La transformación viene de la práctica, de la acción, de la aplicación de la energía en un hecho concreto. Otras cosas podemos hacer: hablar de yoga, decir que vamos a ir a yoga, que hacemos yoga o que queremos hacer, pero lo que realmente va a crear efectos y cambiar la realidad es la práctica concreta y consciente. Escribe Pablo Rego.
El gran Swami Sivananda dijo que “un gramo de práctica pesa más que una tonelada de teoría”, y es porque la práctica es lo que transforma la realidad que queremos transformar más allá de la conceptualización mental de la misma.
Para que nos pasen cosas diferentes es necesario realizar acciones distintas. Cuando buscamos en yoga una actividad para cambiar algunos aspectos de nuestra realidad -insatisfacción permanente, nerviosismo, debilidad física, dolores permanentes, ansiedad, sobrepeso, rigidez, estados emocionales como la ira o la depresión, enfermedades declaradas o que comienzan a manifestarse, etc.- lo primero es la práctica, con todo lo que ello conlleva.
Darnos el tiempo para realizar periódicamente una sesión de yoga es abrir una grieta en la realidad que no nos conforma para comenzar a cambiarla. Esos momentos dados a relajarnos, a concentrarnos en nuestro ser, a viajar hacia adentro, son pausas en el tiempo para que podamos sentirnos de otra forma. Y en ese estado, realizar los ejercicios concretos, usando nuestro cuerpo y sus recursos, orientando la mente hacia un destino de realización y bienestar, nos conduce a vivir la realidad desde otro lado, como otra experiencia.
La transformación es un camino consciente, que sólo es posible con el aprendizaje de unos nuevos hábitos que nos ayuden a dominar nuestra conducta y emociones, nuestro sistema nervioso, fortalecer la voluntad para comenzar a elegir de apoco otras experiencias.
Y todo el tiempo estará ahí ese espacio dedicado a la práctica, ya que es en ella que se va creando la nueva percepción que nos puede llevar al cambio o al equilibrio físico, mental y/o emocional en el resto de nuestra vida.
Las posturas (asanas) de yoga están pensadas y diseñadas para movilizar la energía que se aloja en las fibras musculares de todo el cuerpo, tanto en órganos como en músculos estructurales. Las combinaciones de ejercicios y respiración consciente desarrollan el poder metabólico del cuerpo, creando un ámbito cada vez más saludable para nuestras células y su desarrollo. La relajación profunda y la meditación actúan sutilmente en la organización equilibrada de los centros de energía y su armonía.
La constancia y la paciencia son sin dudas necesarias para llegar a percibir verdaderos cambios en nuestro ser. Lo bueno es que el yoga nos proporciona herramientas para lograr esos estados, y si los dejamos actuar conseguiremos crear un círculo virtuoso que nos impulse a conseguir el cambio a mediano y largo plazo.
De a poco, la práctica del yoga nos va llevando a nuestro equilibrio original, y cuando esta práctica se transforma en un hábito podemos mantenernos allí mucho más fácilmente. Y al estar en nuestro centro, podemos elegir desde allí, podemos actuar desde ese lugar para conseguir que las cosas que hacemos, las relaciones que podamos tener y la forma en la que nos relacionamos con las personas y situaciones que nos rodean se adecuen mucho más a nuestras necesidades verdaderas. Por lo que conseguiremos, a través de ese camino, construir un mundo en el que podamos encontrar mucho más bienestar y, por qué no, felicidad.
Pablo Rego es profesor de Yoga (Federación Internacional de Yoga). Terapeuta Masajista Integral. Diplomado en Ayurveda
Más información: http://yogasinfronteras.blogspot.com.ar