Mediante las técnicas del hatha-yoga y de la meditación, el yogui aprende a armonizar sus principios vitales. Este trabajo no es solo para lograr salud, sino en especial para acceder a dimensiones de la mente que permitan captar la real naturaleza interior o el ser. De esto nada saben ni quieren saber los pseudoyogas. Escribe Ramiro Calle.
Prana es energía, aliento, ánimo, respiración, fuerza vital o vitalidad. Todas las funciones psicosomáticas operan gracias al poder de prana, que corre por las venas y se estabiliza en el pericardio durante el sueño profundo.
Prana hace posible el pensamiento, la percepción, la acción. Prana configura el cuerpo sutil, que es una contraparte del cuerpo físico. Es el vínculo entre la mente y el cuerpo. Mediante el control de prana se estabiliza manas (la mente). Prana y manas estás estrechamente interrelacionados, como un jinete y el caballo. Mediante el dominio de la mente, se regula prana; mediante el control sobre la respiración, se estabiliza manas.
Las fuentes principales de prana son: la respiración, el alimento, el sueño profundo, el descanso y las impresiones mentales positivas. Somos un universo en miniatura o una réplica del universo, y tambien un gran acumulador de prana. El yogui aprende a conservar y enriquecer la energía, evitando dispersarla inutilmente. De la energía depende el poder interior que tanto valora el yogui. Mi buen amigo Babaji Sibananda de Benarés (autor del libro El Misterio del Planeta, editado por ELA) insistía en lo importante que es el poder interior para el yogui y que tiene que cultivarlo y entrenarlo. Prana tambien es consciencia y en la medida en que uno está más consciente y autoconsciente, prana se intensifica. Prana es asimismo la fuerza sexual. El yogui aprende a equilibrar mente (manas), prana o energía vital y la libido o función sexual.
El verdadero hatha-yoga es un manantial de prana. Los asanas o «siluetas» mantenidas estimulan la energía vital y ayudan en la interiorizacion, equilibrando el sistema nervioso. Mediante el control sobre el cuerpo se llega al control sobre la mente. Los asanas inciden tanto sobre el cuerpo físico como sobre el cuerpo energético y la sustancia mental
Pranayama es la regulación precisa y consciente del prana a través de determinados y muy verificados ejercicios respiratorios, donde juega un papel especial la fase de retencion (khumbaja). Mediante la fase de retención, se logra un estado de inspiradora introspección y se energetiza el cuerpo físico y el cuerpo energético (linga sharira). La conquista del aliento, dicen los yoguis antiguos, conduce a la conquista del yo profundo. El prayanama es una ciencia muy elaborada, pero la mayoría de los instructores de yoga en Occidente la desconocen y subestiman. Mediante los ejercicios de pranayama se unfician las energías dispersas.
Aire vital y pranayama
La energía cósmica o Shakti se constela en el ser humano como energía vital o prana y energía espiritual o kundalini. Prana es energía dinámica y Kundalini energía estática que hay que desplegar. Sin prana no hay vida. Al morir, prana abandona el cuerpo. La primera unidad de vitalidad o energía es prana. Eso significa este término. Hace posible el llamado aire vital, que el yogui aprende a canalizar mediante las técnicas del yoga. Por ejemplo, los shatkarmas son técnicas de limpieza o higiene corporal que también activan un flujo de energía más activo y armónico.
Prana adopta en el ser humano una doble polaridad: energía masculina (Ha) y energía femenina (Tha). El hatha-yoga trata de equilibrar estas dos formas de energías, conocidas como energía solar y energía lunar. Se trata asimismo de armonizar la energía catabólica y la anabólica, los impusos centrífugos y los centrípetos. Nada hay de gratuito en el trabajo consciente del hatha-yogui sobre sus cuerpos físico y energético.
Mediante la puesta en práctica de las técnicas del hatha-yoga y de la meditación, el yogui aprende a armonizar sus principios vitales. Este trabajo no es solo para lograr salud, sino en especial para acceder a planos más elevados de consciencia y servirse del cuerpo físico y del cuerpo energético como herramientas para acceder a dimensiones de la mente que permitan captar la real naturaleza interior o el ser. La energía universal fluye por el cuerpo, vehículo del ser, y el yogui trata de servirse del cuerpo, «el templo del Divino», como medio para ir más allá del cuerpo y conectar con la naturaleza original.
De todo esto nada saben ni quieren saber yogas falseados como los «yogas» atléticos o el yoga-fitness o el Bikram-yoga u otras formas de yoga tan desdibujadas o aguadas como distorsionadas y que se convierten en pseudoyogas que dan la espalda, inexcusable e inescrupulosamente, al verdadero sentido, significado, propósito y alcance del yoga auténtico.
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
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