«Para mí, el yoga es compresión, adaptabilidad, apertura, entrega, aceptación y conciencia. Después de mucho tiempo practicando y enseñando, me di cuenta de que podía profundizar en aspectos más sutiles… y comencé a practicar Yoga Iyengar, a estudiar y ahondar en este método debido a una lesión en la rodilla». Escribe Silvia Jaén.
Gracias a los soportes y la técnica que le caracteriza, se abrió en mí un abanico inmenso de posibilidades a la hora de ahondar en mi práctica personal y mi enseñanza.
La necesidad de ayudar junto con la sensibilidad que me ha aportado el yoga me llevaron a mirar más de cerca y observar cómo respondían los cuerpos a la hora de ajustar con precisión y cuidado a alguien que estuviera lesionado ¡Era sorprendente la evolución que podía ver cada semana, cada mes, en ellos! Evidentemente al haber cambios físicos observe que los había también a nivel emocional y mental.
Sin duda, cada vez más me daba cuenta de lo grande que es el yoga. Mis clases empezaron a tomar un rumbo diferente.Los alumnos afectados de alguna limitación o molestia física me pedían series que ellos pudieran practicar para su molestia y poder seguir avanzando.
Realice durante mucho tiempo series adaptadas a diferentes patologías, incluso retiros enfocados a esto especialmente. Entre mis clases diarias había una en especial en las que asistían las personas con su serie personal y practicaban mientras yo iba corrigiendo y chequeando la evolución de su práctica.Cada mes la serie se modificaba según los avances de los estudiantes.
Realmente fue un trabajo maravilloso, ¡duro e intenso! Disfrute mucho haciéndolo .Realmente me sentía muy bien, feliz.
Al cabo del tiempo comencé a impartir clases personales, haciendo lo mismo que entonces pero individualizado. Con la ayuda de un gran amigo y profesional quiropráctico podía contrastar y ver la evolución de los estudiantes con sus afecciones.El resultado fue impresionante: la evidencia de que el yoga es grande quedaba patente. Todo ello junto a la constancia, disciplina y actitud de los practicantes, claro está.
En mis clases privadas se establece un contacto directo con el estudiante.Es importante que haya claridad en cuanto a su lesión se refiere: cuál es la zona afectada, cómo se siente y qué sensaciones produce a nivel anímico.
Es fundamental que haya compromiso para la práctica.Indudablemente esto es muy importante para que exista un trabajo conjunto y se pueda avanzar en ella. A partir de ahí comienzo a hacer un trabajo meticuloso viendo cómo el cuerpo del practicante va respondiendo y utilizando ajustes y soportes que permitan realizar una práctica segura y restaurativa.
Para mí, la idea de estas clases no es que todo el esfuerzo y trabajo se queden en ellas, sino que el practicante realice su sesión sólo, desde lo aprendido, y pueda ir corrigiendo y madurando su práctica. Que llegue a ese momento que le permita conocer, saber, sentir cómo responde su cuerpo y su mente… Es un momento íntimo y delicado a la vez que intenso y lleno de sensaciones diferentes. Al volver a reunirnos en nuestra sesión se puede observar con claridad la evolución en su práctica, viéndose también un avance a nivel físico y mejora de su estado.
Durante este tiempo he tenido la oportunidad de ver resultados realmente increíbles. Es apasionante sentir y ver cómo el yoga junto con el trabajo y actitud del estudiante obtiene sus resultados.Realmente es maravilloso.
Cada día siento con más claridad lo que supone el yoga en mi vida, aunque también sé que queda mucho por descubrir… Y eso lo hace más bonito y especial aún. Me infunde respeto, gratitud y un amor incondicional.La humildad con la que recibo la práctica en mí hace que no llegue a «controlarla» ni a «subestimarla».Es algo muy grande, sagrado.
Animo a todos los practicantes a seguir, a no parar de descubrir, de sentir… A seguir respetando su práctica porque tenemos la gran suerte de que grandes maestros nos la han mostrado tal cual es, y gracias a ellos podemos experimentar desde la humildad todo lo que supone la práctica de yoga: cambio, evolución y un gran encuentro con uno mismo.
Silvia Jaén es profesora de yoga desde hace más de 15 años y con 20 años de práctica personal. Actualmente imparte clases, cursos y talleres en Madrid y otras ciudades de España. También dirige su propia Formación de Profesores de Yoga.
Más información: https://silviajaen.com
Clase Especial Profesores
Clase dirigida especialmente a todos los profesores que deseen continuar su formación y mejorar tanto en su propia práctica como en la pedagogía para impartir sus propias clases.
Cuándo: domingo 12 de abril, de 10:00h a 12:00h
Imparte: Silvia Jaén T 619244785
Precio: 30 €
Dónde: Yoga14 Studio. Madrid www.yoga14studio.com