dos meditaciones.
Yoga y paciencia
Swami Sivananda dijo de la paciencia y de la perseverancia:
-Debemos cultivar la paciencia en nuestra práctica.
-No os dejéis turbar por las dificultades: soportarlas pacientemente.
-Tened paciencia y voluntad diamantina e incansable perseverancia.
-Quedaos en el mismo lugar y sed fieles a un solo maestro espiritual, a un método, a un sistema de yoga. Sea el que sea.
-La sadhana, la práctica espiritual es un proceso de por vida difícil y laborioso. Es una espiral en la que al principio se necesita mucho esfuerzo, pero gradualmente el círculo se va estrechando y el esfuerzo es menor.
-Cuando te sientas en un asana a meditar te quieres levantar enseguida no porque te duelen las piernas sino por la impaciencia.
-Confiad en vosotros mismos.
El Yoga como parte de tu día y de tu noche
Hoy nos pedimos tener paciencia en nuestra práctica para hacer de las pequeñas cosas y prácticas que aprendemos cada día un verdadero sendero perseverante. De esta forma el yoga se hace parte de nuestra vida y de nuestra muerte.
Esto significaría que habríamos aprendido el mensaje de Swami Sivananda:
El progreso espiritual se produce principalmente de un modo silencioso e imperceptible,
como suave abrir de un capullo que se convierte en flor durante las horas de la noche.
No te desanimes con la idea de que no estás progresando.
Alcanzar el éxito en el Yoga está dentro de las capacidades de cualquiera. Lo que requiere es una devoción sincera y una práctica constante.
Om Tat Sat
Gopala, profesor de la Escuela Sivananda
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