Entrevista con Habib BA, director de Escola Yogavida, profesor de yoga, meditación y relajación; formador de profesores de yoga de la AEPY.
Si el yoga no nos hace solidarios, ¿de qué nos vale? Habib BA, maestro querido y admirado en el mundo del yoga, a cuya práctica y enseñanza ha entregado toda su vida, necesita nuestra ayuda. Habib padece la enfermedad de Lyme, que coincide en muchos de sus síntomas con ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Si entre todos aportamos un granito de arena, podría costear el tratamiento y salvar su vida.
Esta enfermedad, si se trata debidamente a tiempo, es curable. Pero la Seguridad Social no cubre el tratamiento, que debe ser privado. La recuperación de Habib BA, yogui consecuente, maestro y formador de profesores de yoga por la AEPY, dependerá del tiempo que ha tardado en diagnosticarse y que no se hayan desencadenado de manera crónica otros trastornos o disfunciones. La urgencia en recibir el tratamiento es lo prioritario.
Toda la durísima experiencia que está atravesando Habib está reflejada en el blog solidario que han realizado Mayte Criado, directora de la Escuela Internacional de Yoga; Geni y David, directores de Escuela de Yoga Sanamantra; Sílvia González, profesora de Escola Yogavida, y otros alumnos y amigos de Escola Yogavida de Barcelona. Os recomendamos vivamente la lectura de este blog, lleno de amor y de yoga:
http://amigoshabibba.blogspot.com.es/p/habib-y-el-lyme.html
Entrevista con Habib BA
Hace unas semanas, Mayte Criado, entrañable amiga de Habib desde hace años, conversó con él y le transmitió amablemente las preguntas de Yoga en Red:
¿Qué ha supuesto para ti este último año y medio?, ¿qué puedes contarnos sobre ello?
Ha sido y está siendo el tiempo más duro de mi vida, a todos los niveles. Es un proceso que ha cambiado radicalmente mi visión de la vida, de la conciencia, de la paciencia, de la humildad y del yoga.
Desde hace un año y medio estoy practicando el yoga más duro y más elevado, aunque realmente yo no estaba consciente ni preparado para ello. Llevo casi un año sin poder moverme, no practico yoga como lo hacía antes. Ahora me encuentro casi todo el tiempo en pratyahara, dharana y dhyana, y de vez en cuando mi mente se sumerge en el samadhi, la integración, en un espacio no escrito y no hablado. Me encantaría, más adelante, desarrollar este tema del espacio no escrito y no hablado en otra entrevista o incluso en un libro.
A ese espacio, mi queridísima hermana Treya lo definió en su libro Gracia y coraje, del que recomiendo encarecidamente su lectura, como “el país del no saber”. Es muy difícil expresar eso con palabras, aunque me gustaría poder hacerlo.
Sigo trabajando para filtrar esta experiencia hacia mi sanación personal, pues la tomo como un proceso durísimo de autosanación, una misión que me han encomendado muy inesperada. Yo personalmente ya no tengo palabras para definir esto. Esta enfermedad en principio la diagnosticaron como ELA, y recientemente como Lyme, una enfermedad curable y con muchas posibilidades de volver poco a poco a la naturalidad, que no a la normalidad. Porque no quiero volver a la normalidad; la normalidad me aburre enormemente. Si me dan a elegir entre morirme ahora mismo y volver a la normalidad, elijo morirme.
¿A qué llamas normalidad?
Normalidad es la vida mundana, corriente, estresante, falsa e hipócrita incluso en el mundo del yoga y en el mundo espiritual, ya que hay más distracciones que atenciones. No quiero volver a eso ni muerto. Quiero volver a esta vida que he escogido y por la que he luchado para entrar gradualmente en el proceso de ir a de una mente confusa agitada y dispersa a una mente centrada y clara, para poder armonizar el pensar, el sentir y el actuar, como es natural.
Cuando uno vive una experiencia como la que yo estoy viviendo, muere en vida y luego resucita y renace de nuevo y, por lo tanto, la normalidad y la mundanidad se integran en Lo que Es, como una totalidad: amor y sanación.
¿Por qué decías que tu visión del yoga ha cambiado, en qué sentido?
En primer lugar porque aquí, en Occidente, según mi punto de vista, la forma como enfocamos el yoga es más una distracción que otra cosa, pues realmente no estamos en su esencia y tradición, y casi siempre se practica para conseguir unos objetivos inalcanzables para la mayoría de nuestras mentes ordinarias, en lugar de prepararnos para una experiencia transformadora, una experiencia liberadora, de autorrealización, de lo que somos realmente.
Dios quiera que pueda volver a la naturalidad. Mi visión de transmitir el yoga va a cambiar radicalmente, respetando la esencia, pero apartando lo que distrae y aumentando la atención sobre la vida cotidiana.
¿Y cómo te sientes en este momento de vida?
Me siento muy cansado. Esa palabra ha vuelto a mi vocabulario porque desde hace un año no duermo con normalidad y no puedo descansar ni de noche ni de día. Me siento fuera de lugar, fuera de espacio para hablar, para escribir. Me siento un poco fuera de este mundo ya. Pero cuando se cierre esta experiencia voy a expresar muchas cosas…
¿Cómo crees que se te puede ayudar en este momento?
Me puede ayudar sobre todo el cariño, el compañerismo, la hermandad. La amistad auténtica no tiene precio, no tiene valor, y siempre la considero por encima de todo. He intentado, como ser humano con todas mis dificultades, cumplir con ello. Lo primero es este reconocimiento de que somos hermanos, amigos y compañeros de camino.
Y con este diagnóstico de Lyme estamos muy esperanzados, yo personalmente y muchos amigos, compañeros y alumnos que me están ayudando desde que se inicio esta experiencia. Y ahora más que nunca necesito ayuda económica para el tratamiento, que es privado y costoso. Necesito que algunos hermanos que estén en la senda del yoga, sea de la rama que sea, y otros hermanos de cualquier otra tradición o religión, de cualquier camino que lleve al corazón, puedan ayudarme para el tratamiento que acabo de empezar.
¿Y cómo es la situación del yoga en este momento actual?
Lo que veo no me gusta, pero respeto el trabajo digno de cualquier hermano y hermana de cualquier línea, de cualquier escuela, aunque discrepo muy cordialmente de algunas cosas. He aprendido mucho, tanto en la dimensión mundana como en la espiritual, aunque deberían ser la misma en el corazón. Cuando se separan, nos justificamos intelectualmente de muchas maneras y creamos una gran confusión. Quizás por eso en el yoga actual se hace mucha fusión que crea mucha confusión, porque, por desgracia hay muchos que viven del yoga, pero no viven el yoga en la vida cotidiana, lo viven sólo profesionalmente. La situación ha llegado al extremo de querer hacer del yoga algo políticamente correcto y esto me parece muy grave, teniendo en cuenta la finalidad real del yoga. El yoga desde hace ya mucho tiempo o se ha banalizado o se ha mitificado, y pocas veces se encuentra el camino de en medio. Y lo peor de todo es cuando algunos quieren ya politizarlo, ahora con fines totalmente egoístas y egocéntricos.
Sé que algunos compañeros me han calificado de místico y de enseñar un yoga místico, en sentido peyorativo. Yo, sinceramente no califico el yoga de esta manera, sólo estoy intentando hacer bien mi trabajo como profesor y formador, y compartir mi experiencia que he recibido y vivido y estoy recibiendo y viviendo del yoga y de la vida.
Me consta, también, que hay muchos amigos y amigas que están haciendo un trabajo magnífico en el yoga en este país y espero que si algún compañero no comparte su punto de vista conmigo no se sienta ofendido, y si es así, le pido perdón desde el corazón brindándole la posibilidad de reconciliación y colaboración.
¿Y cómo se podría resolver la actual situación del yoga?
Con mucho amor, silencio, paciencia… Con un trabajo muy humilde que genere lazos de compañerismo, de corazón, entre todos los que estamos en contacto con el mundo de yoga, para estar más atentos y no aumentar la distracción sino la atención. Y cuanto más atención, menos confusión habrá en el mundo del yoga. Este es un trabajo muy grande, pero poco a poco podremos acercarnos a ello entre todos, porque es un trabajo de todos los que estamos implicados. Llevo años en esta dirección, aportando mi granito de arena, y cuando me recupere todavía voy a aportar más a los amigos que encuentre por el camino del yoga, del corazón. Ahora no puedo, pues estoy muy centrado en mi proceso de recuperación, sanación y de amor. No creo que haya un proceso de sanación sin amor, y no se crea amor sin sanación, porque según mi sentir, el propósito y el sentido primero y último del yoga y de la vida es servir al otro en su proceso de autosanación.
Estoy muy agradecido de que me podáis brindar esta oportunidad de expresar con palabras muy torpes lo que estoy viviendo de una manera muy complicada. Estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para llevar a cabo esta misión, o esta enfermedad, o esta experiencia, o esta invitación de la vida, como lo han definido algunos, y espero ser digno de cerrarla para bien de mi alma y de mi espíritu. Y para la reconciliación de todos los corazones y almas de todos los hermanos en mi camino.
¿Qué deseos hay ahora en tu corazón?
Yo espero que este sea un proceso de sanción. Me encantaría dedicar lo que me quede de vida a ser un profesor de yoga de sanación, un sanador de corazón, porque daré un sentido y un propósito grandísimo a lo que estoy viviendo y experimentando desde hace un año y medio, que, como ya he dicho, no hay palabras para definirlo.
Quiero reconciliarme conmigo mismo, con mi alma, mi corazón y espíritu, con mi sentir más profundo y con cualquier ser humano que está en el camino. Quisiera acercarme, compartir y reconciliarme con todos los que me han entendido y los que no. Aunque estoy sufriendo mucho de cuerpo y espíritu y de toda circunstancia, no como decían los grandes yoguis que cuanto más sufrían salvaban a más almas, yo me conformaría con mi propia alma y con todas las almas que se han cruzado y siguen cruzándose conmigo en esta vida, hasta el último respiro. Espero que así sea, porque estoy abierto a la reconciliación absoluta y total conmigo mismo y con todos los hermanos y hermanas, desde el más sabio hasta el más torpe. Al reconciliar el alma yo me daré por satisfecho y bendecido por la tierra y el cielo.
Gracias a todos, salud y paz. OM SHANTI SHANTI OM.