Hace unos días, la periodista Natalia Martin Cantero nos pidió unas opiniones para el estupendo blog Verne, de El País (ver el enlace al final), en el que participa siempre con buenos artículos. Le interesaba hacer una valoración del interés que despierta el yoga en España, si se ha producido un crecimiento y por qué razones. Y esta fue nuestra respuesta completa…
Hoy, la opinión más generalizada es que la principal motivación que lleva a las personas a las clases de yoga es la salud. Mejorar dolores de espalda y reducir la ansiedad son dos objetivos que los principiantes citan con frecuencia. Aunque la mayoría son informados puntualmente por sus instructores de que las técnicas del yoga pueden ir mucho más allá, ya que intervienen sutilmente en el bienestar cuerpo-mente a través de las posturas corporales o asanas, de la respiración, la meditación y otras prácticas menos conocidas.
Si bien las asociaciones del sector no disponen de cifras «oficiales», la idea generalizada es que el yoga ha sido en los últimos años un fenómeno emergente en España, como lo fue antes en otros países de nuestro entorno.
Han crecido los centros y escuelas que ofrecen clases prácticas y formación de instructores y profesores; han crecido éstos últimos y, por supuesto, los practicantes, desde los ocasionales de 1-2 días semanales que buscan alivio al estrés o al dolor de espalda, a los comprometidos con el estilo de vida y filosofía que el yoga tradicional propugna.
Muchos conocidos yoguis españoles se quejan de que esta popularización del yoga en España tenga que ver con la proliferación de ofertas de estilos y prácticas que, abusando de la palabra «yoga», no siempre son respetuosos con esta tradición milenaria, aunque sean consumidos con avidez en el mercado del culto al cuerpo. Ciertas voces alertan incluso de que el yoga tradicional también se está corrompiendo o adulterando.
Otros yoguis españoles no menos conocidos moderan el tono y recuerdan que en otros países ya se ha pasado por ahí y que, tras el caos, regresa la cordura. Finalmente, dicen, muchas personas que se han acercado al yoga por razones más o menos espurias (simple método de relajación o de fitness), quedarán enganchadas y seguirán cultivándolo a lo largo de su vida.
¿Qué piensan los españoles del yoga?
Y los españoles qué todavía no lo practican ,¿qué piensan del yoga? En nuestra opinión, todavía mucha gente ha oído hablar de yoga sin saber muy bien de qué va. Pero lo mismo sucede con otras muchas cosas; es cuestión de cultura, o de interés, o de nivel de información. Sin embargo, tenemos la impresión de que los prejuicios relacionados con el origen indio del yoga (cuyas tradiciones impregnan todas sus enseñanzas) van debilitándose, a medida que ese nivel de información va creciendo.
En paralelo al yoga, la popularización de prácticas como la meditación o su adaptación occidental, el mindfulness, presente incluso en estudios universitarios, es otra prueba de que estas prácticas introspectivas que persiguen la felicidad dentro de uno mismo, van extendiéndose como marea que busca volver a confiar en valores más espirituales y humanistas.
En este sentido cabe apuntar que cada vez más colegios de toda España incluyen enseñanzas del yoga, no ya como actividad extraescolar, sino como parte de los aprendizajes (relajación, control emocional, convivencia, introspección) propios de una educación holística.
¿La crisis ha tenido algo que ver con el auge del yoga? Tal vez , y no es ingenuo pensarlo, el sistema de vida que propone el yoga se está abriendo cada vez más camino como alternativa (¡milenaria!) a un creciente deseo generalizado de regeneración y de vuelta a los valores que nos hacen seres humanos.
Para leer el artículo completo de Natalia Martín Cantero en Verne/ El País:
http://verne.elpais.com/verne/2015/06/19/articulo/1434726062_813920.html